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Innocent Saturday

Drama El sábado 26 de abril de 1986 la torre de un reactor nuclear explota en la central nuclear de Chernóbil. La dirección del partido minimiza el incidente, pero Valery Kabysh, antiguo batería convertido en un fiel funcionario del partido, observa el pánico de los responsables y comprende que cada segundo cuenta. Esta es la auténtica historia de su huida fallida. Valerij intenta irse de la ciudad con la mujer que ama y sus amigos músicos, ... [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
4 de febrero de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película comienza con un ritmo vertiginoso que pocas veces he visto en otra cinta. Te da la sensación de querer escapar junto al protagonista Valery Kabysh y su novia Vera, de Chernóbil, Ucrania, cuya central nuclear acaba de explotar, enviando a sus alrededores miles de millones de toneladas de dañina suciedad radioactiva.

Los primeros minutos se centran en sólo esa tarea, escapar. Hasta esta parte “Innocent saturday” funciona perfectamente, mostrando como la población estuvo al margen -de manera inocente- de los drásticos hechos que sucedían a pocos kilómetros de sus hogares, trabajos, bares y escuelas. En efecto, resulta impactante ver como el protagonista Valery, miembro del Partido Comunista y uno de los pocos conocedores de la tragedia, tiene que mantener un pacto de silencio (dictaminado por las directivas del mismo PC) para no divulgar lo que sucedía en torno a un desastre nuclear que segundo a segundo consumía la vida de los habitantes de la población, los cuales seguían llevando cotidianamente sus respectivas vidas.

El clímax de la película muestra la desesperación y la casi locura a la que llega Valery al ver frustrada su huida junto a Vera de la militarizada ciudad y por ende, la asimilación de su casi consecuente condena a muerte. Digamos que hasta esta parte la cinta entretiene al mostrar una visión innovadora sobre el mayor desastre nuclear de la historia. No obstante, lo que parecía una buena película dramática sobre un desastre como el de Chernóbil y la fuga por parte de sus protagonistas, da paso a un filme con tintes psicodélicos, que pierde su rumbo, que desfigura los objetivos vitales de sus protagonistas y que por ende, hace que uno como espectador también pierda esa conexión con la historia por la que se vio atrapado al inicio del filme, logrando que llegue el aburrimiento a nuestras retinas y que crezcan las ansias de verla finalizar.

¿Para qué gastar un poco más de la mitad del filme en escenas que poco o nada le ofrecen a la trama, como la escena del concierto? ¿Por qué no sacar mayor provecho a lo sucedido en el reactor nuclear? Bueno, esas son tal vez algunas preguntas que aún deben rondar la cabeza del director, el cual desaprovechó una grandiosa oportunidad para realizar un filme de grata recordación sobre este histórico suceso.

En cuanto a las actuaciones hay que decir que su protagonista, Anton Shagin, cumple a cabalidad su rol de persona desesperada, resignada y condenada a la radiación. Del mismo modo el excelente vestuario te transporta a la URSS de los años ochenta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Héctor A Martínez
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