Juzgado criminal

Si se buscara un vocablo para definir esta película sería sin duda "comida rápida", en sesenta minutos se desarrolla la introducción, nudo y desenlace, sin menospreciar ninguna de las tres partes, tan veloz como "degustar" una hamburguesa en uno de esos antros culinarios tan de moda hoy en día. La trama es bastante sencilla y evidente, donde el quid del film se queda con un trasfondo cristalino e inocuo, exagerando ingenuamente la caracterización de los personajes y la condición moral de cada uno. Todo esto no merma algunos detalles interesantes de la película. La sagacidad del abogado protagonista, con ese toque de humor y astucia en los dos juicios sorprende en una obra producida para un consumo veloz que estaría muy acorde con la mayoría del cine hollywoodiense actual. No aburre en absoluto, ese toque de cine negro y judicial imprime un ritmo animado de manera que nos mantiene esperando la resolución del entuerto en que se ven involucrados los protagonistas.

Una trama medio enredada para una historia corta y llevadera. Un joven y promisorio abogado, candidato a gobernador antes que fiscal, se enreda por su novia en una trama donde hay un cadáver, y el se acusa a si mismo para proteger a su novia, quien era acosada por el ahora cadáver: un mafioso de poca monta.
La duración de esta película y la actuación de dicho abogado creo que merece la pena verla.

Muestra de calidad del cine de antaño, sin complicaciones, con una corta duración, consigue presentar personajes desarrollando una situación problemática relacionada con un crimen, presentando los esquemas básicos de una producción de juicios.
Sin entrar en un desarrollo profundo de los personajes, se limita a presentar una trama sencilla que se desarrolla a base de licencias ligeras, que permiten generar una situación de enredo y confusión, resuelta con la misma facilidad que se genera.
Demostración de que con pocos elementos se puede desarrollar una historia compacta y sencilla, que ofrece un entretenimiento liviano.

Agradable film que se puede inscribir en los géneros de la intriga y judicial.
No es gran cosa, es un borrador de lo que luego llegaría a ser el estupendo cine del gran Robert Wise, pero se ve con simpatía y resulta ameno en todo momento.
Y sucede esto por el buen guión de Lawrence Kimble, que adapta con funcionalidad la historia de Earl Felton.
Lo único que se le puede achacar a este largometraje corto (60 minutos apenas), es que es modesto en cuanto a ambición y en cuanto a que se nota que no ha habido mucho dinero.
Esto se ve claramente en la dirección artística, con interiores que son claramente de estudio, parecidos a los que en TV española se grababan, por ejemplo, los míticos "Estudios 1".
Pero está bien, resulta entretenida en todo momento y hay buenas escenas, como la resolución del primer juicio.
El protagonista, Tom Conway, hermano en la vida real del gran George Sanders, se parece físicamente muchísimo a un Errol Flynn maduro, con mucha sorna en su personaje.
En resumidas cuentas, que es modesta la película, indudable, pero resultona.

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