La clase dirigente

He aquí una película sumamente difícil de encontrar, sólo disponible en su edición DVD americana o inglesa y a través de Internet en versión original con una calidad de imagen muy por debajo de lo que se merece esta interesante película.

Dirigida por Peter Medak que casi una década más tarde firmaría esa cinta de terror sobresaliente que sería "Al final de la escalera" con un más que sobresaliente George C. Scott al frente, "The Ruling Class" era ya una película peculiar desde su producción. Suponía adaptar una obra de teatro de éxito en Londres que ponía de vuelta y media a la aristocracia británica con un tono cómico y cáustico llena de largos diálogos, canciones de music hall e interpretaciones muy exageradas y excéntricas. Además, el actor para encarnar al protagonista sería Peter O'Toole que no cobraría ni una libra al haber conseguido de la misma productora un exagerado caché por "Man of la Mancha" que haría justo después.

Pues bien, la película lidia con la compleja tarea de adaptar una obra de teatro atípica y desde luego sale bien parada. No rehúye ni una de sus raíces escénicas sino que las aprovecha para no alargar la cuenta de gastos (se conserva la unidad de espacio y de tiempo) y las hace crecer a lo largo de las interpretaciones que Peter O'Toole nos dispensa desde el primer minuto, dominando el partido -si se me permite la imagen futbolística- en calidad, versatilidad y energía.

Hay quien mantiene que "The Ruling Class" es poco interesante para el público no británico ya que habla de la exclusividad de la aristocracia, sus vicios y trapos sucios pero creo que la historia sigue funcionando. Al fin y al cabo, el club de los aristócratas sigue pudiendo extrapolarse a los poderosos que se agarran al sillón (¿o alguien piensa de verdad que vivimos en una estupenda meritocracia?).

"The Ruling Class" es una especie de cabaret terrorífico, una sátira con algún toque a lo Roger Corman que todavía ostenta un rango de película de culto y que desde luego se aparta del camino tradicional para ofrecernos una visión del mundo cruel, implacable y terroríficamente graciosa.

Para amantes de los “british”, de lo victoriano y de la sátira con un paladar tirando a intelectual (que pese a lo gastada que está la palabrita, sigue queriendo decir algo).

Lo mejor: Peter O'Toole y el giro oscuro a mitad de la película.

Lo peor: Que también haya heredado su ritmo teatral, no apto para todos los paladares.

Es una sátira de la alta clase inglesa, entretenida para la duración que tiene pero que peca a veces de ser exageradamente absurda y alarga demasiado esos momentos. Los diálogos son geniales y el guión es ingenioso en general. Si te gustan las comedias "de actores" o eres fan de O'Toole y quieres ver algo diferente no te la pierdas.

Peter Medak nuevamente dirige una comedia negra, esta vez basándose en la obra de Peter Barnes y cuenta la historia de Jack, el heredero de un título en la Cámara de los Lores y una enorme fortuna tras la muerte de su padre en un accidente. Pero eso no es todo; Jack se cree Jesucristo y su familia piensa deshacerse de él y quedarse con su herencia.

Medak ya había tenido un reconocimiento entre los críticos luego de haber dirigido "A Day in the Death of Joe Egg", una comedia igual de corrosiva que esta, mientras que Peter O'Toole había comprado los derechos de "La Clase Dirigente" y con su productora eligió llevarla al cine. Se dice que no cobró nada por ser el protagonista, luego de haber recibido un cuantioso pago por "El Hombre de La Mancha".

La película conserva esa puesta en escena teatral y la mayoría de la acción pasa en la sala de estar de la familia Gurney, con algunos números musicales que surgen de la nada en la primera parte y donde todo es locura y planes familiares. Ya en la segunda mitad, la trama se vuelve oscura (incluso siempre está nublado y los interiores con poca iluminación) y sin canciones a no ser que sea música de fondo, donde incluso los personajes (no sólo Jack) se vuelven oscuros y la comedia se deja a un lado. Como toda la trama ocurre casi siempre en la mansión Gurney, a momentos da la impresión de ser una película ambientada en la época victoriana, salvo los instantes donde se ven autos o escenas de calles que nos traen a 1972 nuevamente.

Un personaje que sin duda es tan gracioso como Jack es el de Tucker, el mayordomo de la familia, que resulta ser un simpatizante de las ideas de izquierda y no oculta su afición a la bebida, además de unirse a los números musicales. Por otra parte, al personaje de Grace (Carolyn Seymour), podría habérsele sacado más partido, porque a primeras no se entiende bien su origen y porqué se interesa tanto en los Gurney.

Recomendada para quiénes les guste el humor negro, las comedias británicas y el teatro, para algunos puede cansar por la enorme cantidad de cosas que pasan en 2:30 de película, así que también puedo recomendar que se vea más de una vez para captar todos los diálogos, situaciones y procesarla bien. Nominada a 1 premio Oscar para Mejor Actor (Quinta nominación para O'Toole).

El cine británico toma sus temas en un gran porcentaje del teatro. Es innecesario decir que tiene actores excelentes que formaron parte desde el inicio de esa fábrica de sueños que crearon sus primos norteamericanos. El actor principal de esta película ha tenido incursiones en Hollywood pero ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Inglaterra y el teatro ha sido una de sus grandes pasiones, por lo que la forma de esta película evidentemente teatral le viene de campanillas. Es claro que nuestro actor, brillante y talentoso suele incurrir en exageraciones y eso puede molestar a cierta gente que lo ve como sobreactuado e injustamente consideran que es solo un ¨performer¨ de la locura. Disiento con eso pero entiendo que algunos lo vean así. A mi entender esta película agrega a ese potencial peligro otro aún más sutil. La¨locura¨ o psicosis tiene un problema extremadamente difícil de superar cuando se lo aborda desde el cine y esto se da como consecuencia de las características de un medio expresivo como éste donde la imágen es preponderante. Se tiende a mostrar la locura como un conjunto de escenas en que los pensamientos del psicótico se muestran en una pantalla cuando en realidad lo onírico no es lo más importante en las psicosis crónicas. Ergo; no se muestra la locura como un fenómeno alucinatorio acustico verbal por señalar una de sus caraterísticas mas salientes, sino como un fenómeno alucinatorio onírico. Las voces que escucha el psicótico en su espacio mental obviamente no las escuchamos como espectadores a no ser que utilicemos otro tipo de recurso más difícil de implementar. El facilismo visual del medio condiciona muchas veces lo producido. Sin embargo hay honrosas excepciones, ver el desarrollo paranoico de Suspicion donde Hitchcock enfatiza en los gestos y conductas la paranoia de la actiz principal. Salvado esto, debo decir que mis reparos son menores ya que la película merced a la gran composición de su actor principal y el cuidado de la dirección de Medak discurre de manera atractiva, su crítica social es eficaz y tiene ese toque british de elegancia que a algunos nos gusta. Permite el total lucimiento de O´Toole en un gran trabajo casi excluyente.

Me costo un riñón conseguirla pero al final pude hacerme con ella.

Fantástica, corrosiva hasta la médula, desternillante por momentos y muy, muy surrealista.
Fabulosos actores en estado de gracia que es un auténtico lujo verlos, en una puesta en escena muy teatral donde se aprecia su enorme talento. O’Toole está magnifico, pero Alastair Sim, Harry Andrews,, en realidad todos son pedazo de actores.

Sorprenden los dos cambios absolutos de forma en la película, uno que corresponde a cuando Jack, el protagonista, era feliz y estaba como una cabra sin hacer daño a nadie, y otro cuando Jack ya ha vuelto al redil, sigue estando como una cabra pero ya de un modo realmente dañino, aunque todo eso , mientras forme parte del establihment parece que afecta menos.

Sátira de las más duras hacia un tipo de gente que sigue estando siempre vigente, la de aquellos que parten el bacalao pero siguen unas normas protocolarias absolutamente hipócritas y lo único que importa, todo lo que importa, es la simple apariencia.

Que mas decir. La película pasó a la rueda de los Oscar donde Peter O' Toole compitió con Marlon Brando en su papel en El Padrino. Siempre he pensado que O’Toole fue injustamente tratado en la historia de los Oscar, pero como otros muchísimos actores británicos, con una calidad tan impresionante que no pudieron permitirse el lujo de mirar demasiado hacia ellos. Ganó el BAFTA en el 62 con Lawrence de Arabia, de todos modos. Y donde esté un BAFTA, que se quite cualquier Oscar.