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Armin

Drama Ibro lleva a su hijo Armin de su pequeño pueblo bosnio a Croacia para hacer una audición para una película alemana sobre el conflicto balcánico. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
19 de diciembre de 2010
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante producto cinematográfico muy bien analizado por Amor Perro en su crítica. Sin embargo, personalmente me gustaría añadir algunas cosas.

Lo más destacable del film es que Emir Hadzihafizbegovic confirma en esta película lo que ya venía siendo evidente en otras de sus actuaciones como "Karaula", que es uno de los mejores actores de todos los Balcanes, capaz de adaptarse a cualquier tipo de papel con resultados más o menos notables. En cualquier caso se le siguen negando los papeles de protagonista principal, con ésta como única excepción, quizás. Pero además de éste nos encontramos con el papel de Armin Omerovic, todo un descubrimiento (podemos verlo también en "Put lubenica", con un papel bastante logrado también y cuya comparación con éste dará una idea de su virtuosismo) en este caso dada la complejidad de los sentimientos que tiene que manifestar de acuerdo con el guión. Pues bien, hay que decirlo, lo logra y con resultados más que satisfactorios. El actor tenía dieciséis años cuando se filmó la película y verdaderamente es difícil alcanzar la madurez que éste alcanza en esta película en todo lo referido al movimiento, la mímica del rostro... Un joven que porta la tristeza como rasgo definitorio de sí mismo (especialmente revelador es el momento en que tiene que ser fotografiado para el cásting, incapaz de mostrar una sonrisa convincente) pero que, al mismo tiempo, al ser esa misma tristeza parte integrante de su existencia es incapaz de catalogarla como tal, de entender que el ser humano pueda ser de otro modo, de ahí que se sorprenda ante las interpelaciones del fotógrafo. El ser humano aprende en base a la disposición de opuestos: frío-caliente; dulce-salado; triste-feliz; etc. El bueno de Armin no ha tenido la posibilidad de conocer el antónimo de la tristeza, la vida no ha sido propicia a la hora de mostrarle sus variados matices.

La relación que se teje entre el padre y el hijo es, de este modo, lo más destacable de la película. Verdaderamente es una relación que alcanza elevados grados de lirismo cinematográfico, que nos deja constantemente pendientes de esas evoluciones, tratando de ahondar un poco más allá de la superficie (que, por otra parte, todo sea dicho, el director no penetrará en ningún momento, de acuerdo con el talante del film, cualquier otra cosa habría sido hipócrita). Pero al fin y al cabo no creo que esto haga la película mejor o peor, simplemente la acerca a la realidad de la vida, al fin y al cabo ésta es algo plagado de silencios, lagunas, partes sumidas en la oscuridad que no se desea presentar a la luz, etc. Por eso el espectador no puede hacer otra cosa que lo que hace a menudo en muchos momentos de su vida: basarse en suposiciones con las pequeñas claves que los personajes nos van dejando. En este sentido creo que el intento de Ognjen Svilicic por mostrarnos la vida y sentimientos de las personas traumatizadas por la guerra es digna de elogio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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5 de agosto de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta hasta ahora desconocida para mí producción croata (gracias Vozidar), pertenece a ese tipo de películas (muy "de festival" por cierto) que entran muy bien por la vista, debido a su buena realización y montaje, y al atractivo y la buena elección de los escenarios y las localizaciones..., pero de las que igualmente en un momento dado esperas y les pides algo
más de lo que finalmente te darán.

Mi 6 aquí es algo generoso, por lo dicho antes y porque está muy bien interpretada. Y sobre todo porque me gusta mucho la relación entre padre e hijo, en la que gracias al trabajo de ambos actores (especialmente el padre, un hallazgo), y a sus diálogos, y a sus miradas, gestos y silencios... se puede adivinar fácilmente cómo han sido su vida y su relación, fundamentalmente basada (leo/intuyo yo) en un sobreproteccionismo hacia el hijo bastante pronunciado, quizá debido a la cierta limitación intelectual que se le adivina a este último.

Hasta aquí los puntos positivos. Pero es asimismo taaan parsimoniosa y anecdótica que hasta hace perder algo la paciencia. Esperas algo más de información, algún golpe de efecto argumental, o algún giro, algún punto de inflexión en esa mínima historia..., y todo se queda en anécdota -interesante, de acuerdo, y bien filmada e interpretada, como he dicho-, pero eso: una anécdota. Un instante de vida que yo personalmente valoraría mucho más en un cortometraje.
Amor Perro
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15 de enero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una escena en Gori Vatra en la que Emir Hadzihafizbegovic (actor bosnio de Tuzla, 50 tacos) le explica a un bombero cómo mataron en realidad a su hermano durante la guerra. La mirada que clava y la elocuencia con la que se expresa se me grabó en la memoria. A partir de ahí, su presencia en otras películas me ha sido muy grata. Qué decir entonces de 'Armin', donde interpreta al co-protagonista de la historia.

El director y guionista croata Ognjen Svilicic ofrece una historia sencillísima, rica en gestos, en detalles, sobre un provinciano padre bosnio que lleva a su hijo a Zagreb al casting de una película extranjera. Es un padre sobreprotector. No cesa de mangonear al niño en un 'ponte bien y estate quieto' constante. Vemos, por las llamadas de teléfono, que la madre es igual o peor. Son dos padres que se expresan a base de imperativos y que viven para el control de todo. Un ejemplo, padre e hijo van a visitar a una pariente y por teléfono la madre les insiste en que lleven dulces, que compren flores. Detalles absurdos, del día a día, que se empeñan en controlar con molesta insistencia. Hasta tal punto que también están interesados en los sueños de su hijo. Quieren que entre en el mundo del cine. Estudia arte dramático y toca el acordeón. El padre se desvive por que tenga una oportunidad.

Pero esta mentalidad paterna no parece responder a un plan maléfico para controlar a su hijo. Da la sensación de que lo han pasado mal. De que son padres que han hecho infinitos sacrificios, en un país, como Bosnia, donde aconteció la de Dios es Cristo. Parece que quieren que su hijo no pase por lo que han pasado ellos. Que, a cualquier precio, tenga una vida mejor. Es un instinto. Le cuelgan un acordedón del cuello y lo ponen a cantar, a ver si prospera, en su infinita ingenuidad. Y aunque la cartilla de observaciones que se le puede colocar a esta conducta es extensa, no se puede dudar de que se trata de amor. Travestido, transgredido, retorcido... da igual. Es amor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Don Simón
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