Querido detective

La acción, como en muchas que hemos visto de esta guisa, transcurre en una comisaría de policía (en este caso en Nueva Orleans) que más que compañeros, lo que hay es una familia, y como tal se irá desenvolviendo la trama. Dice Ned Beatly, como capitán de la policía, que ser policía es arriesgado, está mal pagado y encima es una profesión antipopular, y lo dice con guasa, un poco de esa guasa que predomina en la comisaría, y ese el ambiente que Jim McBride ha sabido inculcar todo el rato en la película, con una fotografía relajante y unas escenas picantes realmente divertidas.

La pareja convence ante nuestras expectativas y es que desde el primer momento, el caso se mete en harina al tiempo que el poli y la ayudante del fiscal se conocen e intiman. Parece algo muy visto pero aquí funciona y muy bien. Hay ganas, piques y situaciones con buen humor, entre otras cosas por estar muy logrado el ambiente; sin olvidar los crímenes por medio y que los crímenes llevan al drama. Sin llegar a cotas fantásticas de poner a la película por las nubes, sí que resulta muy llevadera e interesante, bien hecha y con buena música sureña del estilo Zydeco, a base de guitarras y raspar una tabla metálica de lavar, escuchándose a Zacary Richard, Aaron Neville con los Neville Brothers y otros del estilo.

Que me sorprenda, encontrar algo diferente, son cosas que busco en una película.

El estilo de las películas de McBride, guste o no, es totalmente personal, no hay otro director con su toque. Todas sus películas, traten el tema que traten, tienen un estilo narrativo ágil y espontáneo y un leve sentido del humor únicos, además de un tratamiento de personajes nada maniqueo (los protagonistas no son buenos o malos, sino que tienen tanto virtudes como defectos).
A mí me gusta su estilo: aunque en algunos momentos se disparate y se vaya un poco de madre, creo que estos momentos no desentonan en el conjunto global de la película. A mi parecer, la razón de que no desentonen es que, a través de las andanzas de personajes con un claro sentido lúdico de la vida, el mensaje de fondo es "aprovecha el momento, diviértete". Si por transmitir ese sentido lúdico se dice que las películas de McBride son absurdas o sus personajes tontos, es como decir que las películas de Capra son ñoñas y sus personajes empalagosos por transmitir buenos sentimientos. Con esto quiero decir que la historia y los personajes son utilizados por McBride para transmitir el concepto vitalista que pretende.

McBride, guste su estilo o no, es un artista: dirige películas de una forma diferente a la de los demás, como Kubrik, Kieslowski o Tarantino (aunque no me gusta nada su estilo, reconozco que Tarantino tiene un estio propio).
En sus películas, McBride consigue ser fiel a su estilo diferente y tratar temas muy distintos. Si me preguntaran "contesta en 4 segundos qué ves en las películas de McBride", diría que "sus personajes son diferentes, me divierten". Y es que el sentido lúdico de los protagonistas de McBride se contagia al espectador: siempre después de ver esta película (y "Gran bola de fuego" y "Sin aliento" y "La tabla de Flandes") me siento más optimista. Recomiendo ver las películas de McBride sin prejuicios y no tomándose demasiado en serio ni la vida, ni el cine, ni a uno mismo.

Dennis Quaid y Ellen Barkin, no parecían una pareja muy creíble. Poca química entre ellos.
Querido detective es una película que vi hace algunos años y me encantó. El tiempo no la ha tratado del todo bien, y aunque conserva parte de su frescura, también se evidencian sus lagunas. Creo que en la segunda mitad pierde un poco el foco, y el guión desdibuja la historia que pudiera decirse fue construida con bastantes escenas sin trascendencia, para acometer una duración estirada sin mucho sentido.

Dennis Quaid en el mejor momento de su carrera, acomete una interpretación desenfadada, al asumir el roll de un detective de policía un tanto infantil y poco comprometido, carente de perjuicios y con un claro objetivo: Disfrutar del mayor número de placeres y momentos lúdicos.

Pachanguera y peculiar comedieta calificada como intriga, con un jovencísimo Dennis Quaid y una caballuna Ellen Barkin, ambientada en aquella entrañable Nueva Orleáns de antes del katrina, que no contiene nada demasiado especial no siendo, una curiosa dirección, como es habitual en Jim McBride y una banda sonora que encantará sin duda a aquellos a quienes nos dicen algo nombres como: Zydeco, Professor Longhair o Jolie Blon.

Aunque por momentos pueda parecer una pérdida de tiempo, destila un extraño jugo entre dulce y ligeramente picante, que la hace curiosa y agradable al paladar.

No me acaba de convencer esta película policíaca ambientada en Nueva Orleans, en la que un joven policía une sus fuerzas a una decidida fiscal para investigar la corrupción del departamento de policía de la ciudad. Ante la aparición de varias personas asesinadas las autoridades consideran que se trata de una guerra de bandas por motivos de drogas, sin embargo a medida que avanza la investigación, las cosas se complican y entre medias detective y fiscal iniciarán una tormentosa relación.

Le encuentro dos pegas a la película: La primera tiene que ver con la forma en que está contada la trama. Parece más una comedia que un film policíaco serio. Los protagonistas no parecen tomarse muy en serio su trabajo, los dos se enrollan como dos adolescentes cachondos, luego cuando las pruebas de corrupción apuntan a Quaid se enfadan... El resto del reparto, los compañeros de Quaid, su jefe, el abogado, la madre o los criminales, parece que están todo el día de juerga siempre bromeando y riendo ante la mirada atónita de la fiscal ante la que se justifican diciendo que en Nueva Orleans la gente se comporta así. Vale que la ciudad tiene fama de fiestera pero de ahí a que todo el mundo esté de cachondeo me pareció exagerado. Incluso cuando encuentran cadáveres asesinados tampoco parece que les afecte mucho. Es precisamente esta falta de seriedad la que hace que el filme pierda en intensidad y dramatismo.

Y la segunda pega tiene que ver con la ausencia de acción. Se echan en falta más secuencias de acción como en todo buen policíaco que se precie. Aquí únicamente al final hay un tiroteo y durante el resto de la película aparecen varios cuerpos de maleantes que han muerto como consecuencia de la guerra de bandas, pero lo que es acción nada de nada.

Quaid y Barkin están bien aunque a ella le noto un poco histriónica con esas caras que pone a veces. John Goodman tiene un breve pero importante papel cuando todavía no era muy conocido. Y Ned Beatty es el jefe de policía que trata de ligarse a la madre del personaje encarnado por Quaid. La cinta no tiene un género definido, es una mezcolanza entre comedia de enredo y cine policíaco sazonada con la curiosa música cajún.