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Entre líneas (TV)

Thriller Johnny Worricker (Bill Nighy) es un veterano oficial del MI5 que lleva de servicio mucho tiempo. Cuando su jefe y mejor amigo Benedict Baron (Michael Gambon) muere repentinamente, éste deja atrás un archivo inexplicable que amenaza la estabilidad de la organización. Mientras tanto, Johnny tiene un encuentro aparentemente casual con su vecina, la activista política Nancy Pierpan (Rachel Weisz), que parece demasiado bueno para ser verdad. ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
17 de septiembre de 2011
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Hare, inteligente guionista aquí también director no ha errado el tiro.
Contando con un reparto exquisito de britishes, falta nombrar en la lista a la siempre fantastica Judy Davis, aquí en un personaje de esos repelentones que sabe bordar.
Bill Nighy eficaz y elegante siempre, sea como villano malefico o aquí como amigo de sus amigos es pieza fundamental en este drama inteligente, en el que la "inteligentzia" del espionaje inglés y su "prime minister" (Ralph Finnes en un corto pero torvo personaje) nos hace redescubrir aquellos excelentes films de espionaje de la época de la guerra fría ahora en su contexto contemporáneo. Maestría dialéctica, los diálogos valga la redundancia, de una brillantez e inteligencia que convierte este film en una rara avis.
Aliciux
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10 de enero de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta que no empecé a ver la película no sabía que era un producto de la BBC. Nada más saberlo, aumentó mi interés en descubrir esta película y no me ha defraudado.
Para los habituales de las producciones de la televisión pública británica, no será una sorpresa descubrir una buena cantidad de actores que ya hemos conocido anteriormente y, como siempre, bordan su papel con maestría.
La trama es realmente interesante y te hace pensar seriamente en qué tipo de mundo vivimos. Incluso vemos, con añoranza, la diferencia entre las instituciones británicas y las españolas hoy en día. Ojala tuviéramos ese tipo de "confianza" en las instituciones.
Hablando de la película en sí, podría llegar a exagerar que Page Eight podría ser un capítulo de una serie algo extensa en su duración. Pero eso no debe ser interpretado como algo malo dado la inmensa calidad de las series de la BBC.
Bill Nighy está incomensurable y es todo un lujazo verlo actuar. Dentro del reparto también me gustaría destacar el pequeño, pero importante papel, de Ralph Fiennes como Primer Ministro británico.
No esperéis una película de acción. Todo lo contrario; lo importante aquí son los buenos diálogos entre los diferentes personajes e incluso, sonreir entre varios duelos dialécticos como el que se produce, al principio de la película con la reunión que tienen con la ministra de Interior: delicioso.
Película realmente recomendada y otra gran producción de la BBC.
Espinete
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17 de mayo de 2017
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que he sido un pelín generoso en la nota. Pero me tira lo brit en general -pelis, series, música, deportes- y si viene con el marchamo de la BBC, pues incluso un poco más.
Intrigas políticas y de espías en el Londres pos 7 de Julio de 2005, donde la paranoia y la desazón ante los terroristas nacidos como británicos empapa todo lo relacionado con el MI-5 y el MI-6.
El hilo conductor de todo lo que sucede es el personaje de B.Nighy, que está notable como casi siempre, secundado por un trío destacado de actores: Weisz, Gambon y Davis. La factura es muy buena a pesar de que parece modesta, que a mi me recordó un poco en el aroma a la serie de la casa "Luther" con Idris Elba.
Hay otro tic que se refleja bastante bien que afecta tradicionalmente al poder en Inglaterra: la camaradería imperecedera de "los compañeros de armas" de Oxford y Cambridge; con su cinismo elitista -aquí mostrado en una cena de lo más oxoniana- y sus coartadas morales.
Pues con esto, un poquito de Oriente Medio y otro tanto de familias desestructuradas ya tenemos una película interesante para pasar una buena velada ante la pantalla.
Pd. Se quedaron tan contentos con el resultado que tuvieron que hacer una secuela.
Nota: 6,65.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feldon
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24 de julio de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un James Bond de oficina, que conoce muy bien la inmundicia que en ellas se esconde pero, aún con todo, sigue siendo patriota de convicción y sentimiento.
Hay que prestar atención para no perderte, para saber al tiempo en qué consiste la partida, quiénes juega y cuáles son las bazas de cada uno, ese magistral as que hará que consiga ventaja o retroceda, que decantará la victoria definitiva o la salida por la puerta de atrás.
Inteligente guión para hablar de inteligencia secreta al servicio de la nación, diálogos rápidos de sentencias cortas y directas al rostro del oponente que expresan poco abiertamente/lo dicen todo con subterfugios, esa mirada de honor y presencia leal, que aún perdura entre espías de la vieja escuela, e incomoda a los nuevos dirigentes que desean cambiar las reglas del juego y al contrincante, gélida estructura de escenas frías y cortantes, hermetismo como rey de la pantalla, incluso cuando la temperatura del dolor más profundo y el amor más intenso ha alcanzado sus máximos decibelios.
"Cuando no sabes la verdad todo se congela y no puedes seguir adelante", concisa sentencia que busca poder hacer camino y que la información fluya, que utiliza a la bella Rachel Weisz como motor de arranque y recuerdo del valor, dignidad y decencia que se les debe a los inocentes muertos silenciados por un intercambio de cartas entre mandamases, que practican su propio juego al margen del pueblo que les ha elegido, la sociedad de peones utilizada como arma fructífera para ganar ventaja en su particular guerra de confianza ficticia.
"La desconfianza es un hábito horrible" para el cual, Bill Nighy está entrenado por academia y curtido por los años, perfecto y carismático, sereno y loable, siempre el trabajo como maleta a cuestas que le impiden relajarse y disfrutar de una vida social sin constantes sospechas.
Un excelente reparto, sugestivo y eficaz, una sabia dirección que sabe lo que oferta y cómo proporcionar el diseño y la apariencia más correcta, deliciosa adecuación de todos los componentes para un relato actual de una historia muy vieja, esa que mueve los intereses de países hermanos que no se fían mutuamente, que colaboran por razones equivocadas y llegan a acuerdos que sólo benefician a los presentes, dejando al votante que creyó en ellos a la cola de sus demandas y preocupaciones.
Solicita tu interés, esa precisa implicación que te mantenga al tanto de cada movimiento, amago y estrategia, descubrir la falsedad del alegato, la sinceridad del héroe, el coste de su entrega y rescisión de contrato; si no eres apasionado del ajedrez, fan de la hábil recreación de tácticas, intrigas de alto standing y tramas disfrazados que se edulcoran en el telediario cuando nos llegan a nosotros, los mundanos, puede resultarte enrevesada, distante y compleja, argucia que no logra confabular con tus ganas y apetencia pero, a la mínima que vivas con delirio y entusiasmo las crónicas de complot directo, breve pero intenso, sabio y penetrante, gozarás con esta sencilla, pero esmerada narración, de lo que ocurre todos los días a espaldas de benditos ignorantes, que facilitan el trabajo al no enterarse y mirar hacia otra parte.
David Hare como director y guionista que aprovecha con excelsitud la fotografía londinense y la elegancia y porte de su representante, ese entregado analista del M15 que convive entre rapiñas pero nunca pierde las formas, costumbres ni su humor ácido, negrura refrescante que marca distancia para observarle en movimiento sin llegar a conocer o sentir sus sentimientos, un largometraje enérgico y eficiente que perfectamente podría ser un válido capítulo de serie de máxima audiencia, a cambio opta por producto para televisión británica de noche programada.
"Page eight", entre líneas, ahí se encuentra lo mejor de la comida, lo más exquisito de la salsa, esa letra pequeña que dictamina quién lleva la batuta y quién es conejo acorralado, no cuenta nada nuevo pero lo hace con distinción y clase; si no te incorporas al lance puede resultar agobiante y cansina, saturada de comunicación informativa, si participas y captas la maniobra que se llevan entre manos, saborearás francamente la pericia de este funambulista que mantiene todas sus bolas en el aire en perfecto equilibrio.
No pierdas de vista la acrobacia ni al trapecista, vale la pena el esfuerzo.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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11 de junio de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film sobre las cloacas del estado, film de espías pasado por un filtro lecarreliano, donde los espías usan su poder para hacer mas daño que el físico, destruyendo reputaciones. Conspiradores, traidores, manipulaciones, corrupción política, cargos a cambio de puestos de trabajo, todos los ingredientes para un magnifico film. Entre el magnífico elenco sobresale un magnético y arrollador Bill Nighy, sencillamente magistral, con un porte y elegancia al andar, hablar o gesticular que nos recuerda al Eastwood de los últimos tiempos. Su fina ironía, su aplomo, su savoir Fauré, su carisma, su desencanto, hace de la interpretación de Nighy una de las mejores que he visto en años. No tiene desperdicio.

Magnifico film, reflejo de la doble moral europea y de los entresijos morales de la clase política.
Quinto Sertorio
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