Palm Royale (Serie de TV)

Me gustan las impostoras, los atracadores, los cínicos que se desenvuelven con soltura en el cine. Son mucho más divertidos y si consiguen sus fines, entonces... Una delicia.

Kristen Wiig, caracteriza muy bien a la farsante embaucadora que desea introducirse en el círculo más exclusivo de Palm Beach. Un intento complejo, pero de proceso entretenido. Sus personajes están avalados por un guion ingenioso, que les entrega diálogos que al decir, cuentan.

Todas son malas, solo les interesa el prestigio adquirido por la vía marital de esposos acaudalados. Ambientación esmerada; los detalles se cuidan con precisión: Pelos, vestuario, coches e hipocresía tan habitual entre la alta sociedad de la época.

Extravagante a la vez que excéntrica, rodea una idea original sin abandonarla alargando capítulos de manera rutinaria. Lo que plantea escasamente divierte al no añadir otros elementos a la trama.

El humor es sutil e ingenioso en ciertos momentos, la ambientación brillante, pero todo ello no da para cubrir las expectativas en cuanto a entretenimiento. El papel de Ricky Martin aparenta forzado a la vez que innecesario.


La frase que da título a mi comentario, está sacada de una escena del capítulo 3º.

5,5

La serie se sitúa en Palm Beach, el vestuario, las escenas y paisajes recrean el año 1969 al detalle y de una manera muy colorida, es un disfrute para la vista, muy bello. Una mujer de clase trabajadora busca situarse a la cabeza de la élite de Palm Beach, es interesante ver las ocurrencias de la protagonista para sortear todos los obstáculos y continuar en su carrera hacia la cima. Kristen Wiig no decepciona, está sobresaliente en su papel, así como los demás actores. Una serie ligera y cómica que consigue su objetivo de entretener sin mayor trascendencia.