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De óxido y hueso

Romance. Drama De repente, Alí tiene que hacerse cargo de su hijo Sam, un niño de cinco años al que apenas conoce. Como no tiene casa, ni dinero, ni amigos, se refugia en Antibes, en casa de su hermana, que los acoge cariñosamente. Tras conseguir trabajo como portero en una discoteca, Alí conoce a Stéphanie, una domadora de orcas en el acuario Marineland. (FILMAFFINITY)
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Críticas 107
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
30 de mayo de 2024
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Entre detalles, momentos y casualidades se desenvolverán dos historias, que tienen mucho en común pero con dos personas totalmente diferentes, que encontraran un sostén en el otro.

Una película que comienza siendo desordenada como la vida del protagonista, que parece no importarle nada e incluso su hijo de 5 años.
A su vez una muchacha, que tiene un trabajo estable y una vida ordenada se verá enredada en una tragedia que cambiará su vida.

El destino los juntará por trabajo y de a poco uno irá ayudando al otro, ella desahuciada de la vida y desganada tendrá un empujón por parte de él, que la animará a seguir adelante, y ella encontrará la dulzura en él y empezará a ordenar un poco su mundo, habrá una pequeña historia de amor, pero no será seria por el momento, serán amigos más que nada.
Pero de a poco entre la amistad irá creciendo el amor.

Nos encontraremos con muchas escenas bellas del film, que tiene por doquier momentos que quedan grabados con un toque melancólico y dramático, pero que a su vez dejan en claro el mensaje del film, hay cosas pequeñas que aún en la desgracia y los problemas, podemos seguir disfrutando.

Tiene una música que acompaña muy bien en momentos claves, buenas actuaciones y sobre todo un final absolutamente bello que da un quiebre el alma.
alekhan
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26 de mayo de 2024
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Un dramón de tomo y lomo DE OXIDO Y HUESO, un film de los que es mejor acercarse a el sin saber prácticamente nada, para que no te arruine la función.
He de decir que hacia tiempo que no veía dos interpretaciones tan bien ensambladas, perfectas y bien logradas y estas han sido posibles, a un trabajo actoral magnifico por parte de MARION COTILLARD y MATHIAS SCHOENAERTS, y a la labor de dirección de JACQUES AUDIARD, que ha tenido que lidiar con estos 2 monstruos escénicos
Dura de ver, áspera y complicada pero también esperanzadora y vital, sin duda alguna estamos ante una película de gran calado emocional..
bunburyano77
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16 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí, Jacques Audiard es el gran cineasta del cine francés contemporáneo. Es el director más atrevido, intenso y alejado de la comercialidad de la industria gala. Me ha deslumbrado como cinéfilo con magistrales piezas como “De latir mi corazón se ha parado” o “Un profeta”, pero, por encima de todas ellas, la favorita en mi corazón es “De óxido y hueso”. La propuesta radical es la misma, pero ésta además emociona, es lo más cercano a un film de amor que puede rodar Audiard y lo logra por la puerta grande. “De óxido y hueso” es una joya ineludible del cine actual.

Como siempre, la belleza de las imágenes que rueda Audiard es hipnótica. En este caso, me enamoran hasta el tuétano esos planos quemados por la luz del sol, sea en casa de la protagonista o en la playa. Es que, seamos sinceros, la escena de la playa pasa por ser una de las mejores que se hayan rodado en el cine europeo contemporáneo, puro mito instantáneo del cine.

Pero más allá del virtuosismo en lo formal, la cinta se eleva sobre el resto por dos elementos que la sostienen como magistral:

1 Su historia: el guión, del propio Jacques Audiard y Thomas Bidegain, adaptando una novela de Craig Davidson, es absolutamente magistral. La historia de dos perdedores, de dos seres marginales, de dos personas que se salen de todas las normas se conocen y comienzan algún tipo de relación, tan anormal como ellos mismos, árida pero afectiva a la vez. Él se llama Alí y no tienen nada en la vida más que un hijo de cinco años que tiene que cuidar y mantener como sea; ella, Stéphanie, trabaja como domadora de orcas en el acuario Marineland haciendo un espectáculo diario para turistas y se encuentra vitalmente desnortada hasta que un accidente cambia su vida para siempre. Cuando se encuentran, todo se va a complicar mucho más allá de lo imaginable. Están fraguando una tragedia al cuadrado y conformando un rumbo vital imprevisible que siempre sorprende al espectador. Todo ello en un relato seco, donde los sentimientos cuesta que afloren, donde se radiografía el dolor en pantalla como pocas veces se ha visto.

2 Su pareja protagonista: la rudeza violenta pero sensible que transmite en su interpretación Matthias Schoenaerts resulta inconmensurable. Pero todo cede y languidece ante el festival interpretativo de cierta divinidad cósmica que responde al nombre humano de Marion Cotillard, quién sabe si en su mejor interpretación. La complejidad física y emocional que levanta en su personaje no tiene precedentes en la historia del cine y el milagro interpretativo que obtiene de todo ello es “cum laude”. Porque la cinta es ELLA, Marion Cotillard.

Si unimos a todo ello la hipnótica partitura musical del gran Alexandre Desplat y una portentosa dirección de fotografía de Stéphane Fontaine, estamos con absoluta seguridad ante una obra cinematográfica cumbre.
Sergio Berbel
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10 de junio de 2023
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Esta película apela demasiado a las emociones extremas. Parece que tiene que pasar algo desgarrador para que la cosa se ponga mínimamente en marcha; de ahí la necesidad de poner dos accidentes a falta de uno.
El problema estriba en el guión y en la construcción del personaje principal; que no es Cotillard y su trágica historia, sino Ali, el boxeador clandestino y padre soltero. Ok: ya entendimos, enseguida, que le cuesta mucho manifestar sus sentimientos afectivos y reconocerlos, no sólo frente a los demás, sino frente a sí mismo. No vamos a esperar que le escriba a ella una carta de amor. Ahora: faltan los pequeños gestos; los detalles que evidencian la presencia de ese sentimiento no asumido. Falta, por ejemplo, una toma donde él se la quede mirando mientras ella duerme; esas cosas. Si lo tenemos que inferir por su conducta (que es lo único que se muestra), Ali al final lo mismo le podría decir “te amo” que “nos vemos en Disney”; no hay nada que haga preveer que Stéphanie sea para él algo más que una buena amiga con la que tiene sexo por compasión. No hay el menor indicio de sentimiento amoroso de su parte. También sería esperable que la acompañe en su recuperación; pero la que aparece acompañándola es una amiga del trabajo. Lo único que hace es llevarla a la playa (en una escena que está desperdiciada, que sucede demasiado pronto: el reencuentro de Stéphanie con el agua, medio en el que se accidentó).

El otro problema son las subtramas. Les pasa a muchos directores; parece que tienen miedo que la historia principal no sea suficiente, entonces la apuntalan con un montón de subtramas que terminan compitiendo en intensidad y protagonismo entre sí, en vez de servir al propósito de acompañar y darle profundidad a la historia principal. Tenemos: la relación padre-hijo (ya todo un capítulo aparte, porque si bien aquí sí se trasluce el sentimiento afectivo, también se perfila la figura de un padre violento). El vínculo con la hermana; que a su vez trae toda una temática de conflicto laboral. El submundo del boxeo clandestino y las apuestas. El mundo de los entrenadores de orcas. En medio de todo eso además el director quiere meter la historia de la recuperación de una persona que queda inválida, y una historia de amor. ¿No será mucho? Cada uno de estos elementos da para hacer una película por separado.

A la película le sobra ambición, pero le falta delicadeza; le falta atención a los pequeños detalles. Por supuesto, se sostiene por la fotografía y las actuaciones. Pero tiene varias decisiones que apuntan más a deslumbrar al espectador (especialmente la secuencia de ambos accidentes y su vínculo estético) que a un compromiso genuino con la historia y los personajes. El último accidente es lisa y llanamente un golpe de efecto para apuntalar una historia que ya no se sostiene mucho; que mantiene al espectador esperando el desarrollo de esa historia de amor entre dos seres rotos con la que la venden y que nunca sucede.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Elipsis
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1 de julio de 2022
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Respecto a “De óxido y hueso” he repetido la sensación que ya he experimentado en varias películas de Marion Cotillard: y es que me es difícil valorarlas. Mi conclusión es que, aunque no consiga conectar al 100% con la película por diferentes motivos, principalmente y gracias a la actuación de la Cotillard, las películas mejoran. Me pasa con la que nos ocupa, pero también con “Annette” (2021) o con “Quiéreme si te atreves” (2003).

Aparte de la interpretación femenina, la fotografía es buena. Obviamente lo que más destaco es el momento en el que Stéphanie se reencuentra con la orca en el delfinario.

Pero quizá porque no era el momento o probablemente porque cuando hay un exceso de drama cotidiano tiendo a atragantarme, no he conseguido “amar” esta película. La amputación, el exceso de violencia de Alí, la soledad de Stéphanie ligada a la dureza de la relación sentimental que debe soportar, el trato al niño…. En fin, reconozco que es una buena película que en su momento ganó una ristra enorme de premios, sobre todo aquellos cuyo jurado está conformado por críticos, pero a mí personalmente me ha incomodado un poco el tour de forcé dramático.
Alberto M Laguía
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