Estación lunar 44

Recuerdo un época a finales de los ochenta, principios de los noventa a las cadenas de televisión que existían por aquel momento les dio por emitir películas de ciencia ficción de bajo presupuesto casi todos los fines de semana. Esta es un buen ejemplo de ese tipo de películas, argumento clásico de chicos buenos obligados a trabajar con chicos malos que tras pasarlas putas se hacen amigos, enemigo superpoderoso que parece que nos va a arrasar y nos salvamos al unirnos y héroe pasota que termina resolviendo el papelón.

A destacar la dirección de Roland Emmerich en unos sus primeros bodrios, digo películas y de Michael Paré un tipo que tras verle en "Calles de fuego" esperaba que se hubiese convertido en un actor de cine de acción pero por lo que he visto se ha dedicado a transitar por el género de las películas cutres.

Terminando de ver “Moon 44” (1990) de Roland Emmerich con Michael Paré, Lisa Eichhorn, Dean Devlin, Brian Thompson, Malcolm McDowell, Stephen Geoffreys, Mehmet Yilmaz, entre otros. Película alemana de ciencia ficción, comercializada como “la mejor aventura desde la trilogía de Star Wars” y “el viaje más lleno de suspenso desde Aliens”; aunque fue estrenada en cines en otras partes del mundo, terminó yendo directamente al video en EEUU. La historia es una conspiración para acabar con una empresa siderúrgica, con un policía que viaja de incógnito y unos presos que hacen de pilotos, son las claves de un film entretenido, algo que Roland consigue casi siempre, con efectos especiales que no fueron ninguna maravilla comparados con otras obras, pero cumplen con su cometido; y un guión para nada original, pues recuerda a los filmes mencionados, con algo de “Terminator” y “Blade Runner”, pero la historia es coherente y está muy bien filmada; donde más bien parece un drama carcelario, con presos que se aprovechan de otros, pero la trama está correctamente desarrollada y la escenificación es adecuada, oscura y sucia, que le confiere un toque especial; no obstante, para el más exigente cae en el estereotipo de buenos obligados a trabajar con malos, que tras pasarlo mal se hacen amigos, con enemigo a las sombras, pero unidos con el héroe guapo terminan salvado todo; al tiempo que aquí cae en la evidente e increíble repetición de muchas escenas de combate, que hacen evidente la falta de presupuesto, que contó con $15 millones… y en el fondo es contradictorio por el emplazamiento mismo, una Luna, ya que La Fuerza de Defensa en Moon 44 tiene ¿helicópteros? como su vehículo principal, donde la mayoría de las lunas planetarias tienen muy poca atmósfera, un entorno en el que los helicópteros, que dependen del aire y los gases para su sustentación, serían completamente inútiles; sin embargo, en una posible defensa, la atmósfera de Moon 44 se muestra como densa y similar a la niebla, posiblemente similar a la de la gran luna de Saturno, Titán, que teóricamente podría soportar el vuelo aerodinámico. Del reparto, nada desdeñable, con Michael Paré en su mejor momento y todavía una estrella, pero su carrera empezaba a decaer; y aquí hace un personaje recio junto a la chica de turno, muy florero y única mujer del elenco, la mayormente televisiva Lisa Eichhorn; el eterno secundario Brian Thompson se luce aquí en un papel que no es totalmente estereotipado con lo que ha hecho en su carrera, siendo la sorpresa por su carácter ambiguo, lástima que está mal desarrollado; Malcolm McDowell, quien ya por entonces agarraba casi cualquier papel que le tiraran; Mehmet Yilmaz en un corto y sufrido papel, y finalmente Dean Devlin, quien junto con Emmerich escribiría tanto “Stargate” como “ID4”, antes de dedicarse a la producción y dirección. En definitiva, Emmerich se permite un discurso vacante y recurrente, escenas implícitas de violación, homosexualidad latente, violencia desmedida, abusos de poder y venganza en respuesta; además, la faceta moralista de Emmerich no está en primer plano, sino que subyace en el discurso final del héroe, cuando pone en entredicho la importancia de las mega-corporaciones en la explotación por sobre la vida humana; y recalca que “en el espacio exterior... necesitas un amigo”
RECOMENDADA
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/

'Estación lunar 44' nos muestra un futuro distópico donde grandes corporaciones explotan los recursos mineros de otros planetas y satélites. Una corporación humana empieza a perder satélites en explotación debido a que son atacados y conquistados por naves tripuladas por robots. A su vez, varios cargueros de la compañía han desaparecido sin dejar rastro. Es hora de enviar a un policía encubierto a que ponga orden.

Tanto la trama como la puesta en escena es un poco infantil, recurriendo a los tópicos. Todo, y digo TODO, es predecible al máximo nivel. Los efectos especiales son cutres. A ratos consigue crear tensión, pero cuando recurre a los tópicos, da más risa que otra cosa. Y hay demasiados tipos brutos y fornidos, y exceso de testosterona.

En sus años alemanes, Roland Emmerich, elaboró productos de ciencia-ficción y fantasía, aunque baratitos, bastante aceptables. Era una rara-avis del cine europeo. Cuando dio el salto al cine hollywoodiense, pudo dar rienda suelta a destruir a los EE.UU. y todos sus monumentos, obviamente en las películas, no sé si como factura subliminal por la destrucción real que cometieron los estadounidenses en su país con los bombardeos de alfombra, durante la WWII.

Rey del blockbuster en los años 90, con una calidad fílmica más que discutible, hay que ver sus filmes alemanes para descubrir un talento que fue languideciendo. "Estación lunar 44" es uno de esos filmes. El último rodado en su casa. Una serie B decentita, con una ambientación próxima a las naves de la saga "Alien" y las ciudades nocturnas de "Blade Runner", picoteando también en el tramo final de "La Guerra de las galaxias" con los combates en la geografía laberíntica de la luna extraterrestre. Hoy en día ruedan en naves industriales abandonadas. Da gusto ver filmes como éste, donde todo estaba trabajado. Efectos especiales físicos bastante aceptables y un reparto con un Michael Paré que parece repetir el papel de "Calles de fuego" y poco más. Y todo sucede de noche, en la luna 44 no hay día.

Entretenido filme, una delicia en las postrimerías del cine ochentero.

Roland Emmerich estaremos todos, o casi todos que alguna excepción habrá, de acuerdo en que no es uno de los mejores directores de nada, ni de todos los tiempos, ni del siglo XX, ni de ninguna década ni de su país; lo que sí hay que reconocerle es que es un director que ha rodado cintas apañadas como 'El día de mañana' o 'Independence Day', cintas donde sí se le puede elogiar al alemán por dirigir más que sólidos 'blockbusters'.

Antes de todo eso tenía que empezar por algún sitio para escalar el camino hacia la fama y en uno de esos escalones se encuentra 'Estación lunar 44', una producción más de serie B que de las grandes ligas que, sorprendentemente, ha conseguido pasar el examen viendo ya que detrás de ese realizador que se encargaba de cintas de entretenimiento había un potencial de ofrecer algo mejor en cuanto se dieran los condicionantes, cosa que no tuvo mucho que esperar ya que en 1992 dirigió 'Soldado universal'.

En este quinto largometraje, Emmerich nos lleva al espacio exterior donde empiezan a haber problemas con las estaciones de una multinacional y envían a Felix Stone (el ahora irrelevante Michael Paré) para solucionar el entuerto. Si esperan sorpresas ya les digo yo que tampoco se agarren al sillón porque las hay, pero no van a hacer volar las cabezas. Sí que había indicios de que este fuese un largometraje de serie B sin encanto, aunque realmente lo tiene.

Salvo Malcolm McDowell no encontramos nombres que hayan trascendido de su oficio (entre ellos el ahora director y guionista de las películas del propio Emmerich, Dean Devlin), mas su aspecto visual, sonoro -el hijo de Jerry Goldsmith, Joel, componiendo una decente banda sonora, y un guion que entretiene y apenas deja ratos muertos son puntos más que suficientes para no pasar esta producción alemana por la guillotina. En este caso se cumpla aquella frase de "no juzgues un libro por su portada" y ofrece al público un filme llevadero sin muchas más pretensiones.

No es una película para recomendarla encarecidamente, pero para cualquier día que no haya intención de ver algo muy profundo y reflexivo puede ser una opción válida.