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Demon House

Demon House
2018 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Zak Bagans, Jay Wasley, Billy Tolley
3,0
76
Documental. Terror El investigador de sucesos paranormales Zak Bagans compra una supuesta casa embrujada en Indiana y documenta lo que ocurre cuando se muda. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
27 de marzo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supuestamente esto es un documental. Y sí, lo es, no es un mockumentary, lo que pasa es que en realidad se trata de un documental sobre "nada". Una soberana gilipollez.

El director del documental, un tío raro con gafas de sol que siempre camina como si llevara un palo en el culo, se compra una casa hechizada y aprovecha esto para introducir referencias al demonio, a fantasmas y a cualquier cosa que pueda parecer un poco sobrenatural. Una de sus preguntas más frecuentes a los que habitaron en esa casa es: "¿Viste algún fantasma?". También hay un par de exorcismos por ahí, seudociencia a porrillo y chorradas de todo tipo de calibre.

El gran problema es que... no hay nada. Joder, montas un documental con medios, todo lleno de cámaras y tal... Y el 99% del tiempo son testimonios más que dudosos... ¡Y eso que el tío se ha comprado la casa endemoniada! El 1% restante es una sombra mal dibujada que podría ser cualquier cosa, y que yo apuesto a que es una edición cutre. Ah sí, y mogollón de gente que entra en la casa y dice que se encuentra mal de repente y tienen que tumbarse en el suelo... Y una escena particularmente ridícula, en la que el protagonista (el del palo en el culo) se vuelve to loco y hace como una pose de cani para demostrar que una entidad le ha poseído y le ha hecho agresivo durante una milésima de segundo.

Por cierto, también aparece una especie de Tristranbraker, cargado de la típica utilería de "himbestigador" de lo paranormal, es decir, detectores de campos magnéticos e idioteces así, baja al sótano y está como media hora diciendo: "mira, ¡mira la aguja! Aquí hay una actividad magnética fuera de lo normal. ¡Mira! ¡Es increíble!", y claro, el consiguiente plano de la agujita oscilando de un lado a otro.

Eso es lo más apasionante que veréis en este "documental" que no documenta más que tonterías.

Me considero escéptico en estos temas, pero no estoy cerrado a creer en ello si me presentan un caso con datos de todo tipo y evidencias: no soy en absoluto un racionalista dogmático. Pero es que esto no hay por donde pillarlo, es tratar a la gente como tontos, no solo es malo, es muy aburrido, y no le pongo un 0 porque no se puede.
Glasshead
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20 de abril de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si es un documental, o un mockumentary, apuesto por lo segundo. Pero lo que sí sé es que se zarpa en sorete. Me dio bronca ésta mierda.

Se la tira de casa embrujada, de lo mejor del año, pero en realidad no te muestran nada. Puta madre, yo haría algo mejor con una cámara web, por lo menos copáte con un efecto, hasta un screamer te acepto.

Entré como un campeón, ya a ésta altura debería saber que las puntuaciones de IMDb son una mentira en su gran mayoría, pero entré…

Si me cruzara al director, que encima también actúa, lo cagaría a trompadas por haberme estafado dos horas de mi vida. Ni el 1 se merece ésta basura.

Más en:
http://cinefrikiyvideojuegos.com/
D Van Costis
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22 de marzo de 2021
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Si me hubiese guiado por los otros tan bajos puntajes otorgados en la página, probablemente ni me hubiese tomado la molestia de ver esta película, por lo que tal vez esta crítica pueda interesarle a alguna persona como yo que tenga curiosidad y quiera darle una oportunidad.

"Demon House" es un film de 2018 en un formato entre documental y serie de investigación de TV por cable que documenta sucesos relacionados a un caso de sitio embrujado en EE.UU. llamado el caso Ammons. Nunca me quedó claro hasta que punto éste fue un caso real y hasta que punto es ficción, y para mi eso es parte del encanto de esta obra más que una debilidad, como citan otras personas que criticaron la película.

Hay momentos de susto y momentos visuales, cinematográficamente interesantes; cosas que no se esperarían de un producto meramente documental.

Respeto la opinión de quienes no les gustó el producto o se sintieron decepcionados, y debo admitir que en algún momento el film puede ponerse repetitivo, pero creo que pueden haber personas fanáticas del horror, como yo, que la consideren un producto más que pasable, desde diferentes puntos de vista: visual, argumental, de entretenimiento o técnico.

Inicialmente pensaba ponerle un 7/10 pero voy a subir un punto para balancear un poco el odio que generó en otras puntuaciones, ya que para mí, dista de ser uno de los peores productos fílmicos de horror vistos.
mwgr
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30 de marzo de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los escépticos españoles se acuñó el neologismo “magufos” (magos + UFOS) para referirse, despectivamente, tanto a los que se ganan la vida a costa de casos de supuestas visitas extraterrestres y de posesión demoníaca, como la los que creen a pies juntillas en ellos.

Bueno, yo voto por otro palabro necesario, al estilo Piedrahita, para definir a quienes siguen acríticamente todas estas historias, con credulidad pasmosa:

La palabra es: CEPORROQUETE (Ceporro + zoquete). Dice de quien, negándose a usar el cerebro que –se supone- recibió al nacer, repite una y otra vez los argumentos de posesiones sobrenaturales, milagrerías, etc, por desacreditados que estén, y se enfada con quien le trata de demostrar que la películas son películas, y las pruebas hay que demostrarlas.

Esta ¿película? Va de un astuto magufo, Zak Bagans, que lleva 15 temporadas o así con un programa “Ghost Adventures” en la que se dedica con su equipo (también magufos) a presentar a la audiencia supuestos misterios sobrenaturales.

En este caso se trata de una casa en Gary (Indiana; la patria chica de The Jackson Five, Morgan Freeman, donde creció Kart Maden) que, gracias a una provechosa campaña de Mr. Mark Eting (cuánto curra este hombre) pasó a ser llamada “La casa más embrujada del mundo” o la “Casa de los 200 Demonios (llamada así por dos parapsicólogos de cuyo nombre no puedo acordarme, porque no citan su nombre por ningún lado)

Zak la compra y allá que va con su equipo.

Para presentarse como un cazafantasmas es imprescindible hacer creer a la audiencia que eres escéptico; sólo así podrás demostrar convincentemente que te has convencido. Así lo hacían en los “GhostBusters” originales, así lo hacen con la Historia del Milagro de Lourdes (aquí hace el papel el médico del pueblo, “escéptico” que unos años antes ya había pretendido patentar las aguas de otro pueblo como milagrosas, y forrarse con los terrenos, como hizo años después en Lourdes…) Y así lo hace Zak, que dice varias veces que no se creía esta historia, que la iba a “machacar”, y así queda bien su conversión posterior. Incluso reconoce que la foto más conocida de la casa (un “fantasma” en una ventana) es falsa (después de que la Policía de Hammond haya negado toda relación con ella), reconociendo que había moho productor de CO (para negar luego que tenga nada que ver con los hechos), y así.

Magufos son los “listillos” del programa “Ghost Adventures” pero ¿quién son los ceporroquetes? Pues empezando por el Jefe de Policía, entrañable cateto afroamericano, más sugestionable que un flan de huevo, policías, una enfermera del hospital, un cura… y, por supuesto, mucha gente que se deja el dinero y el tiempo en estas cosas.

¿La familia Ammond? Pues no sé si es del grupo de los listillos o de los ceporroquetes. Una familia desestructurada, madre soltera (no se sabe nada del padre ni su familia) con tres hijos que hacen pellas desde antes de irse a vivir a la casa (o sea, desde varios años antes de que lleguen los “demonios” a disuadirles de ir a clase), y que se mudan a un hogar donde nunca antes había ocurrido nada extraño, ni ocurrió desde que los Ammons se largaran (pese a una confusa entrevista con el novio de la siguiente propietaria, donde parece que éste le ofrece a Zak contarle lo que quiera por “una ayudita”. ¿Les suena el patrón? Sí, hombre, Amityville, Enfield, los Warren…

Las pruebas de la posesión son ridículas. Todos los que entran se encuentran mal, se cabrean unos con otros… cosas así. Eso da para introducir dos o tres muertes violentas que –al parecer- se relacionan con quien ha estado en contacto con la casa.

Dado que Gary es una de las poblaciones más violentas de EEUU, hasta el punto de que los supremacistas blancos la ponen como ejemplo de “Black Violence” (85 % habitantes negros, pérdida de un 40 % de su población por el éxodo blanco desde los 60) lo raro sería que en la casa, alguno de sus habitantes no hubiese sido atacado en los últimos años. De hecho, sólo hay que oírles hablar en VO (a todos, blancos o negros) para echarse la mano a la cartera.

Otra “prueba” es que el sótano no está totalmente cementado, sino que han dejado un metro cuadrado o así de tierra o arena, bajo la escalera. A nadie parece ocurrírsele que puede ser un lugar donde un animal doméstico haga sus necesidades los días de helada que no puede salir al exterior o así. No. Nada más Zak lo ve, ya tiene que ser un lugar donde se hacían rítos demoníacos.

Más cuando, al cavar, aparecen (al metro y medio nada menos, así yo también encuentro cosas) varias porquerías, como una uña postiza, una lata oxidada y vacía… y unas bragas. Nada que no encontremos (y más superficial) en la playa de Benicassim tras el FIB.

Los testimonios dan bastante grima: que si me pongo malito, que si vomité… (Un testigo llama “peristaltismo inverso” a echar la pota) Una increíble serie de caídas y resbalones del policía tontorrón (cuando salía andando sobre el hielo con la comida ocupando sus dos manos); de la asistente social manazas (empeñada en ir en moto o esquí acuático. Manolete, Manolete…); del cura, (que lleva el sillín de la bici de través y no se da cuenta)… Ningún parte de esta serie de catastróficas desdichas.

Los audios (excepto uno, donde se oye a una vecina llamar a su niña o algo así) son los típicos: fantasmas que hablan como arrastre de grabadoras (o, como en Enfield, espíritus que hablan como niñas poniendo voz de viejos) o ruidos que Zak interpreta como lo que quiere interpretar (apoteósica la respiración que Zak dice que es “Hola”?)

Los videos, lo mismo: los que se supone que son directamente grabados dan risa: sobre todo cuando Zak se “posesiona” y se pone a bailar un rigodón con su cámara en el sótano, o cuando el cámara, “confundido” según Zak, pasa de puntillas por detrás de ellos.

Sigo en spoiler por falta de espacio
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bobby Lee
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