Cómo gané la guerra

Al contrario que los otros opinantes, no creo que la peli sea tan mala, ni que John Lennon lo haga tan mal, y por supuesto, cualquier mención a las motivaciones del pirao del Chapman, me parece tan inapropiada como de mal gusto. Es evidente que quienes aportan este tipo de humorísticas comparaciones, no comparten el mismo tipo de humor que el de esta película, que es bueno, inglés y además, con un tono surealista que le confiere gran originalidad.
Si te pones a ver la película para ver a John Lennon, y centras todo en él, no criticas una cinta en la que el beatle solo aparece como uno de los múltiples secundarios, como los excelentes Jack McGowran o Roy Kinnear, excelentes ambos como siempre. El prota es Michael Crawford, quien crea uno de sus maniáticos y pusilánimes personajes en la piel de un patético oficial británico que sirve de hilo conductor para desmitificar y reírse de los tópicos del militarismo. Creo que este es el contenido de la película, que eso sí, es un poco rara a veces. John Lennon está perfecto en su papel, aun siendo el mayor rokero del reino, supo ser un soldado medio tonto con su talento habitual, que Lester resaltó en su día.

En plena fase de éxito en las pantallas de medio mundo, R. Lester dirigió esta sencilla comedia combinando los dos factores que habían propiciado buena parte de su triunfo: un original sentido del humor y la intervención de The Beatles (en este caso un papelito a cargo de J. Lennon).
Su desarrollo resulta irregular y la fortuna de sus gags discurre por una línea sinuosa no siempre venturosa.
Da la sensación de estar rodada con cierta precipitación, improvisando sobre la marcha y confiando excesivamente en la intuición durante el rodaje y en la ulterior trabajo en el laboratorio.
En general parece de que todos se lo pasaron muy bien durante la filmación en Almería pero eso no aporta mérito a la película ni añade interés para el espectador.
Curiosidad antibelicista.

Ya de pequeño me dejé seducir por la criminología, ahora, que soy un poco mayor no he perdido el gusto por esta divertida ciencia.

Mi veredicto no es otro que Chapman paso una “agradable” tarde de cine visualizando esta película y decidió poner fin a la vida del mito antes de que a este se le ocurriera participar en otro largometraje (Tengo la teoría de que ese próximo film lo iba a dirigir Yoko Ono, así que: Ánimos Chapman)

Sí, bien, no es una película nefasta. El humor inglés, si estás predispuesto para él, te divierte, con algunos gags ríes; el problema es que la broma dura cerca de dos horas, y esto es demasiado para cualquiera. La presentación del film, además, me recuerda a “Los Panzers de la muerte”, basada en una novela de Sven Hasel, en cuyo cartel publicitario salen David Carradine y Oliver Reed, cuyo papel no llega ni al de figurante. Aquí al menos Lennon, alma de la campaña promocional, “actúa” en un papel secundario. Si, “““actúa”””

¡Vaya película más mala! ¡Pero mala, mala, mala eh!
En teoría es una comedia, pero es que ni he esbozado media sonrisa. Sólo iba pensando: ¿y esto qué carajo es?

El 8 de diciembre de 1980 Mark Chapman disparó hasta cinco veces por la espalda a John Lennon, que seis horas antes le había firmado un autógrafo. Se ha especulado mucho sobre por qué este fan de los Beatles asesinó a Lennon. Que si le decepcionó, que si se volvió tarumba, que si llevaba encima "El guardián entre el centeno" como muchos asesinos, que si patatín que si patatán. Pero no sé si la poli investigó que Chapman visionase esta peli la noche anterior, porque no es que Lennon sea malo como actor, es que es horroroso. Sale tan tan patético que cuesta imaginar que tuviese cerebro para componer esas hermosas canciones.

Así que Beatlemaníacos, estáis avisaos, ni se os ocurra ver esta película. Se os caerá un mito seguro.