Mister Universo

Lo maravilloso de ese regreso a la Ítaca particular de Tairo llena corazones por la recreación y apertura sentimental de un personaje, de una personalidad que rebosa vida y que con sus necesidades livianas representa una forma de ser, una actitud vital llena de fuerza. Tizza Covi y Rainer Frimmel tienen la osadía de presentarnos, de forma clara, concisa y directa una energía vital, todo un mundo, con ese estilo atroz en sus realismo, chispeante en su objetividad, y escarpado en su formalidad. Técnicamente la cámara viva desatay libera a una película que no era esperable en esa formalidad, pero que añade ese toque de crudeza a una búsqueda, a un anhelo que se convierte en metáfora de su exploración personal e intimista, de encontrar lo que se es con la representación de sus valores e ideales expresados en sus personajes. El guion disemina de forma clarividente una extensa diversificación de intensas personalidades que conforman una experiencia vital para el personaje central, que explican sus miedos, sueños, realidades y necesidades, es un viaje a su interior de forma externa, esos siete infiernos dantescos pero expresados en sus allegados, todo para alcanzar el equilibrio. La química que desprenden los personajes ayuda a vivirlos y compartirlos en sus incompletas personalidades, humanizan una forma de vida a través de una forma de ser. Un trabajo complejo de espejos y pseudorrealidades.

En Mister Universo (2016) el binomio de realizadores compuesto por la italiana Tizza Covi y el austriaco Rainer Frimmel regresan a un espacio ya familiar retratado en sus anteriores trabajos Das ist alles (2001), Babooska (2005) y La Pivellina (2009). El mundo del circo, sus personajes, sus rutinas y desencuentros, configuran un pequeño fresco de microrrelatos en donde exponen la fragilidad de estas criaturas en su cotidianidad y convivencia, un vital reflejo de las condiciones trashumantes de su vida.

Con la sutil belleza de la pura observación del espacio y los personajes, los realizadores utilizan una cámara que es apenas perceptible en el intento de registrar el pulso íntimo que debe tener cada toma. El film va abordando el fuera de escena de la vida circense: la supervivencia de sus protagonistas y vínculos familiares, pequeños gestos, expresiones o sucesos.

Y es allí donde nos revela un universo que, basado en una dinámica propia, pone en juego el dispositivo donde pasado y presente confluyen para obrar como retrato de un arte y oficio que se resiste al olvido y la extinción, brindando una batalla diaria ante los desafíos modernos, en pos de intentar perpetuar la tradición familiar cirquera.

Como orfebres los directores van esculpiendo la película en cada escena.

Partiendo de una trama nimia donde Tairo Caroli, un domador insatisfecho con su vida de infortunio pues sus felinos están viejos o se mueren, emprende un viaje —en una suerte de road movie— por varias localidades italianas en pos de encontrar a Arthur Robin, un ex Mister Universo negro al que alude el título, quien cuando él era pequeño le regalara un hierro doblado por sus propias manos y que ha extraviado o le ha sido robado...

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Escrito por Jorge Cappelloni para El tornillo de Klaus // Revista de Cine

Tairo (Tairo Caroli) trabaja en un circo en el sur de Italia como domador de leones, un día pierde su amuleto de la suerte: una barra de hierro doblada que le regaló Arthur Robin, reconocido como el primer Mister Universo de piel oscura en ganar dicha competencia. El valor sentimental hacia esta pieza lo hace apartarse momentáneamente de sus labores para salir en la búsqueda de este hombre.

Merodeando el género documental y el neorrealismo, Covi (italiana) y Frimmel (austriaco) siguen el día a día del protagonista, con detalle se observa sus labores en el circo, tanto frente al público como detrás de la carpa, mientras se relaciona con algunos compañeros de trabajo. Tras el giro que lleva a la búsqueda del fisicoculturista, el filme no pierde esta línea, con meticuloso cuidado se le sigue en sus indagaciones para encontrar a este personaje.

El largometraje funciona por dos elementos primordiales, el primero es que el acercamiento que se hace al protagonista, sirve para empatizar con su ser y principalmente, con el motivo que lo mueve. Segundo, porque se logra encarnar cierto humanismo, principalmente sobre el tercio final, el encuentro funciona para conocer a grandes seres humanos, aquí sin duda este aspecto documental se mezcla de gran forma con la ficción.

La fotografía a cargo de Frimmel es constante siguiendo a los personajes, estando como un testigo funciona para transmitir el realismo constante. Poco o nada se ve construido alrededor de los escenarios, secuencias e incluso del propio guion, la cotidianeidad de un trabajo que deslumbra al espectador pero no a su protagonista, el reencuentro con familiares en el camino, arreglar un aparato descompuesto a su héroe.

Finalmente, Mister Universo se focaliza en el rescate de dos cosas, por un lado, toda la actividad circense que a duras penas logra sobrellevarse (aunque en un aspecto personal, me choca ver animales explotados en eventos de ese tipo). Mientras por otro, el rescate de un personaje tan reconocido en su momento, que ha quedado relegado al olvido ¿cuántos ejemplos como este?

La pareja de realizadores Tizza Covi, italiana, y el austríaco Rainer Frimmel, vuelven a un entorno conocido, el del circo, mundo visitado previamente en su excelente filme ‘La pivellina’, para ahora retomar a uno de los personajes secundarios de dicha película.

Ahora el foco está puesto en Tairo, que en ‘La pivellina’ era todavía un niño y ahora es un joven domador de fieras en un decadente circo, donde trabaja con leones y tigres, los cuales son de edad avanzada y con enfermedades, lo que le complica realizar su trabajo.

Después de tener una pelea con un compañero del circo, Tairo descubre que su talismán ha sido robado, un fierro doblado por un hombre de nombre Arthur Robin, quien en su tiempo fue Míster Universo, el primero de raza negra, por lo que ahora se siente inseguro para trabajar, por lo que toma su auto para ir en busca de Míster Universo y de un posible nuevo talismán, contando además con la ayuda de Wendy, la contorsionista del circo.

La película se centra en su primera mitad en mostrar la vida cotidiana y laboral de Tairo, su relación tan cercana con sus bestias, donde recientemente había perdido a otra muerta por su edad avanzada, y sus escarceos casi románticos con su compañera Wendy, todo con una mirada por demás melancólica sobre esos viejos circos.

Pero tras salir en la búsqueda de Arhur Robin, la película se convierte en una road movie por una Italia desconocida, donde Tairo visita a familiares y conocidos del circo, donde podemos ver a los protagonistas de ‘La pivellina’, una búsqueda que se convertirá también en una búsqueda personal, pero siempre lejos de la solemnidad de cierto cine europeo, y siempre con la naturalidad, frescura y sensibilidad del cine de Covi y Frimmel.

Sin llegar a los niveles de emotividad y encanto de la ya mencionada ‘La pivellina’, ‘Míster Universo’ es una película que confirma el talento de la pareja de realizadores, diluyendo la barrera entre lo ficcional y lo documental en un relato que encuentra sentimiento y belleza en lo ordinario.


http://tantocine.com/mister-universo-de-tizza-covi-y-rainer-frimmel/