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En los márgenes

Drama. Thriller La cuenta atrás de tres personajes, con senda historias entrelazadas, que tratan de mantenerse a flote y sobrevivir a 24 horas claves que pueden cambiar el curso de sus vidas. El film explora el efecto que una situación de estrés económico tiene sobre las relaciones personales, y cómo el afecto y la solidaridad pueden ser un motor para salir adelante.
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
7 de octubre de 2022
83 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juan Diego Botto ha dado el salto a la dirección cinematográfica con un ejercicio de realismo social al estilo Ken Loach. Sin embargo, a pesar de lo peliagudo del tema central de esta película, los desahucios, En los márgenes no tiene el tono de algunas películas de Loach y evita toda tentación de ideologizar su película para centrarse fundamentalmente en aquello que le da sentido a la película: sus personajes.
Unos personajes que no responden a una creación de unos guionistas como instrumentos para contar una historia, sino a una traducción en pantalla de personas de carne y hueso que cada día viven, precisamente, en los márgenes de una sociedad de consumo y deshumanizada que algunos, quizá para acallar su conciencia, llaman del bienestar.

Y de eso, de sacudir conciencias, se encarga Juan Diego Botto, primero escribiendo el guion y después con la cámara. El guión, construido como una especie de vidas cruzadas, va presentando a una serie de personajes en lo que inicialmente podría parecer una película coral para que, a medida que avanza la película, ocuparse fundamentalmente de tres personajes a los que dan vida tres actores que hacen auténtica magia con sus interpretaciones. Si extraordinaria está Adelfa Calvo, lo de Penélope Cruz Luis Tosar es de otro nivel. Ambos juegan en otra liga.

No puedo hablar demasiado del argumento, baste decir que Penélope Cruz es una madre de familia trabajadora en un supermercado a la que están a punto de desahuciar por no poder afrontar la hipoteca; que Luis Tosar es un abogado dedicado a trabajar en asuntos sociales, uno de esos hombres que pretende que los días duren más de 24 horas, llegar a todas partes y cada noche descubre con amargura que solo tienen 24 y que todo se le ha quedado a medias y que Adelfa Calvo es una viuda a la que también amenaza un desahucio.

Si acaso, podría hablarse de un cuarto personaje trascendental, el de Raúl (Christian Checa), hijo de la pareja de Luis Tosar, que quizá sea el único que se escape del naturalismo general y obedezca a un fin dramático concebido en el guión, el de manejar la sacudida de conciencia que la película pretende en su naturaleza.

Puede parecer que Juan Diego Botto esté tremendista, pero no creo que nadie que alguna vez haya pisado un comedor social lo acuse de eso, tampoco quienes hayan presenciado el desahucio de una familia o quienes conozcan de primera mano las necesidades de la gente que vive en barrios humildes.

Desde el inicio de la película, en el que puede verse la filmación más naturalista de una secuencia con una niña que recuerdo, que incluso parece que no está actuando, hasta el emocionante final, toda la película transcurre sin caídas de ritmo ni tiempos muertos, algo que, sin duda, obedece, a un acertadísimo montaje que intercala cada una de las historias con buen tino y acertado sentido en la narración de la misma.

El guión dosifica la emoción hasta llevarla a los momentos culminantes de las tres historias que terminan con sutileza para cerrar una película honesta y poniendo en mayúsculas las interpretaciones de sus intérpretes, en particular de Penélope Cruz y Luis Tosar.

Puntuación: 7 sobre 10
Chede Rueda
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24 de septiembre de 2022
141 de 233 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de empezar la crítica me gustaría hacer un par de apuntes importantes: el primero es que no creo que la calidad de una película radique exclusivamente en su mensaje. Si la cosa funcionara así, podríamos prescindir de todo. De guion, de fotografía, de montaje. Solo tendríamos que poner a un actor delante de una cámara para que dijera "NO A LOS DESAHUCIOS" o "LA GENTE ESTÁ PASANDO HAMBRE" durante 90 minutos y ya tendríamos una película cojonuda, pero eso, afortunadamente, no es lo que hacen los hermanos Dardenne. El segundo apunte, que se desprende directamente del primero: puedes estar muy de acuerdo con el mensaje de una película, o con el sentimiento del cineasta, y que aun así la película no te parezca buena. Son cosas perfectamente compatibles. El arte, según yo lo entiendo, es mucho más que decirte lo que quieres oír. Teniendo esto en cuenta, pasemos a hablar de En los márgenes.

En los márgenes es el debut tras las cámaras de Juan Diego Botto, actor argentino que lleva en la industria desde que era un niño y al que muchos conoceréis por su papel protagonista en Martín (Hache). Botto es también co-guionista y parte del elenco. Es decir, ha estado involucrado en prácticamente todo el proceso creativo del proyecto. Está claro que Botto sentía que tenía algo que contar con esta película, pero qué puedo decir, yo no salí demasiado entusiasmado de la sala de cine.

En los márgenes es un dramón social de historias cruzadas, todas ellas protagonizadas por personajes que viven, como bien dice el título, en posiciones de extrema vulnerabilidad económica. Una madre a punto de ser desahuciada, un hombre que llevó a sus padres a la ruina tras la quiebra de su negocio y una mujer inmigrante a punto de perder la custodia de su hija. Y en el centro de todo, Luis Tosar en medio de una crisis familiar. Este tipo de guiones no son fáciles de sacar adelante porque es muy fácil que se te vaya de la mano la intensidad y te quede un sermón desmesuradamente moralizante, que es lo que sucede aquí. Botto se dedica a embestir a la audiencia con drama y más drama, y escribe los diálogos con la sutileza de un rodillo de cocina. Tienes una escena en la que varios personajes se sientan y literalmente empiezan a explicarle a la audiencia las injusticias económicas que llevan a los desahucios. Los figurantes no miran a cámara de milagro.

Lo peor es que dos de estas tres tramas están mucho menos cuidadas de lo que deberían. Las escenas de la señora mayor son tan exageradamente ñoñas y plañideras que, juntándolas todas y cambiando el desenlace, podrían colar perfectamente como el nuevo anuncio de la lotería de Navidad. El piano de la banda sonora subraya las emociones como si fuera un rotulador fluorescente, diciéndote exactamente qué sentir y qué pensar en cada escena. Y la historia de la mujer inmigrante y de su hija es un puto McGuffin. No se desarrolla ni se profundiza en ella, su único propósito es hacer que el personaje de Luis Tosar vaya dando bandazos de un lado para otro y resolviendo sus conflictos personales. Por suerte (porque si no no sé cómo habría aguantado toda la película) de vez en cuando hay un momento ligeramente cómico, una frase jocosa o una mirada amable que le dan un poco de vidilla a la experiencia, pero hasta esos momentos, en ocasiones, se retoman más adelante y se estropean, convirtiéndose en intentos bastante flojitos de manipulación emocional.

A nivel visual, no hay nada que merezca la pena destacar. Las cámaras en mano le dan a la película un rollo inmediato que casa bien con la historia, pero falta personalidad. El estilo brilla por su ausencia. Las imágenes se suceden sin dejar ningún poso y son, por lo general, tan bruscas y poco sutiles como los diálogos. Se agradece alguna que otra toma larga, pero la cosa ahí se queda. Las prioridades de Botto están claras, y cuidar la estética no es una de ellas.

¿Qué tiene la película de positivo? Pues el elenco, que hace que el guion suene mejor de lo que realmente es. Con un par de excepciones (las breves intervenciones de Aixa Villagrán no me convencen demasiado), todos los actores se muestran comprometidos y lo dan todo, desde el joven Christian Checa (el único intérprete que le da algo de ligereza al conjunto) hasta Adelfa Calvo, que defiende como puede un personaje cuyo único propósito es dar toda la pena posible. Penélope Cruz intenta poner no sé qué acento y no se puede decir que le salga demasiado bien, pero quitando eso, su interpretación es notable. Ella y Juan Diego Botto protagonizan la que probablemente sea la mejor escena de la película gracias casi únicamente a sus dotes actorales, una de las pocas secuencias en las que me da la sensación de estar viendo una propuesta artística en lugar de un manifiesto propagandístico. En cuanto a Luis Tosar, pues a ver, es Luis Tosar, y como siempre, hace un buen trabajo. Bastante bueno, de hecho. Este hombre es incapaz de actuar mal.

En resumidas cuentas diré que En los márgenes no es el tipo de película que me da la vida, la verdad. Es insistente y vehemente y está más preocupada por el discurso que por el arte, y aunque las historias que cuenta sean potencialmente interesantes y merezcan ser contadas, creo que Botto no hace nada realmente memorable con ninguna de ellas, convirtiendo el ejercicio en algo anodino e intrascendente. Hay, en mi opinión, mucha denuncia, pero poco cine, o tal vez mejor dicho, poco de lo que yo busco en una obra cinematográfica, así que por mi parte, y basándome en lo que me gusta a mí, no la puedo recomendar. Dicho esto, en la sala vi a mucha gente conmovida por lo que veía en la pantalla, así que si este es el tipo de película que a ti te suele emocionar, tal vez la disfrutes mucho más que yo.

Calificación: Insuficiente
Dabi
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11 de octubre de 2022
29 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que tengo uso cinéfilo de razón me han fascinado las películas que hacen del montaje su razón de ser cinematográfica. Me encantan las películas de corte episódico de historias entrelazadas, ya sean, por poner tres ejemplos entre mis favoritas, momentos a lo largo de la vida de unos personajes (Dos en la carretera, de Stanley Donen), recreación de una historia desde distintos puntos de vista (JFK, de Oliver Stone), o historias diferentes que acaban teniendo algún vínculo común, argumental y/o temático (Las horas, de Stephen Daldry). Hay que tener mucho talento para darle a la película el ritmo adecuado, para saber encajar las piezas del puzzle sin que el espectador se pierda.

Al tercer grupo de las que menciono arriba pertenece la peli debut como director de Juan Diego Botto, "En los márgenes", que entrelaza tres historias de temática similar (la madre que por su trabajo no puede atender a su hija y puede perder la custodia, la que va a sufrir un desahucio y el hijo que no quiere hablar con su madre porque siente que la ha decepcionado), enriquecida por otras historias secundarias: los problemas de relación de pareja, y con el hijastro, que tiene el activista que ayuda a la madre de la primera historia, la mala relación entre la pareja a punto de ser desahuciada y la razón por la que la madre de la tercera historia tiene ansia por hablar con su hijo. Toda una macedonia de historias que Diego Botto debe llevar en un solo senido y consigue plenamente a través de un argumento en el que las historias comparten personajes, un montaje excelente en el que se cambia de una historia a otra a través de escenas entrelazadas y personajes que se cruzan, y una dirección vivaz, cámara en mano a modo de reportaje periodístico, que da nervio y tensión a lo narrado.

La película no es perfecta, desde luego. En este maremagnum de tramas, unas quedan mejor resueltas que otras. La historia del activista luchando para que la madre no pierda la custodia de su hija, al tiempo que intenta sacar adelante su relación de pareja y filial, es la mejor de las tres, la más conseguida y mejor terminada. La del desahucio es la más urgente y reivindicativa, y por eso quizá la que más llega y afecta al espectador, pero al mismo tiempo es la más rutinariamente hecha y realizada, quizá por esa necesidad de inmediatez y respuesta rápida, aunque el resultado final también sea bueno. La historia de la madre que busca que su hijo responda sus llamadas es quizá la menos conseguida, bien planteada a base de breves pinceladas a lo largo de la película, pero resuelta con demasiadas prisas y con un giro final de argumento más efectista que efectivo.

Pero la impresión general es la de una película muy buena, digna de verse, y que se beneficia además de una excelente interpretación coral, destacando por encima de todo el más que correcto reparto unos soberbios Luis Tosar y Penélope Cruz.

Y además es de esas películas necesarias, de las que no sé si servirán para despertar conciencias, que eso dependerá de cada cual, pero al menos sí va a servir para que esas conciencias no se adormilen y durante la proyección, y también unas cuantas horas después, pensemos sobre algunos de los problemas más acuciantes que tenemos en esta España de nuestros pecados... Porque, se lo advierto, es una película dura, pero al mismo tiempo con atisbos de esperanza.
jordijota
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5 de noviembre de 2022
26 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los márgenes a que se refieren J.D. Botto y Olga Rodríguez (guionistas comprometidos), son cada día más estrechos, cada día más amenazantes; hasta el punto de que no se entiende la falta de reacción de la mayoría. A ti, a mí, y, como poco, a un 70% más de los españoles, puede caernos encima la guillotina hipotecaria, el desempleo, el cierre de negocio, la obligada emigración... Pasar, en un pestañeo, de la solvencia a la invisibilidad; de la luz a la sombra; del éxito a la vergüenza y soledad... Y llegado el caso, aunque no hayamos trabajado nunca en su prevención, imaginando que eran cosas que solo sucedían a los "descuidados" y "vaguetes"; tenemos derecho a la solidaridad, defensa estatal, buen trato y reparación. Para nada una democracia, que se jacta de serlo, puede dejar a sus ciudadanos a los pies embotados de explotadores, bancos o fondos buitres (que tanto montan, montan tanto). Que no se nos olvide, somos más y mejores solo tenemos que juntarnos y cocear a los lobos.

Esta es una de esas películas que los detractores del cine social aprovecharán para descargar sus piezas de artillería. con pobres argumentos que todos conocéis y que yo no les voy a dar el gusto de publicitar. La desinteresada denuncia de la injusticia (se gana más contando cosas divertidas o intrascendentes); y el hecho incontestable de que se siguen produciendo 100 desahucios diarios, gran parte de ellos sin solución habitacional, con el consecuente impacto sobre las víctimas más vulnerables (ancianos, niños, madres solteras...), hacen más que imprescindibles documentos como el que dirige Botto, del que ya conocíamos su humana sensibilidad y del que, a partir de hoy, tras el dominio demostrado al contar estas vidas agónicas de bastantes vecinos de nuestra colmena, alabaremos sus aptitudes profesionales.

Mis mejores deseos para el actor, dramaturgo, escritor y, ahora ya, buen realizador; al que, no obstante, va a costarle reunir en sus próximos proyectos un plantel tan solvente y entregado de intérpretes como el que da carne a: Azucena, Rafa, Raúl, Helena, Teodora, Germán... Que consiguen que toquemos con la mano una espinosa realidad que estamos obligados a subvertir si queremos mejorar como sociedad y como individuos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sinhué
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15 de octubre de 2022
24 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy de izquierdas. Mí posición ideológica es muy cercana a la de Juan Diego, pero no me gusta que me digan qué debo pensar, no me gusta lo panfletario, desmesurado, dogmático.

Temía encontrarme con una película un tanto maniquea; no lo es.

Las historias entrecruzadas son creibles, están muy bien interpretadas y fluyen a un ritmo intenso, casi frenético.

Cabe destacar el vibrante careo entre Penélope Cruz y Juan Diego Botto, un Luis Tósar siempre convincente, y esa madre conmovedora encarnada por Adelfa Calvo, con su callada desesperación.

Enormes y entregados actores y actrices al servicio de un sólido y currado guion.


Juan Diego Botto irrumpe como director con enorme fuerza y convicción.

Al crítico de La Razón no le convence el debutante.
A mí no me convence La Razón.

...

P.D.
(Botto interpreta a un argentino tendente al consejo ético, redicho y supuestamente íntegro. Pronto vemos sus miserias, su verdadero perfil. ¿Dardo a ese tipo de porteños verborreicos dados a explicarte el mundo?).
yurek
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