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Las troyanas

Drama Tras la caída de la ciudad de Troya en manos de los ejércitos aqueos, las mujeres troyanas deberán afrontar el doloroso hecho de ser convertidas en esclavas y trasladadas a las cortes de los príncipes griegos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
28 de enero de 2009
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Cacoyannis se hizo conocido en las américas por su primera película sobre la Grecia clásica Electra que consiguió, en 1962 ser nominada al Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa, Oscar que se llevaría la francesa Sibila.

Electra, fue el punto de partida para que dos años más tarde, crease Zorba, el griego, película que consiguió 3 Oscars y nominaciones para la película y el propio Cacoyannis.

Más tarde en 1971 se volvería a atrever con una obra de Eurípides y realizó The Troyan Women. Tuvo la suerte de contar para el papel de Hécuba, protagonista de la historia, con Katherine Hepburn, con la por entonces, nominada a 2 Oscar, Vanessa Redgrave y con su musa Irene Papas.

Cacoyannis, con la ayuda de estas tres portentosas mujeres, y una dirección artística basada únicamente en unas ruinas griegas, crea una verdadera obra de arte, tan explícitamente dura, que da miedo pensar qué es lo que pasaron esas mujeres en la vida real.

Comienza la película con una Troya recién derrotada por los griegos de Ulises. Al día siguiente las troyanas se ven solas y desamparadas, viendo cómo los cuerpos de sus padres, maridos, hijos y nietos yacen muertos. En ese momento llega Talthybius (Brian Blessed), un emisario griego que les dice aquello que más temen, serán sorteadas como esclavas.

Es impresionante ver a todas esas mujeres, llorando por sus muertos, viéndose impotentes ante tantos guerreros, observando cómo su tan amada ciudad es destruida, cómo los implacables griegos no le dan una gota de agua, mientras que llenan un barreño para que Helena (interpretada por una sublime Irene Papas, que le valió el National Board of Review) se bañe, cómo ven a su reina hundida y desmoralizada al saber que va a ser una esclava del asesino de sus hijos, que su hija ha sido asesinada en vengaza de la muerte de Aquiles, que su nieto ha sido condenado a muerte...

Tres portentosas interpretaciones femeninas, y un Brian Blessed en estado de gracia, acompañados de un gran guión, una insuperable dirección artística y una poderosa BSO de Mikis Theodorakis, hacen de ésta, una de las mejores películas jamás hechas sobre la antigua Grecia.

Un 10.
cinefilico
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8 de septiembre de 2016
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película poco convencional por su raíz teatral pero también por su desarrollo y por su voluntad fílmica deliberadamente teatral. Sólo en ese convencimiento hay que verla porque cualquier otra pretensión conduce a la decepción.
Seguramente resultó poco comercial por esa pretensión de M. Cacoyannis de ajustar el ritmo del largometraje a la obra del dramaturgo de Salamina -que puede producir sensación de lentitud- y por mantener siempre la estructura y el lenguaje teatral.

Pero al margen de consideraciones, teñida de clasicismo sin complejos ni afectación, representa una magnífica ocasión para acercarse a Eurípides y disfrutar de un texto de casi dos mil quinientos años de antigüedad recitado por una K. Hepburn con rostro de reina troyana derrocada y prisionera, por una desagarrada V. Redgrave o por una I. Papas cuyos ojos y cuerpo desnudo parece lo único bello en la desolación de la derrota.
ABSENTA
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27 de octubre de 2008
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues estamos ante una obra de teatro griego rodada y con una localización estupenda al ser rodada en unas ruinas griegas.
En la película/obra, Eurípides nos brinda la desesperación de las mujeres troyanas tras la cruenta guerra que ha arrasado sus hogares. Y Michael Cacoyannis nos muestra esta genial adaptación. Tres poderosas interpretaciones femeninas y una no menos importante masculina doblada por un siempre genial Alfonso Vallés. Altamente recomendable para los amantes de la mitología y el teatro griego.
JCR
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1 de mayo de 2011
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconocido, junto a sus coterráneos Esquilo y Sófocles, como los tres más grandes poetas trágicos nacidos en la Grecia antigua, Eurípides es también de mi mayor aprecio porque lo considero solvente en tres características literarias esenciales: 1. Delineamiento de seres humanos con un gran ímpetu vivencial, a los que describe con sus debidas contradicciones emocionales y comportamentales, siendo muy apreciable la relevancia que suele darle a las mujeres; 2. Riqueza del lenguaje colmado de brillante lirismo y capaz, por momentos, de la más honda sabiduría; y 3. Valiente predisposición para cuestionar las tradiciones.

Escrita en el año 415 a. de C. “LAS TROYANAS” es un frentero alegato contra la tiranía de la guerra y la absurda desmesura que ennegrece cada enfrentamiento. La ambición de poder lleva a los peores arrebatos, y niños, mujeres y ancianos, sirven el mayor número de víctimas inocentes cuya sangre nubla el firmamento.

Michael Cacoyannis, director reconocido internacionalmente por “Zorba el griego” y quien ya había llevado al cine la “Electra” de Sófocles, se esmera por conseguir una adaptación apasionada y efectiva de la obra de Eurípides, poniéndola a campo abierto en un modesto set que recuerda las ruinas griegas y con un reparto internacional que incluye a Katharine Hepburn en el rol de Hécuba, la mancillada reina que verá la caída de su célebre ciudad de Troya y con ello la entrada en desgracia de sus hijas y otros parientes muy cercanos. Vanessa Redgrave como Andrómaca, la nuera de Hécuba, cuyo pequeño hijo luce signado por un trágico destino. Genevieve Bujold encarna a Casandra, la hija que parece haber perdido la razón, pero que presiente que aún puede jugar un papel efectivo en contra de la esclavitud de la mujer. E Irene Papas una Helena de honda seducción y de una presencia que provoca tragedias.

La adaptación del corto texto de Eurípides, sólo modifica la entrada donde algunas palabras de Poseidón se ponen en boca de Hécuba, pero, en general, se preserva la esencia original, aunque, me parece que Cacoyannis falla sustancialmente en el fuerte tono de eterno lamento con que expone los argumentos. Hasta la Hepburn, que acostumbrados nos mantenía a su carácter fuerte y aguerrido, luce aquí lastimera y derrotada preservando la sujeción femenina al hombre, bien común en aquella época. Sólo en el juicio a Helena, conseguimos ver a la mujer que siempre amamos, y hay que decir que se luce con el efectivo manejo que hace de su discurso, pese a sus 63 años ya cumplidos.

En general, la narración resulta bastante deprimente y casi aburre por la recurrente linealidad emocional con que se exponen los hechos. Básicamente, es la poesía y las efectivas disquisiciones de las letras de Eurípides, lo que mantiene a flote una obra que, no obstante, merece leerse y verse.
Luis Guillermo Cardona
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24 de agosto de 2012
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuando se adapta una novela al cine sale un señor leyendo página tras página en la pantalla hasta terminar el libro? ¡Claro que no!, sería aburridisimo y nadie iría a ver eso en lugar de leer personalmente la novela. Entonces, cuando se adapta una obra de teatro al cine, ¿por qué se empeñan en filmar una obra de teatro tal cual?¿Qué aporta el hecho de filmarla sin más? Nada de nada si no se trabaja el cambio de lenguaje, de teatral a cinematográfico. Ese es el caso de esta película. No dudo de que la obra sea estupenda, las actrices soberbias, etc... pero en pantalla queda todo frío, aburridísimo, plano. Encima, ni siquiera la ambientación y el vestuario están logrados: en consonancia atroz con determinado cine minimalista de los 70, se han limitado a rodar en unas ruinas cochambrosas (con lo cual te preguntas si Troya era la ciudad más rica cómo sería la más pobre) sin un mínimo de verosimilitud histórica, y a las actrices (y actores) los ha vestido su peor enemigo, con unas telas roidas de colores espantosos (vale que estaban en guerra, pero supongo que incluso los harapos de las señoras ricas de la ciudad eran más vistosos que esta porquería). En teatro esto no hubiera tenido la más mínima importancia; es más, supondría un reto, una vuelta de tuerca al texto que el director ofrece al espectador. Pero en cine, lejos de ser un detalle menor, hace que todo se vaya al traste; ya de entrada ver a esas pobres mujeres corretear envueltas en telas roñosas arriba y abajo por un secarral y declamando a grito pelado todo el rato tira para atrás al más pintado y da una sensación de falsedad artificiosa tremenda.
Ya comprendo que quisieran alejarse de las grandilocuentes superproducciones hollywoodienses, algunas de ellas cursis, melodramáticas y llenas de "dorados" hasta decir basta; y que presentar Troya tan cutre es para simbolizar la caida de toda una civilización y sus orgullosos gobernantes a manos de sus enemigos y tal... pero, oiga, ni tanto ni tan calvo, que esto es cine, no docu-drama amateur. En fin, bostezo asegurado para los que no sean muy fan del teatro griego clásico, pero teatro-teatro.
Klara
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