Casa Grande

Si la película "Casa Grande" de Fellipe Barbosa es autobiográfica y enfatiza en entrevista su paso de la niñez a la adolescencia principalmente, el trabajo es suficientemente puntual con otros aspectos acerca de las diferencias sociales y raciales en Río de Janeiro, aunado a la incapacidad por asumir nuevas realidades dentro de un círculo familiar asediado por desaveniencias económicas.

En la mirada de un joven, hijo de familia acomodada, el director recorrerá diferentes entornos sociales que comienzan en la "Casa Grande", pasando por los recorridos hacia el centro escolar y cerrar dignamente en los barrios populares de la ciudad. En cada uno Jean encontrará todo aquello contrapuesto con los discursos de igualdad conferidos en su formación integral, no obstante y como es de esperarse la sobreprotección dada la edad y la posición familiar, será algo de rutina; además la doble moral, hipocresía, misoginia e intolerancia que le envuelven, sin olvidar aspectos positivos como el sexo o el amor con los que también tendrá que lidiar en la nueva etapa que está por encarar.

Fellipe Barbosa se nota discreto, evita el sensacionalismo y se limita a la exposición de los hechos, sin regodearse en el lastre familiar y mucho menos en aquello que va descubriendo en el rutinario diario acontecer abordo del transporte público. Tal vez este tipo de tramas que de suponerse pausadas la única ventana para su difusión sean las plataformas digitales, por lo que si se encuentra disponible en el catálogo de alguno de éstos, vale la pena clickarla, verla y concluirla con una nota numérica.

Agradable segundo trabajo de Fellipe Gamarano Barbosa sobre las clases sociales brasileñas y los problemas de todas las familias. Un reparto magnífico (pese a, curiosamente, salir a menudo de telenovelas) encarna a los cuidados personajes de esta entretenida obra, una de las mejores presentadas en la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián 2014.

Un correcto guion y una fantástica dirección (especialmente considerando que es la primera obra de ficción de Barbosa) dan origen a una historia muy bien contada que, aunque a ratos se deja llevar por el sentimentalismo y vuelve todo demasiado fácil, es en general destacable, realista e interesante.

'Casa Grande' es un buen reflejo de la sociedad brasileña, un rato de realidades sociales que preocupan a todos y un ejercicio de buen cine primerizo. Vale la pena.

Juan Roures # La estación del fotograma perdido

ABC1 la denominan en el mundo del marketing. Se trata de las familias a las cuales no les falta nada. Mejor dicho lo que les falta no lo pueden adquirir: la capacidad de sobrevivir sin el dinero.

La telenovelas brasileras suelen mostrar ese tipo de familias latinoamericanas tan típicas, basadas en que la opulencia es una razón de ser casi desbordante, en una sociedad donde a la mayoría apenas les alcanza para sobrevivir.

Casa Grande parece ser un producto natural de cualquier país latino, pero encierra claves un poco más complejas. Su director realiza un acertado entramado entre las contradicciones de la caída social del cuadro de más poder, el momento de un adolescente en que va descubriendo su propia identidad sexual, y la incapacidad por comprender las idas y venidas propias de su entorno.

Y, como un ilusionista, el director termina con tanta asfixia con un final liberador, en un pulmón que deja atrás su infancia con el humo de un cigarrillo.

Si bien tantas señales obvias podrían opacar su obra, a Fellipe Barbosa la propuesta parece no obnubilarlo: eligió un tratamiento parco, sereno, que le permite mostrar lo que a más de uno le tocará en su propio desarrollo social adolescente.

Si bien entronca con la mejor tradición de un cine europeo clásico, Barbosa maneja una cámara que se regodea en medios desbordantes: el paisaje brasilero, la arquitectura modernosa y la contradicción de la convivencia entre clases sociales obligadas a estar tan al límite.

Una experiencia interesante, sin dudas.

La ópera prima del cineasta brasileño Fellipe Barbosa, “Casa grande”, no es una gran película pero sí un producto extremadamente inteligente y sutil. Porque su profunda crítica social la esconde tras una tragicomedia familiar que pareciere a simple vista bastante más inocente de lo que en realidad termina siendo.

Porque, aparentemente, el guión firmado por el propio Barbosa puede parecer la crónica del despertar sexual de un adolescente, una película iniciática más (género que me apasiona, por cierto), pero va más allá y trasciende sus iniciales intenciones para mostrarnos descarnada e inteligentemente de forma tangencial la caída a los abismos de la bancarrota de una familia de la alta burguesía de Río de Janeiro, de esos que viven en mansiones rodeadas de favelas sin llegar a verlas nunca y que tan sólo sienten el miedo al robo permanentemente, que piensan que toda la población brasileña debería ser blanca y que las cuotas de integración racial en el sistema educativo son otro error progresista más.

Y el joven Jean, de 17 años, en mitad de la llamada a la puerta familiar de la ruina económica, bascula entre iniciarse sexualmente con una criada de la casa o con una chica que conoce cuando tiene que asistir a su pijo colegio en autobús porque el chófer que lo llevaba al centro docente privado tiene que ser despedido por no poder afrontar la familia el pago de su nómina.

Jean va madurando a empujones ante la situación sentimental y económica que le rodea y que pone patas arriba su realidad, y ese despertar al mundo adulto está muy bien contado por parte del director brasileño, que no desperdicia ni una sola escena para señalar con el dedo las sangrantes e intolerables diferencias de clase en la Brasil actual.

Un sabio uso del plano fijo marca estilísticamente la cinta y la convierte en una pieza que despierta bastante interés para el cinéfilo.