Un hombre en la red

Conocer un poco de directores, actores y guionistas cinematográficos tiene sus ventajas. La primera, es que uno aprende a identificar a aquellos personajes cuyo talento ha sido galardonado y comúnmente valorado por los expertos en cine, y se tiene, entonces, mayores probabilidades de atinar a la hora de elegir una película. Es como comprar un libro: si se tiene claro quiénes son: William Shakespeare, Fiódor Dostoyevski, Victor Hugo, Truman Capote… o Gabriel García Márquez, sabe uno que tendrá en sus manos obras de probada calidad y fascinante literatura, y podrá disfrutar de aleccionadoras historias que, en algún grado, traerán luz a su existencia.

Pero, para que esta verdad sea precisa, necesario es decir que, aunque estando bien informado las probabilidades de atinar en el cine aumentan notablemente, no siempre se acierta aunque en los créditos aparezcan figuras de renombre. Primero, porque no todo nos llega al alma; también la inspiración juega a veces malas pasadas; y, en ocasiones, se hacen películas (por encargo) con mucho desgano y con la única esperanza de ganar algún dinero.

Éste es el caso de, <<UN HOMBRE EN LA RED>>. La dirige un veterano y brillante realizador como fue, Michael Curtiz (“Captain Blood", “Casablanca”, “The Proud Rebel”…); la escribió, Reginald Rose, quien acababa de firmar ese magistral guion que daría lugar a, “Twelve Angry Men”; y la protagonizan, Alan Ladd (“This Gun for Here”, “Shane”, “The Carpetbaggers”…) y Carolyn Jones (“The Bachelor Party”, "Last Train from Gun Hill"…). Como puede verse, unos créditos bien halagadores.

La primera media hora es muy prometedora: Un ferviente y culto pintor, ha abandonado New York con su esposa y se ha ido a vivir a una casa de campo en Stoneville, donde espera que, Linda, se recupere del alcoholismo que viene afrontando, pero, ella odia el campo, sigue bebiendo a escondidas, y está empecinada en que su marido regrese a su viejo trabajo donde le han prometido un mejor salario y el cargo de director artístico.

Carolyn Jones, nos asegura un rol lleno de vitalidad y profesionalismo, pero, muy poco compagina con la marcada frialdad de un cansado Ladd; y cuando la esposa sale de escena porque ha desaparecido, cinco chiquillos amigos del pintor, entran en plan de ayudarlo a resolver el misterio… y así, lo que parecía un brillante drama al estilo de, “Days of Wine and Roses”, se convierte en un programa televisivo a la manera del peor, Walt Disney. Nuestro gran, Michael Curtiz, abandona el compromiso que traía con su trabajo y queda la impresión de que se afanó por terminar la película tan pronto como pudo, porque lo que sigue es tan ingenuo que deja en pañales lo que comenzó con el mayor entusiasmo.

Al final, <<UN HOMBRE EN LA RED>>, termina siendo uno de los filmes menores de un gran director, cuyo legado nos sigue resultando uno de los más valiosos del séptimo arte.

Título para Latinoamérica: HOMBRE ATRAPADO

Obra menor del director Michael Curtis que se limita a ofrecer un relato de misterio y suspense flojo y excesivamente inocente.
Un hombre en la red presenta y desarrolla una historia sencilla en la que un hombre pasa a ser el principal sospechoso del asesinato de su mujer, lo que hace que deba demostrar su inocencia.
El esquema argumental de la trama peca de excesivamente sencillo y evidente, lo cual resta impacto e interés. Mención especial merece el estrafalario y extraño comportamiento de la mujer del protagonista, lo cual resta credibilidad y verdadero suspense a la película.
El papel protagonista interpretado por un soso Alan Ladd no ayuda a levantar el interés del espectador por su polémica situación.
El director no logra dar un toque lo suficientemente serio al relato para que sea considerado como tal. Cae en la reiteración de ideas y en el empleo de niños para despertar la simpatía del espectador.
Todo el desarrollo de la trama y su resolución peca de simplista y edulcorada, le falta gancho y verdadera maldad.
Se ve con la facilidad que se olvida y no llega a dejar huella. Curtis es el hombre atrapado en su propia red, pero no consigue atrapar al espectador con esta floja película.

Esta es una película que pudo no estar mal, porque empieza de una forma que podríamos considerar prometedora. Además, hay un buen director, buen guionista, algunos buenos actores,...pero la cosa patina, y bastante. Para empezar, porque Alan Ladd está espantoso. Quizá es una de las peores películas que le recuerdo, pero parece que se acaba de levantar de la cama y se está ubicando en cada escena. Después, porque la película es una intriga que podría haber sido tenebrosa, pero es ingenua. Incluso, siendo así, se podría haber sacado mucho más jugo al papel de los niños, pero tampoco. Así que te encuentras ante una peli como muy "blanda", sentimentaloide y con muy poco fuste. Hasta los personajes malvados son medio idiotas. ¿Algo la salva de ser un fracaso absoluto? Bueno, no resulta aburrida, aunque sea simplona. Y se consiguen algunas escenas de tensión que no están mal entre marido y mujer, bueno, las consigue Carolyn Jones, nuestra entrañable Morticia Addams, porque lo que es Ladd ya he dicho que no está para nada. La propia Carolyn a veces se pasa de frenada, pero yo creo que es para compensar a tito Ladd. Y sale Charles McGraw, un hombre al que da gusto odiar. Y eso es todo. Una pena.