No miréis en el sótano

El terror de los 70, es definitivamente el mejor terror, y no lo digo por esta película, ya que tarda demasiado en arrancar, y está a medio camino entre el drama que se puede desarrollar en una institución mental mal administrada, y un slasher.
Lo mejor es la forma en que tratan las perturbaciones mentales, la verdad que para ser una película de terror, profundiza bastante en ese tema, su narrativa es interesante y coral, la protagonista no es la enferma que llega al manicomio, como se podría pensar al principio, sino los diferentes paciente y la doctora que se ocupa de los mismos.
Tal vez el error fuera mezclar los 2 géneros, ya que no termina siendo ni una cosa ni la otra.

Esta película es un verdadero diamante que desborda mal rollo en cada secuencia, unos personajes altamente demenciales y una ambientación acojonante a pesar de su decadencia técnica.
La historia gira entorno a una joven enfermera que comienza a trabajar en la clínica para enfermos mentales del Dr. Stephens, un lugar donde los locos internos se pasean libremente y las puertas no tienen cerrojos. Como es evidente se lía muy parda con todos los locos haciendo de las suyas.


Una historia de suspense setentera muy bien llevada y con un final que personalmente me ha sorprendido gratamente, no me lo esperaba en absoluto. Otro aspecto que me ha gustado es que transcurre en el mismo escenario durante su totalidad, lo cual se vuelve todo más claustrofóbico. Los actores también están más que correctos, destacando por encima de todos a los secundarios que hacen de pacientes trastornados.
Una más que correcta y decente película que sorprende en su clímax final.

Un slasher claustrofóbico, más efectivo que atractivo.

La obra de Brownrigg es de estética fea y pobre calidad visual, pero curiosamente ayuda en la búsqueda de un terror incómodo que es encontrado y explotado por un elenco actoral que defiende su trabajo solventemente.

Una enfermera aparece en el manicomio donde comenzará su futura aventura laboral. La ausencia del doctor que la contrató y la supervisión de una jefa provisional harán de inicio en una historia que se tornará poco a poco  en un delirio sangriento y poco seguro.

Un ejercicio de cartas ocultas que el equipo técnico de la película sabe trabajar. El ritmo es irregular, pero llega con una salud de hierro al tramo final de la obra. Menos explícita en su gore y correcta en su dosis de suspense.