Intrigo: Muerte de un autor

Intrigo muerte de un autor es una muy buena apuesta. Es muy original, el protagonista llega a una isla y le cuenta a Ben Kingsley la trama de una novela que está escribiendo y esto no es más que el principio ya que el espectador se verá sumergido entonces en una historia sin igual en la que no se sabe qué es realidad y qué es ficción. Y es mejor no añadir mucho más y dejar que el espectador disfrute de esta original historia.

Es un Trhiller original, denso, algo parsimonioso por más que mantenga el interés. Pero al mismo tiempo es demasiado frío, impersonal. Esconde a sus protagonistas detrás de un exceso de reflexiones literarias. Es como si los personajes vivieran una historia que les es ajena, toda vez que no se acaban de entender sus reacciones, sus motivaciones. Toman una dirección como podrían haber tomado la contraria, se conducen sin la coherencia mínima exigible, sobre todo el personaje central. Se deja ver, pero es complicado conectar emocionalmente con una trama demasiado literaria, demasiado distante.

“Una mujer que huye con su amante, no abandona a su marido. Le libra de una mujer infiel. – Sacha Guitry”
El protagonista de esta película no comulga con esta frase, él considera inadmisible perder “sus propiedades” y estará dispuesto a todo para que así sea.
Una historia aparentemente brillante que termina defraudando. El giro principal, el eje de todo el misterio, carece de explicación y resulta ser solo un señuelo para el espectador. Pero ya todos sabemos que una mentira no se puede sostener por siempre y mucho menos durante 105 minutos. Si a esto le sumamos la falta de combustión y el ritmo lento y pausado, podemos concluir que estamos frente a un film mediocre, que nos mantendrá expectantes solo durante la primera mitad, solo mientras dura el engaño...

Gracias a una trama inteligente y a un guión que la hace visible, es una película que se ve con creciente interés.
No son corrientes es tipo de películas.
La acción es tranquila, ordenada, no como otras de suspense en las que uno se queda a dos velas. Aquí el dato que más interesa no nos es revelado nunca, y esta no revelación resulta por completo verosímil.
Bien Kingsley está primero por su fama, pero la película recae en un magnífico Benno Fürmann, que sabe interpretar una personalidad cambiante, extraña y algo cínica.

Guion horroroso, lleno de incongruencias. En el primer cuarto de hora, unas 10. Ninguna reaccion a los hechos es la natural. Ni un solo actor. Ben Kingsley haciendo de si mismo y descorchando botellas sin corcho. Ridicula evocacion de cine de suspense.