Todo el mundo gana

Después de verla no queda más que una palabra: decepción. Con dos actores de primer nivel como Nolte y Winger y un guión de Athur Miller uno podía esperar algo sensiblemente mejor. Lo que nos ofrece es algo engañoso, espeso y confuso, en donde el espectador se pierde continuamente en los entresijos que van apareciendo.
Lo cierto es que lo único que da cierto aire de seriedad a la película es Nick Nolte, tan profesional como siempre al que quizá lo que le falla es su falta de química con Debra Winger. Los demás personajes se quedan en esa nebulosa de confusión y opacidad.
En fin, una película que pasó sin más y que dejó ese gusto de decepción al verla, después de conocer todos los buenos ingredientes que la componían.

Una mujer pide a un famoso detective privado que investigue un crimen por el cual está cumpliendo condena un inocente.

El esperado regreso del dramaturgo Arthur Miller al cine, adaptando una obra propia, para el que sería el último film de Karel Reisz. La pareja protagonista, compuesta por Nick Nolte y Debra Winger, acapara el interés de esta intriga impregnada de cinismo.



"Hay un muchacho en la cárcel y esa mujer tiene la llave."

La verdad es que, curioseando en la carrera de Nick Nolte, me llamó mucho la atención esta película, porque una película con Nick Nolte y Debra Winger en los papeles principales y con guión de Arthur Miller no puede ser mala. A mí me ha gustado esta "Todo el mundo gana" y no coincido con el anterior usuario, que se sentía decepcionado. Es cierto que los personajes que forman su trama están todos algo desquiciados psicológicamente hablando y la trama puede resultar algo confusa pero creo sinceramente que es un interesante trabajo con unas poderosas actuaciones de Nick Nolte y, sobre todo, de Debra Winger que tiene que hacerse con un personaje bipolar bastante complicado. A mí me ha sorprendido muy gratamente esta actriz con fama de complicada y la química con Nolte, con el que ya había trabajado anteriormete, es buena. Creo que para los amantes del cine negro puede estar bastante bien. De los secundarios, decir que Will Patton está correcto al igual que Kathleen Wilhoite y comentar el enorme parecido físico del actor Frank Converse con el también actor Robert Redford.

Como mínimo confusa y por momentos, muchos, aburrida, así transcurre esta película en donde Arthur Miller seguramente estaría mirando tv cuando adaptó esta desabrida e insípida obra. La trama comienza cuando una bipolar mujer le pide a un famoso detective que reabra un caso en donde un joven inocente está en la cárcel. A partir de allí todo son mentiras, pistas falsas, cosas sin decir, lo que envuelve al espectador en un sueño profundo del que solo logra sacar, y de ahí mi puntuación el siempre correcto Nick Nolte, que intenta, aunque puede poco sacar a flote esta tontería. Debra Winger aporta su locura y sensualidad y los demás secundarios, algunos conocidos, como Will Patton y Jack Warden apenas están discretos. Desechable.

Una película que quizá pudiera dar para más. No es exactamente un melodrama judicial, pero tiene visos de película mediocre. La dramatización de la historia no cuaja. Hay algo raro, algo que no funciona bien. Lo que se esconde es lo importante. Y quizá se deja demasiado a la imaginación del espectador.
Sobre todo cuando narra el interés de ella en él. Es totalmente ficticio, fuera de lugar, impropio. No es ni razonable ni adecuado. No tiene demasiado sentido. Un hombre con experiencia y bagaje personal, social y profesional no se deja embaucar de esa manera. No un hombre como Nolte, que es el prototipo de hombre viril, fuerte, y con gran personalidad.
Un juvenil y rejuvenecido Nick Nolte, con una bellísima Debra Winger, que, en verdad, está en estado de gracia. Qué belleza. Les acompañan: el securrio Will Patton, Judith Ivey, y un Jack Warden tan serio y potente como siempre.
El guión es de Arthur Miller, sobre una obra propia. Parece raro que un grande del teatro y de la literatura vuelva a la brega de un trabajo tan exigente como el de guionista. Seguramente tuvo mucho libertad en sus actuaciones.