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Competencia desleal

Drama Umberto es el propietario de una elegante sastrería, pero está perdiendo clientes debido a la competencia que le hace Leone, un sastre judío. La rivalidad profesional propicia toda clase de estrategias y trucos sucios. Sin embargo, sus hijos pequeños van juntos al colegio y sus hijos mayores son novios. Esta situación cambiará cuando, en 1938, el gobierno italiano aprueba las leyes raciales contra los judíos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
16 de marzo de 2009
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos vendedores de ropa, cuyas tiendas están lindantes sobre la misma calle, tienen permanentes rivalidades para atraer la atención de los clientes: Umberto, italiano proveniente de Milán, es propietario de una elegante sastrería romana que comienza a perder clientes a favor de su vecino judío, Leone, que sacrifica la calidad pero rebaja precios. La rivalidad permanente es la generadora de varios roces que se resuelven como "gags" cómicos.
Sin embargo sus hermosas familias se vinculan por la respectiva amistad entre los hijos menores y un romance entre los hijos adolescentes.
Como en tantas de sus comedias, desde el punto de vista actoral no hay un protagonismo excluyente sino varios, y de distintas generaciones: niños, adolescentes, adultos y viejos que producen un efecto coral capaz de sumar diferentes puntos de vista, en este caso manteniendo la unidad con el hilo narrativo conductor de la mirada infantil de los niños amigos, lo que aporta frescura e inocencia al relato.
La película registra las leyes raciales que se establecieron en la Italia de 1938 contra los judíos que estaban integrados al pueblo italiano desde 2000 años atrás. Luego de la alianza entre Mussolini y Hitler se implementaron prohibiciones segregacionistas y absurdas como no poder escuchar radio, ni ejercer la profesión o incluso no poder recibir enseñanza pública, en el caso de los niños judíos.
Pero, a contracorriente de la política imperante, es conmovedor el cambio de actitud de Umberto hacia su vecino Leone: cuando comienza la persecución de éste y su família, la injusticia los acerca en vez de dividirlos. Sus antiguas rivalidades parecen ingenuas comparadas con esta real competencia desleal, la de un Estado que se vuelve desmesuradamente injusto con un sector de la población.
Último sobreviviente de aquella comedia italiana hija del neorrealismo, posteriormente devenida en liviana y conciliadora, Ettore Scola, referente ineludible en el cine italiano contemporáneo, demuestra hasta qué punto ha seguido fiel al mantenimiento de la profundidad, siempre atento a los rasgos psicológicos y sociales. Sus temas preferidos siguen siendo la amistad, el amor, la solidaridad, la historia y los cambios provocados por el tiempo que pasa. Como en todas sus películas aquí también está presente el trasfondo politico, la lucha de individuos que intentan sobrellevar una sociedad que le es adversa y -por supuesto- la entrañable presencia de la ciudad, del barrio y de la familia. Toda la acción ocurre entre ambas casas contiguas y sobre esa melancólica calle empedrada donde como en "Gente de Roma" pasan constantemente los tranvías, mudos testigos del tiempo social y la temperatura humana que se quiere capturar.
rouse cairos
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21 de abril de 2009
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué gran cineasta es el italiano. Su vuelta a la gran pantalla en el siglo XXI se produjo con esta historia revisionista, humanista y crítica. Crítica a un pasado en el que su pueblo también cayó bajo las garras de la sin razón para entrar a formar parte de aquel eje del mal que tanto daño a hecho a la historia de la humanidad. Pero Scola es diferente. Scola es humor, es sátira, es romanticismo, es calidez, es cercanía. Aunque también, y dado lo serio del asunto, sabe ser dramático, desesperante, áspero, directo y realista. Y créanme, jugar con tantos matices no suele salir siempre bien.

La historia se ubica en Roma, en 1938, cuando Europa se dirigía irremediablemente a una de las mayores infamias de su historia. Allí, Scola nos presenta a dos comerciantes dedicados al rubro textil, Umberto y Sergio, uno judío otro italiano, vecinos, de puerta con puerta, que pasan sus días entre las disputas propias de la situación por ver quien lleva a su tienda a más o mejores clientes. Mientras, sus hijos mayores cruzan pasiones y sus hijos pequeños crecen el uno al lado del otro compartiendo experiencias y vivencias propias de la edad. Scola narra a través de los ojos de estos últimos (calidez) creando unos vínculos entre las familias que no se rompen ni ante la peor de las competencias (romanticismo).

Sin embargo la situación empeora cuando comienzan a entrar en vigor la leyes antisemitas. Aquí la película se torna difícil. La desazón y la desesperanza se apodera de unos personajes sobrepasados por los acontecimientos e impotentes ante lo que se les viene encima. Scola se vuelve duro. Critica con aspereza y expone situaciones de lo más avergonzantes para el espectador (sobre todo si es ciudadano italiano, claro está) haciéndole ver sin remilgos ningunos una realidad que se apoderó de ellos no muchos años atrás. Para esto utiliza muy bien la figura de Depardieu, hermano profersor e intelectual de Umberto y que dota de razones el mensaje final del director. Sin embargo, la cinta no abandonará nunca ese tono entrañable y de buen humor muy característico de ese cine italiano que nos gusta tanto y que tiene la virtud de hacer de cualquier drama un bonito paisaje lleno de humor y descartando cualquier acercamiento a la oscuridad de la tragedia.

Película de estudio, rodada a lo largo de una calle, con ambientación espectacular donde el director cuenta en su reparto con un buen elenco de grandes actores italianos y de un Depardieu que aporta unos momentos más que interesantes. Destacar a Diego Abatantuono (Umberto) en una interpretación llena de personalidad y que alcanza un nivel excelente. Así que más que buena esta vuelta de uno de los grandes del cine italiano, pertenciente a esa escuela alimentada en el neorrealismo y que ha sabido adaptarse a lo tiempos contando historias "para todos los públicos" pero sin dejar de "molestar" con una realidad que nunca deberá ser olvidada.
Alfie
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13 de mayo de 2010
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos vidas, dos culturas, un punto de vista, una realidad que se impone por sobre cualquier interpretación posible. Competencia... nos traslada a la Italia fascista con la mirada de una inteligente comedia costumbrista que, sutilmente, baja linea de la manera más honesta posible.

Así como la peli inicia con la narración en off de dos jóvenes, es necesario enfocar todo su desarrollo como lo que és: la vida en Italia desde los ojos desprejuiciados de la niñez. De esta forma, Scola elije tonos desenfadados sólo en apariencia, puesto que se encarga de retratar la situación social a partir de pequeños chistes intercalados dentro de una narración ágil. La peli adopta un falso aire de comedia costumbrista que, en realidad, se toma muy en serio a sí misma y que va mudando en su postura hacia una crítica vedada de los valores italianos desfazados por las ideologías fascistas.

Una fotografía superlativa y una puesta en escena cerrada dentro de un vecindario específico nos demarca la situación de dos comerciantes enfrentados "éticamente". Dichos enfrentamientos se irán por los laterales, focalizándose en secundarios, para luego volver sobre la pareja principal y la persistencia del factor humano en tanto valor universal que no sabe de razas arias ni dictadorzuelos de ocasión.

Sin perder su sobriedad, salvo algunos puntos en contra por bufonadas innecesarias "a la italiana", Competencia desleal inicia y culmina con un niño en el medio. Aquél que supo exigir "madurez" a sus adultos en medio de tanta ceguera mussolinesca.
Juan Rúas
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13 de agosto de 2009
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recomiendo totalmente esta película, tiene de todo: momentos hilarantes, de enredo, enfado, de tristeza; historias que giran en torno a ambas familias, una de judíos inmigrantes y otra de italianos puros, que parecen no tomarse mucha estima, pero a los cuales el tiempo hace hondar en sus relaciones. Además tiene una banda sonora superbonita (creo que es oríginal) que aparece a lo largo de la película. Aún no me la he quitado de la cabeza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
edalphoe
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16 de octubre de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una paradoja muy bien escrita sobre la pre-guerra que define la llegada del fascismo a pequeña escala, a través de dos negocios, uno en cada bando, para ir conociendo cómo se va destripando la vida de la familia judía ley a ley, y dotada de cierto encanto en gran medida por la aportación de los hijos de cada uno, con los niños la faceta de fábula está conseguida y con los adultos tiene algunos momentos de auténtico desánimo ante la vida, luego destacar muchas frases que llevan implícitas las características del régimen impuesto.

De resto no se puede decir que el sello del cine europeo esté ausente, sino que ha cogido más bien el camino del cuento con moraleja que otras muchas veces ha dado grandes resultados, nunca se puede olvidar "La vida es bella"... pero que va en detrimento de lo estrictamente real, del dolor y del aislamiento al que fueron sometidos los judíos, por lo que su error más grande no es dedicar la cinta a todos los públicos, sino ser incapaz de transmitir al espectador sensación de desasosiego.
stikma
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