Love Happens

¿Qué clase de película creéis que puede salir si juntamos en la misma historia a un apuesto gurú de la autoayuda con fantasmas personales, a su representante feo pero simpático que solo piensa en el dinero y a una chica estupenda que está a punto de dejar de creer en el Amor Verdadero?

1.- ¿Pensáis que el chico exorcizará sus demonios?
A) Sí
B) No
2.- ¿Dejará la chica de creer en el Amor?
A) No
B) Sí
3.- ¿Pasarán mil y una desventuras pero al final se darán cuenta de que están hechos el uno para el otro?
A) Sí
B) No
4.-¿ Nos derretiremos con emotivos dramas personales de los miembros del grupo de terapia?
A) Sí
B) No
5.- ¿Valorará el amigo representante la honestidad por encima del dinero?
A) Sí
B) No
6.- ¿Recibirá el chico valiosas aportaciones morales de los miembros de su grupo de terapia a los que se supone que tiene que ayudar?
A) Sí
B) No

- Si has elegido 6 veces la respuesta A, has visto suficientes películas del estilo de “Love Happens” como para ir en todo momento un cuarto de hora por delante de la trama. No te dará nada nuevo, pero como seguro que eres de los que ven todas las películas que caen por tus manos le darás una oportunidad y, aunque termines comentando lo previsible que era, tampoco saldrás decepcionado porque técnicamente es muy correcta.

- Si has elegido entre 4-6 respuestas A, existe una cierta probabilidad de que “Love Happens” te aporte algo. Eso unido a lo guapos que son Anniston y Eckhart y a lo bonito que es todo, puede hasta te parezca una buena película.

- Hasta 4 respuestas A, “Love Happens” te resultará una película innovadora… claro que si no has visto antes nada parecido, puede que lo que ocurra es que éste no sea tu estilo.

- Si has elegido no hacer el test es que valoras tu tiempo como para perderlo con tonterías y, seguramente, no te tragas una película a no ser que te ofrezca algo desde el minuto uno hasta el final. Puedes prescindir de ésta porque seguro que ya has visto varias del estilo.

Él es viudo, buenorro y escritor. Es un hombre muy completo, aunque no sepa nada de pájaros. Su especialidad son los libros de autoayuda. Y, para promocionarlos, se dedica a la doma de deprimidos deprimentes, que terminan por deprimirle a él. Y entonces llega la catarsis. El inevitable momento en el que se le exige al espectador que rompa a llorar como un idiota, pero, claro está, no se consigue, porque el único idiota que hay aquí es el guionista-director de la patochada ésta, que dicen que es una comedia romántica... ellos sabrán.

Ella es una chica que escribe palabrejas en las paredes y el viudo las lee, pero no sabemos por qué, no se explica, ni que ella las escriba ni que él las encuentre, estando como están, detrás de los cuadros. No deja de ser extraño que una autónoma que se gana el pan ornamentando floralmente un hotel de lujo se dedique a enguarrinarles las paredes, jugándose el sustento si la pillan, pero es que en estas pelis la gente siempre hace cosas muy estrafalarias sin venir a cuento de nada.

También me llama a atención lo que cunden los días en estas pelis, y lo simplonas que son todas.

Ahora que en Estados Unidos se están cumpliendo los cinco años de emisión -y todo apunta a que serán más- de “Anatomía de Grey”, cuesta imaginarse que en su día fuera una serie cuya segunda temporada pasara a emitirse casi por gracia divina. No convencieron demasiado aquellos primeros episodios en los que cinco jóvenes recién licenciados en medicina empezaban su dura puesta a punto en el hospital más prestigioso de Seattle. Cuando el sonido de las alarmas de cancelación era ensordecedor, apareció el divino “factor Super Bowl” para salvar al barco -o ferry- del hundimiento. Cuando debido al acontecimiento deportivo del año, los ojos de toda la nación yankee estaban aún fijados en el televisor, la ABC hizo su última apuesta por la serie de los doctores enamoradizos y la jugada le salió redonda.

¿Suerte? Tal vez, pero dicho milagro coincidió casualmente en el momento en que la serie encontró definitivamente su personalidad: la enésima potencia del pop actual más mundano. Por localización, por contenido y sobre todo por forma, el debut cinematográfico de Brandon Camp huele a “Anatomía de Grey” por los cuatro costados. Estamos de nuevo en la lluviosa Seattle, las calles están inundadas por la música “alternativa” más comercial -valga la redundancia-, el narrador nos ayuda a comprender la supuesta complejidad de la trama y en cada esquina hay gente guapísima que, bajo su endeble fachada escéptica, buscan desesperadamente encontrar el amor. A quien no le guste la fórmula se preguntará por qué en algunas sesiones no venden junto a las palomitas botellitas de cloroformo. Quien sea más afín, se preguntará por qué junto a los mencionados frasquitos, no cabría la posibilidad de adquirir cloroformo light, por si el abuso de sustancias sedantes engorda, que nunca se sabe.

Como antiguo y desde hace tiempo retirado seguidor de la serie mencionada -todos tenemos pecados inconfesables-, me limitaré a decir que ‘Love Happens’ no cuela. Porque en un día bueno, mi cerebro puede aguantar con mucha dignidad cuarenta minutos de hormonada y bien empaquetada nada... pero más de hora y media se antoja como algo insufrible. Así son las aventurillas de este mesías de pacotilla. Olvídense del Tom Cruise de ‘Magnolia’, Burke Ryan hace ver que está deprimido y que es mala persona, pero en verdad es un trozo de pan, un sol... un ñoño sin ningún tipo de atractivo. Y más difícil es ganarse nuestra simpatía cuando Jennifer Aniston se presenta como su pareja de baile. Quince años después, la ex de Brad Pitt sigue siendo Rachel Green, sólo que ha perdido completamente la gracia, y sospecho que buena parte de la culpa la tiene el que sus chistes ya no vengan seguidos por risas enlatadas.

Todo ser humano a lo largo su existencia vive momentos difíciles que pueden provocar desequilibrios psicológicos. Burke Ryan (Aaron Eckhart) es un conferenciante y escritor de libros de autoayuda de gran éxito. Pero, el mismo tiene un problema no superado del que no es consciente, la muerte traumática de su esposa. Los métodos que utiliza para ayudar a la gente, frases bonitas y dinámicas de grupo motivadoras, en un primer momento son útiles para él. Pero, pronto esto se desvanece, ya que necesita transmitir desde el corazón para llegar a los demás, y su equilibrio personal está roto. Pero, la historia de pronto da un giro y aparece suavemente el amor de Eloise (Jennifer Aniston), una florista, hermosa, joven e intuitiva que descubre al verdadero Burke. El film de Brando Camp nos revela tres enseñanzas, que sólo se puede ayudar desde el equilibrio emocional, que el amor ayuda a superar el dolor existencial y que la firme voluntad personal es imprescindible para vencer las contrariedades de la vida.

Jennifer Aniston y un título como “Love happens” hacen pensar en una típica comedia romántica americana. Pero comienza la película hablando de que “cuando la vida te da limones tienes dos opciones: puedes poner cara de amargado o prepararte una limonada”, y continúa con algunas escenas interesantes que me crearon grandes expectativas.

Lamentablemente se quedan solo en eso, en expectativas, porque si bien la película mantiene el interés hasta el final, no consigue catalizar las emociones a través de la pantalla. ¡Casi! Es una lástima porque tiene verdaderas perlas en forma de reflexiones sobre el amor, el miedo, la pérdida, la vida y la muerte. ¿La mejor? Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Miremos dentro de nosotros mismos y apliquémonos los mismos consejos que con tanto ahínco damos a los demás.