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El enemigo de las rubias

Intriga. Thriller Un asesino serial conocido como "El Vengador" está matando jóvenes rubias bajo la niebla de Londres. Al mismo tiempo, un nuevo inquilino, Jonathan Drew, llega a la casa de los Bounting y alquila un cuarto. El hombre tiene hábitos peculiares: sale por la noche en medio de la neblina y guarda una imagen de una rubia y joven muchacha. La hija de los Bounting, Daisy, es una modelo de cabello rubio y está comprometida con Joe, un detective ... [+]
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
1 de abril de 2006
40 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta realización de Alfred Hitchcock y su primer gran éxito. Primera obra que refleja su estilo personal. Rodada en Londres, se basa en la novela "The Ledger" (1913), de Marie Belloc Lowndes, inspirada en "Jack el destripador".

La acción tiene lugar en Londres en 1925/26. Narra la historia de Jonnathan Drew (Ivor Novello), hombre tranquilo y silencioso, que alquila una habitación en la casa de la Sra. Bouting (Marie Ault). Sus frecuentes salidas nocturnas levantan las sospechas de que él es el autor de los 7 asesinatos de jóvenes rubias, cometidos en la ciudad siempre en martes. Frente a las sospechas familiares se alza la hija de la casa, Daisy Bouting (June Tripp), novia del policía Joe Betts (Malcom Keen). Éste, movido por los celos, arresta a Drew y le acusa de ser "El vengador". Jonnathan explica a Daisy que su hermana fue una de las víctimas del Vengador y que anda tras él para llevarlo ante la Justicia. Asaltado por una multitud enfurecida, queda sujeto a una verja en un clima de linchamiento.

La película contiene una de las constantes más características del autor, su preferencia por las mujeres rubias. Las heroínas de su filmografía son mujeres distantes, elegantes y rubias (Marnie Edgard, Marion Crane, Melanie Daniels, etc.). Ésta es la primera producción dirigida por Hitchcock en la que aparece un cameo del autor. La atmósfera de tensión, angustia y suspensse, se apoya en recursos que el autor usará en obras posteriores, como el drama personal de un inocente acusado de crímenes que no ha cometido, una multitud dispuesta a lincharle, un policía que le arresta por celos, las sospechas del público al que el autor ha hurtado información y le ha mostrado un Drew misterioso, que sale a la calle bajo una capa negra, maneja un extraño maletín y guarda un secreto que no quiere desvelar. Presenta una secuencia en flashback, evocadora de la habilidad del maestro en el manejo del tiempo cinematográfico. Hace uso de una estética sombría, tomada del expresionismo germánico, que el autor conoció durante su estancia en Alemania.

La fotografía, de Gaetano Ventimiglia ("El jardín de la alegría", 1925), también acreditado como Barón Ventimiglia, resalta el claroscuro y la expresión exagerada del rostro, en el marco de un clima excitante y angustioso. Los encuadres optimizan la belleza visual de las imágenes. El guión combina la angustia con golpes de humor e ironía y se sirve de la arbitrariedad y la injusticia para provocar en el público una intensa sensación de peligro. Las interpretaciones de Novelo, Gripp y Keen, se mueven a la altura de las circustancias y realizan sus papeles con convicción. El director, de 27 años, crea un thriller de alto voltaje, en el que la narración visual crea una atmósfera de inquietud, que absorbe la atención del público.

Primera película de Hitchcock en la que éste encuentra el camino que marcará su sello personal y las principales constantes de su extensa y rica filmografía (56 películas y 15 telefilms).
Miquel
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11 de mayo de 2012
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tenido la oportunidad de ver mucho cine mudo y les puedo asegurar de que estamos en presencia de una obra maestra, la primera de Sir Alfred Hitchcock.

Hitchcock se inició en el cine en el oficio de realizar rótulos o intertítulos para las películas mudas, en “The Lodger” vemos una inusual cantidad de ellos, quizás exagerada para muchos en aquella época en la que deseaban ver imágenes más que letras. Este detalle, sumado a la música que acompañaba la versión que tuve la posibilidad de apreciar, consiguieron que olvidara por momentos de que se trataba de cine mudo.
Las actuaciones son admirables, fundamentalmente la de Ivor Novello, la primera estrella de cine del Reino Unido. El perfecto uso que hace del lenguaje corporal, con énfasis en su mímica facial, suponen una de las mejores actuaciones de la primera treintena de años del siglo XX.

Hitchcock ya expone claramente su genialidad, con primeros planos asombrosos y cambios de perspectiva innovadores. Constituyen junto a la obra expresionista del alemán Robert Wiene “El gabinete del Doctor Caligari” las dos mejores películas sobre asesinos en serie del cine mudo.

“The Lodger” es uno más, de los diversos ejemplos que hay del absurdo al que se llega a la hora de inferir un título en español, debió titularse “El Inquilino” o algo parecido, y no el burdo “El enemigo de las rubias”.

Dr.Juventus
DrJuve
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25 de abril de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para Hichcock “The Lodger” fue en realidad su primera película. Aunque anteriormente había realizado otras dos, a los 27 años había dirigido su primera película, “El jardín de la alegría” (The pleasure garden, 1925), una fábula moralista sobre el teatro que aunque el cineasta la denostara, ya mostraba alguno de los temas que serían habituales en su obra. Hay una escena de “voyeurismo” puro, unas chicas bailando en escena, mientras unos hombres mirando entre el público en primer plano a las bellas mujeres. Un hombre incluso saca unos prismáticos de ópera para mirar las piernas de las chicas más detalladamente. Es interesante recordar que desde el principio de su obra, está presente la tensión de lo masculino y lo femenino y la opresión de la mujer por parte del hombre, otro tema recurrente del cineasta. Se cree que todas las copias de su segunda película, “El águila de la montaña” (The mountain eagle, 1926), se han perdido para siempre. El propio Hichcock la calificaría de horrible más tarde.

“The Lodger” es una historia construida en función de la falsedad de las apariencias. Todo apunta, y Hitchcocok se recrea en subrayarlo astutamente, a que Jonathan Drew (Ivor Novello, el huésped que da título al film), recién llegado a una casa de huéspedes, podría ser el criminal que busca la policía de Londres, como asesino de unas cuantas chicas siempre rubias, que deja la marca del triángulo sobre sus víctimas, bajo el nombre de “Avenger”, el vengador. La presentación del misterioso huésped, con la sombra de Jonathan proyectándose sobre la puerta y la aparición ante la cámara, es buena prueba del talento de Hitchcock. Solitario y esquivo, de conducta extraña, en un Londres oscuro y sinuoso, la llegada del huésped despierta todas las sospechas. Es pues, una película que juega continuamente con la idea de la duda, lo cual se convierte en el eje de la puesta en escena. Los temas recurrentes del cineasta ya están ahí, el hombre a la fuga, el falso culpable, temas que él manejaba con maestría.

Hay mucho juego de sombras y techos transparentes, lámparas que se balancean, detalles de un director original y reflexivo. Tiene una atmósfera de crimen y sexo combinados. Se atisba ya en esta película, una alegría creativa, una brillantez formal y una intensidad narrativa que anticipa ya futuros logros del maestro, muestra de ello es ese beso entre Jonathan y Daisy que puede interpretarse como esbozo de momentos similares en otras películas posteriores como “Recuerda” o “La ventana indiscreta”. También fue la primera vez que Hitchcock hizo un cameo, que explico en spoiler, parecer ser que faltaba un figurante, así que hizo él el papel. Una vez comentó que salía en los primeros minutos del film para que el público no se pasara toda la película distraído buscándole.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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18 de enero de 2009
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aportación indirecta de Hitchcock al mito ripperiano. Aunque la película no se base en The Ripper, sino en un sosias llamado The Avenger, ésta inspiró a "Man in the Attic" de Hugo Fregonese. Vamos, que la de Fregonese es un remake de la de Hitchcock. Incluso le copió algunas ideas como la de los cuadros de la habitación.

Muchos dicen que esta primera película en serio de Hitch es experimental. A mí me parece un calificativo para exonerar al maestro de fallos de principiante. Aun así, se descubren ciertas obsesiones hitchconianas que luego serán permanentes en sus demás cintas: el falso culpable, la policía como enemigo, los besos abrasivos, ciertos detalles visuales, e icluso hay una mirada voyeur, típica de él, a una rubia desnuda en un baño.

Aún así, y reconociendo que esta tiene algunos toques de genialidad típicos del gordito, la peli de Fregonese es más digerible, mejor narrada, y con mejor final. Y qué diablos, Jack Palance le da mil vueltas a Ivor Novello como inquietante sospechoso.
Gilbert
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4 de enero de 2023
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amor con asesino en serie. Celos y culpa. Amenaza constante. Apariencias con suspense expansivo.

Hitchcock construye en base al espectador. La empatía de las imágenes hacen que las tramas se sientan y se disfruten. La pericia para generar planos con discurso propio empieza a ser marca de la casa. Entre lo cotidiano y lo improbable. La crítica social es clara y basará gran parte de su filmografía en ese curioso y efectivo baile de apariencias.

La primera gran obra del maestro.
La puerta de Tannhäuser
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