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Cherry, Harry & Raquel!

Thriller. Drama Harry, un sheriff corrupto, y su ayudante están persiguiendo a un Apache que quiere delatar sus operaciones de tráfico de marihuana a los autoridades. Mientras, Harry se acuesta con una prostituta llamada Raquel y con Cherry, una enfermera... (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
30 de enero de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es tal el despropósito de esta película que uno hasta puede llegar a disfrutarla... Parece que lo más importante para el director es mostrar a mujeres desnudas que muestran sus inmensos pechos. Aparecen en todo momento y eso es lo mejor, en medio de cualquier secuencia, aparecen planos de varios segundos de mujeres desnudas corriendo por el desierto, posando entre rocas, en una piscina, en una cama, chupándose el dedo...
Hasta me he pensado en ponerle un 6 - Interesante, por que la película es muy interesante y tiene su análisis.
Russ Meyer dedicó toda su carrera a rodar este tipo de cine y hay que decir a su favor que ha sido un gran referente para John Waters y Quentin Tanrantino.
Es una película que provoca risas y supongo que excitará a una parte del público, dos cosas maravillosas, no?
Es una película que hay que ver, sabiendo muy bien, lo que se va a ver; poco argumento, mucho sexo, muchas tetas gigantes, violencia y surrealismo.
Me ha fascinado su estética y sus diálogos sin sentido.
No tienen desperdicio los monólogos del principio y del final de la película en los que se hace una reflexión existencial sobre el ser humano, en un tono crítico; eso sí, las imágenes que acompañan los monólogos son los que podemos esperar: tetas, culos y mujeres desnudas con unos cardados estupendos.
PROHIBIDO SU VISIONADO PARA CUALQUIER FEMINISTA SIN SENTIDO DEL HUMOR.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
yonosoyboyero
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30 de diciembre de 2008
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que termino una película de Russ Meyer acabo con arena en las zapatillas, con el salón lleno de polvo y añorando a Nixon.
En este caso el típico hombre Marlboro americano es un sheriff bastante corruptillo que trapichea con marihuana mientras retoza con toda hembra que se cruza.
Hay más personajes carismáticos en la cinta; Una enfermera bastante cachonda, una prostituta cañón, un mejicano cantarín y un indio con ganas de venganza. Personajes típicos de las películas de Russ Meyer. Pero en esta ocasión Russ nos cuela un discurso pseudo-filosófico, político y anti drogas que firmaría el mismísimo Nixon (con mucha ironía y salpicado de escenas eróticas, eso si) e imágenes de señoritas desnudas en mitad del desierto con un tocado de plumas en la cabeza a lo Apache, escenas que podrian pertenecer al mismísimo Lynch si llevara bigote y sombrero de cowboy.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tim_Dog
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26 de abril de 2019
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Otro canto a la libertad absoluta del erotómano Meyer. Marihuana, chicas explosivas que habitan desérticos lugares, un trío compuesto por un sherriff corrupto (Napier), una prostituta (Ely/Raquel) y una sensual enfermera (Ashton/Cherry), dónde un argumento muy banal y mediocre le sirve al director para volver a hacer una libertaria apología de la felicidad, de ideario fácil y fundamentado en el sexo. Realmente Meyer puede ser el padre de casi todo lo pornográfico de hoy día, pues su mente retorcía a través del montaje ideas poderosamente eróticas que actualmente siguen siendo imprescindibles.
Es cierto que los hombres de las películas de Meyer son dominantes, corruptos, que tratan a la mujer como mercancía, pero éstas también disfrutan y muchas veces son las auténticas protagonistas y vencedoras. Guiños al pseudowestern (la relación de Meyer y el desierto es frondosísima: un oasis monumental) y un carrusel onírico/fantástico sabroso. En definitiva, el talento de Meyer es indiscutible para retorcer su obsesión erotómona ofreciendo siempre algo diferente. Según el propio director es un homenaje a "La jungla de asfalto".
Cerrada en un clímax erótico espléndido (encuentro lésbico de Cherry con Raquel, marihuana de por medio) por montarse paralelamente a la acción violenta de los hombres (sexo sí, violencia no; fácil). De los títulos menos frecuentados del tío Russ.
kafka
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20 de mayo de 2023
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Hay todo un mundo más allá de las líneas del horizonte que separan EE.UU. y México. Está ocupado por la corrupción, la violencia, la lujuria y la droga, todo arremolinado en un caos absurdo sin principio ni fin.
Es hora de observar por encima de las alambradas.

Para ello nos podemos encaramar a los hombros de Russ Meyer, cuya vida a finales de aquellos '60 se debatía entre el colosal éxito ganado por su barata y atrevida odisea erótica "Vixen" y su más que inminente ruptura con su mujer Eve, ya completamente harta de sus películas. Es el instante de la gran tormenta sobre la cabeza del inefable maestro independiente, habiendo catalogado medio país su más reciente esfuerzo de "basura obscena" y terminando éste en varios tribunales por las acciones del abogado ultraconservador de Ohio Charles Keating (luego apresado por fraude y estafa financiera) y los jueces de Cincinnati; pese a las numerosas prohibiciones, "Vixen" es su obra más lucrativa hasta el momento.
Todo esto lo expresará sin pelos en la lengua en "Cherry, Harry & Raquel", a lo largo de una extensísima perorata lanzada por ese narrador tan clásico que ya nos conocemos (vamos a viajar al epítome del universo "meyeriano" con todo lo malo y lo bueno que ello implica). Destaca, entre veloces planos de grandes ciudades y escenarios naturales, una contradicción moral donde se condena la falta de libertad en la sociedad y la creencia en las decisiones que terceras personas toman sobre las vidas de otros y, por otro lado, los efectos de las drogas en la población, de tan rancio regusto que pareciera escrito por William Safire (periodista y autor de los sermones de Richard Nixon).

Esto nos lleva directamente a la frontera, lugar donde mejor cristalizan los problemas de la legalidad y el control de la marihuana, objeto de denuncia por parte de Meyer, a quien no le gustaba lo más mínimo (curiosamente, pues era parte de esa contracultura liberal que él explotaba). No es que tenga un protagonismo pronunciado; esta historia, tan exigua que cabría en una servilleta de papel, se escora a las lindes de la acción ultraviolenta y polvorienta tan presente en su cine desde principios de década. Pero "Cherry, Harry & Raquel" también se desliza por la pendiente del delirio visual y narrativo.
Tanto que parece ser la alucinación drogadicta de esa escultura sueca Uschi Digard que de vez en cuando rellena los huecos del guión con sus apariciones surrealistas y sus muslos y pechos tostándose bajo el sol del desierto. La intención es lo que contó cuando la caprichosa actriz Linda Ashton se sintió más que harta de las condiciones de rodaje y abandonó a todos; a Meyer le faltaba media película y debía rematarla de alguna forma. De ahí lo caótico de esta estructura que toma la primera parte de "La Jungla Humana" y da al debutante y medio arruinado Charles Napier el papel que en aquélla tenía Eastwood: el de sheriff con malas pulgas y afición por la carne femenina.

Pero aquí es un maldito tipejo corrupto, un pelele que, junto a su socio mexicano Enrique, operan a las órdenes de un repulsivo político local dedicado al tráfico de droga. El grueso de la trama se centra en la persecución de un indio que también hace sus negocios a espaldas de este cuadro humano mísero; algo del descarnado "thriller" de Siegel y Winner queda impreso en las persecuciones y tiroteos que se suceden en el infinito páramo, pero sobre todo se hereda la brutal aspereza y la desnudez espacial de mejores títulos anteriores como "Motor Psycho" y "Faster, Pussycat! Kill, Kill!" mientras se cruzan los embrollos amorosos y celos de "Common-law Cabin" o "Good Morning and...Goodbye!".
De hecho Digard no hace sino repetir lo que hacía Barbarella "Haji" Catton en esta última. El resultado es grotesco, psicotrópico y lo subraya la inventiva formal y estética del director, con sus encuadres raros, su montaje frenético y sus tomas del paisaje inclemente del Mojave donde tanto intercala ruedas chirriando y litros de pintura roja como desnudos en las posturas más inverosímiles. Pero la salsa picante la aportan las dos chicas que dan nombre al film, esas voluptuosas Cherry y Raquel (Ashton y Larissa Ely), una enfermera, la otra prostituta, en una onda no muy lejana de la de Vixen.

Lejos del enorme salvajismo imperante, ellas, como el personaje de Donna Graff, ofrecen amor y pasión sin inhibiciones a todos, no sólo a hombres, sino también entre ellas, a pesar de atacar el conservadurismo de Harry esta libertad con una de las frases más míticas que se han pronunciado en el cine: "No me gusta el rollo de mujeres con mujeres, es anti-americano" (espesa contradicción la de un representante de la ley corrupto que entrega a su novia a su jefe sin problemas pero desaprueba las relaciones lésbicas...).
Al final todo termina sin saberse muy bien cómo, sólo unas cuantas muertes cruentas y otro cansino discurso pseudomoralista nos dan las pistas, sin importar nada más, ni siquiera esa fantasiosa vuelta de tuerca argumental que, o bien resulta una genialidad o una tremenda imbecilidad; lo peor es que durante la mayor parte del metraje éste se disloca en una enorme laguna donde no sucede absolutamente nada y cunde el desconcierto. Salvar tal escollo es tarea imposible, y sin embargo todo parece en su sitio según la lógica del universo caricaturesco de Meyer, quien de nuevo logra un gran éxito aun con otra calificación "X".

Ya está subiendo al trampolín que le llevará de un salto al seno de la 20th Century Fox, y por ende a la cúspide de su carrera...
Chris Jiménez
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18 de octubre de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para comenzar, lo más sensato será pedir disculpas a Michelangelo Antonioni —y a Roy Orbison—, pero que tanto al severo director como al perpetuamente excitado Russ Meyer se les ocurriera que el desierto era un lugar apropiado para hacer el amor, ya es casualidad en mentalidades tan distintas, además, en el mismo año, 1970.

Meyer en "Harry, Cherry & Raquel!" no pierde el tiempo, si es que lo hace en alguno de sus films, y reduce a propósito el esquemático y burdo argumento a bandas antagonistas hasta la muerte, persecuciones estridentes y litros y litros de pintura roja. Ciertas referencias al spaghetti western en intentos de duelos modernos que entremezclan un remedo de música de ese género, con música funk y mexicana… En fin, un despropósito para ir a lo que le interesa al director, y al espectador —no seré yo quién juzgue, y menos, negativamente—: las mujeres, o mejor aún, su metonimia de rotundos y orondos pechos. Realmente, la fotografía en los créditos y durante toda la película es esmerada cuando retrata los cuerpos de Cherry (Linda Ashton), Raquel (Larissa Ely) y Uschi Digard, ahondar en cómo este recurso los hace parecer suaves y tersos, despierta el tacto del espectador, y por ello se merecen el signo de exclamación en el título, es de un mayor exhibicionismo, si cabe, que el de Meyer.

Sin embargo, es curioso que tal festín carnal produzca aún tanta diversidad de opiniones y tanta negatividad hacia la imagen de la mujer que Russ Meyer ofrece en sus películas. Por lo menos, en Harry, Cherry & Raquel!, las protagonistas actúan libremente, sin coacción alguna, y son precisamente las que provocan diversas situaciones y reacciones en los personajes masculinos (Charles Napier, Bert Santos, Frank Bolger).

A mi parecer, son tan caricaturizados ellos como ellas, ambos sexos son bajo la dirección de Meyer esclavos de su excitación perenne. Ciertamente, el director envuelve toda la película con el halo de fantasía sexual, de mayor o menor gusto —según los gustos, claro— de hombre heterosexual, es por ello que a ciertos ojos comprendo que Russ Meyer pueda parecer machista, misógino, retrógrado y demás lindezas. Pero ¿qué muestra en esta película el director? Simplemente, de un modo muy explícito, a hombres y mujeres que desean practicar sexo y lo hacen, nada más. ¿Acaso es negativo otorgar a los personajes femeninos el mismo papel respecto a su sexualidad, que el que siempre han ostentado los personajes masculinos? Las mujeres en sus películas solo son valoradas por el físico, de acuerdo, ¿pero es que acaso estas reconocen algo más en sus compañeros?

Detrás de la grandilocuencia fácil de Meyer ciertamente se esconde una época: la banalidad en el uso de drogas, la experimentación sexual aunque fuera condenada socialmente, la aceptación positiva del concepto de pareja abierta… Una libertad utópica al fin y al cabo, pero libertad que alcanzará cotas totales en "Zabriskie Point", una película imperfecta, pero sin duda, con un alma verdadera.

Intenso el camino de Antonioni desde el Neorrealismo de sus inicios hasta la vorágine plena de los años 60 y 70, especialmente en el caso de esta película. Un movimiento estudiantil, en Estados Unidos, interracial cercano al Mayo del 68; ejecutando, a su vez, un retrato de un sentimiento purísimo al saber recoger los pecios del idealismo que encerraron esos instantes, que como la eternidad, fueron brevísimos, el tiempo de una explosión.

Paralelo al completo en: http://www.relatoenmarcado.com/2014/10/12/harry-cherry-raquel-zabriskie-point/
Polimnia
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