Una aventurera en Macao
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Cine negro. Aventuras
En la exótica y bulliciosa Macao, un tal Halloran, en connivencia con el teniente Sebastian, un policía local, controla el juego, el tráfico de joyas y cualquier operación delictiva. Además, existe una ley que impide a las autoridades internacionales intervenir en los asuntos de Macao, de modo que Halloran se mueve allí como pez en el agua. Después del asesinato del último agente norteamericano que intentó atraparlo, la policía de Nueva ... [+]
13 de diciembre de 2007
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro de esos títulos de la inolvidable productora RKO que merecen ser recordados por los cinéfilos es sin lugar a dudas “Una aventura en Macao”, película que tiene ese estilo y aire de cine negro con aventuras que tanto gustaba siempre a John Huston y que fue su mejor representante.
“Macao” no es que sea una joya, pero logra al menos lo que se propone: Recuperar el aire más cínico de “Casablanca” y sobre todo, moldear unos diálogos punzantes y muy atrevidos que la ponen en el Top 50 para todos los que trabajen como aprendices de dialoguistas.
Gran parte del mérito de estas brillantes sentencias, la tiene el propio Robert Mitchum, que escribió muchas de sus frases, imprimiendo una autenticidad y socarronería difícil de igualar. Por cierto, para un mayor acercamiento a este actor, uno de los pocos junto con Marlon Brando, que despreciaba no sólo el oficio de actor sino la industria de Hollywood, recomiendo encarecidamente la biografía “Robert Mitchum. Olvídame, cariño” de Lee Server, uno de los mejores libros sobre cine publicado en castellano en los últimos años.
La película está producida por el magnate Howard Hughes, que de nuevo contó, como ya hiciera en anteriores ocasiones con su diva Jane Russell (“El forajido”) que por cierto sale especialmente guapa, con un diseño de vestuario espléndido.
La dirección quedó a cargo de Josef von Sternberg, aunque Nicholas Ray -uno de los directores con más inacreditaciones de la historia del cine- también rodó bastantes escenas y sobre todo mucho oficio.
No es además una película puramente de estudio, al contrario otro atractivo es que tiene muchas escenas rodadas en el propio Macao y también en Hong Kong.
81 minutos de cine de antes, que dan para mucho.
Nota: 6,8.
“Macao” no es que sea una joya, pero logra al menos lo que se propone: Recuperar el aire más cínico de “Casablanca” y sobre todo, moldear unos diálogos punzantes y muy atrevidos que la ponen en el Top 50 para todos los que trabajen como aprendices de dialoguistas.
Gran parte del mérito de estas brillantes sentencias, la tiene el propio Robert Mitchum, que escribió muchas de sus frases, imprimiendo una autenticidad y socarronería difícil de igualar. Por cierto, para un mayor acercamiento a este actor, uno de los pocos junto con Marlon Brando, que despreciaba no sólo el oficio de actor sino la industria de Hollywood, recomiendo encarecidamente la biografía “Robert Mitchum. Olvídame, cariño” de Lee Server, uno de los mejores libros sobre cine publicado en castellano en los últimos años.
La película está producida por el magnate Howard Hughes, que de nuevo contó, como ya hiciera en anteriores ocasiones con su diva Jane Russell (“El forajido”) que por cierto sale especialmente guapa, con un diseño de vestuario espléndido.
La dirección quedó a cargo de Josef von Sternberg, aunque Nicholas Ray -uno de los directores con más inacreditaciones de la historia del cine- también rodó bastantes escenas y sobre todo mucho oficio.
No es además una película puramente de estudio, al contrario otro atractivo es que tiene muchas escenas rodadas en el propio Macao y también en Hong Kong.
81 minutos de cine de antes, que dan para mucho.
Nota: 6,8.
30 de junio de 2011
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase un tipo de aquellos que se meten a hacer películas sin saber nada de cine, pero, a los que les interesan muy claramente dos cosas: hacer dinero por montones y tratar de acostarse con cuanta chica atractiva ingrese a los rodajes. Uno de estos individuos se llamaba Howard Hughes, un industrial forrado en la plata, que hizo las veces de productor y seudo-director, y quien supo aprovechar $us atractivo$ para cortejar a actrices como Ava Gardner, Ginger Rogers, Katharine Hepburn y Jane Russell, entre otras.
Prepotente, pero complaciente con las divas, Hughes buscaba en cada película el máximo lucimiento de sus encantos físicos, sin importarle si con esto irrespetaba al realizador de turno o arruinaba la estructura que éste tenía de la película. Varias fueron sus víctimas, pero, lo que más lamento fue el atropello que llevó a cabo con el brillante director Josef von Sternberg, a quien contrató para dos películas (“Amor a reacción“ y “UNA AVENTURERA EN MACAO” ) interfiriendo en su trabajo con la mayor osadía.
En “MACAO”, todos los honores del productor Hughes apuntaban de nuevo a la “vía láctea” de Jane Russell, y fueron tantas sus peleas con Sternberg que, para salirse con la suya, indistintamente asignó el rodaje de diferentes escenas a directores como Mel Ferrer, Nicholas Ray y Robert Stevenson, al tiempo que el guión era manoseado por cinco o seis escritores cuyo “gran aporte” era recomponerlo para que Miss Russell tuviera más protagonismo. En su amarga autobiografía, “Diversión en una lavandería China”, el director austríaco escribiría: “Al menos, media docena de payasos metieron en ese pastel, no sólo los dedos, sino varias partes de su anatomía”.
Quienes hayan seguido la filmografía de Josef von Sternberg, sentirán enseguida que su estilo narrativo apenas se vislumbra en esta película: una composición aquí y allá, algunos momentos de su creativa iluminación y sus habituales aciertos en los diálogos. El resto, es un filme despersonalizado, con una trama demasiado simplista y predecible, carente del intimismo y de la fuerza dramática que acostumbraba, y con unos personajes que no despiertan ni afecto, ni repulsa alguna. Como pretendía el calentón Hughes, lo que más se recuerda es la exuberante anatomía de Jane Russell, actriz a la que ya había elevado estatua cuando la lanzó en “El forajido”.
Creo que, “UNA AVENTURERA EN MACAO”, sólo sirve como anécdota para recordar los despropósitos que tantos productores han cometido con el arte cinematográfico. Razón tenía el crítico inglés Victor F. Perkins cuando escribía: “La industria cinematográfica está controlada, en gran medida, por hombres que saben menos del proceso de producción que los fabricantes de cualquier otro producto de consumo”.
Título para Latinoamérica: “MACAO”
Prepotente, pero complaciente con las divas, Hughes buscaba en cada película el máximo lucimiento de sus encantos físicos, sin importarle si con esto irrespetaba al realizador de turno o arruinaba la estructura que éste tenía de la película. Varias fueron sus víctimas, pero, lo que más lamento fue el atropello que llevó a cabo con el brillante director Josef von Sternberg, a quien contrató para dos películas (“Amor a reacción“ y “UNA AVENTURERA EN MACAO” ) interfiriendo en su trabajo con la mayor osadía.
En “MACAO”, todos los honores del productor Hughes apuntaban de nuevo a la “vía láctea” de Jane Russell, y fueron tantas sus peleas con Sternberg que, para salirse con la suya, indistintamente asignó el rodaje de diferentes escenas a directores como Mel Ferrer, Nicholas Ray y Robert Stevenson, al tiempo que el guión era manoseado por cinco o seis escritores cuyo “gran aporte” era recomponerlo para que Miss Russell tuviera más protagonismo. En su amarga autobiografía, “Diversión en una lavandería China”, el director austríaco escribiría: “Al menos, media docena de payasos metieron en ese pastel, no sólo los dedos, sino varias partes de su anatomía”.
Quienes hayan seguido la filmografía de Josef von Sternberg, sentirán enseguida que su estilo narrativo apenas se vislumbra en esta película: una composición aquí y allá, algunos momentos de su creativa iluminación y sus habituales aciertos en los diálogos. El resto, es un filme despersonalizado, con una trama demasiado simplista y predecible, carente del intimismo y de la fuerza dramática que acostumbraba, y con unos personajes que no despiertan ni afecto, ni repulsa alguna. Como pretendía el calentón Hughes, lo que más se recuerda es la exuberante anatomía de Jane Russell, actriz a la que ya había elevado estatua cuando la lanzó en “El forajido”.
Creo que, “UNA AVENTURERA EN MACAO”, sólo sirve como anécdota para recordar los despropósitos que tantos productores han cometido con el arte cinematográfico. Razón tenía el crítico inglés Victor F. Perkins cuando escribía: “La industria cinematográfica está controlada, en gran medida, por hombres que saben menos del proceso de producción que los fabricantes de cualquier otro producto de consumo”.
Título para Latinoamérica: “MACAO”
24 de diciembre de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jane Rusell es Julie Benton, una cantante que llega a Macao siguiendo el rumbo de la vida. Una mujer seductora harta de llevar siempre moscardones a su alrededor, aunque sabe espantarlos rápido.
Película de controvertida producción según consta, creo que al final podemos disfrutar de un resultado entretenido. Y es que muchas veces las cosas no son fáciles de hacer o se complican por unas cosas u otras. Aconsejable pues para los que disfrutan del cine de antes, de aventuras exóticas en ambiente colonial, con esas calles bulliciosas en este caso de Macao y misteriosos personajes. Los chinos tienen mucho peligro y más si saben usar el cuchillo.
Una pareja importante: Robert Mitchum y Jane Rusell. Encuentros y paseos en sampán llenos de nostalgia y sensualidad… No cabe duda, están hechos el uno para el otro. Una interesante aventura para vivirla algún día (o al menos parecida).
Película de controvertida producción según consta, creo que al final podemos disfrutar de un resultado entretenido. Y es que muchas veces las cosas no son fáciles de hacer o se complican por unas cosas u otras. Aconsejable pues para los que disfrutan del cine de antes, de aventuras exóticas en ambiente colonial, con esas calles bulliciosas en este caso de Macao y misteriosos personajes. Los chinos tienen mucho peligro y más si saben usar el cuchillo.
Una pareja importante: Robert Mitchum y Jane Rusell. Encuentros y paseos en sampán llenos de nostalgia y sensualidad… No cabe duda, están hechos el uno para el otro. Una interesante aventura para vivirla algún día (o al menos parecida).
4 de febrero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1951 el millonario Howard Hugues, contrata a Joseph Von Sternberg, para realizar dos film que produciría el magnate para la R. K. O., uno era de tema aéreo “Amor a reacción” (Jet Pilot, 1951) y esta que nos ocupa, a la medida de la bella y despampanante Jane Russell, que estaba bajo contrato, ambas fueron manipulas en el montaje final por el productor, dicen incluso que esta que comento la terminó Nicholas Ray, y por supuesto Sternberg nunca se sintió autor de ellas.
A pesar de las diferencias artísticas, en mi opinión, la película es interesante y nada desdeñable. Una película al más puro estilo del cine negro, donde se puede apreciar la huella del reputado Josef von Sternberg, aunque el argumento no es muy novedoso: ciudad exótica (isla de Macao) con tráfico internacional, donde el juego en los casinos, el contrabando y la delincuencia de guante blanco campan por doquier. Si le sumamos intriga policial con giro inesperado, aventurero noble de incierto futuro y mujer atractiva y fatal, de oscuro pasado que busca empleo como cantante. El coctel queda perfecto si le añadimos unas gotas de corrupción policial, todo ello bien mezclado que no agitado. ! A que les suena...¡
Estupenda puesta en escena de Sternberg, con su estilo personal, una fotografía expresionista muy al estilo del Estudio RKO para el género “film noir”. Lo mejor son sus diálogos ingeniosos, irónicos y mordaces, y donde la cámara es seducida por el erotismo de una impresionante Jane Russell, su sexualidad flota en el aire continuamente. Mención aparte merece Robert Mitchum, lacónico e inexpresivo, nihilista y mujeriego, indolente de presencia poderosa, un tipo duro pero noble. Película de agradable sabor clásico, relato intenso para pasar un buen rato.
A pesar de las diferencias artísticas, en mi opinión, la película es interesante y nada desdeñable. Una película al más puro estilo del cine negro, donde se puede apreciar la huella del reputado Josef von Sternberg, aunque el argumento no es muy novedoso: ciudad exótica (isla de Macao) con tráfico internacional, donde el juego en los casinos, el contrabando y la delincuencia de guante blanco campan por doquier. Si le sumamos intriga policial con giro inesperado, aventurero noble de incierto futuro y mujer atractiva y fatal, de oscuro pasado que busca empleo como cantante. El coctel queda perfecto si le añadimos unas gotas de corrupción policial, todo ello bien mezclado que no agitado. ! A que les suena...¡
Estupenda puesta en escena de Sternberg, con su estilo personal, una fotografía expresionista muy al estilo del Estudio RKO para el género “film noir”. Lo mejor son sus diálogos ingeniosos, irónicos y mordaces, y donde la cámara es seducida por el erotismo de una impresionante Jane Russell, su sexualidad flota en el aire continuamente. Mención aparte merece Robert Mitchum, lacónico e inexpresivo, nihilista y mujeriego, indolente de presencia poderosa, un tipo duro pero noble. Película de agradable sabor clásico, relato intenso para pasar un buen rato.
26 de enero de 2008
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser aventurero en Macao es algo así como ser mercader en Venecia ó pintor en Montparnasse (es obligado citar a Joaquín Sabina). O sea, que el título hispánico no deja de ser una redundancia. Y para redundancias valgan las de Jane Russell en una peli de cine noir con todos los elementos del género, a saber, ricos malos (el dueño del Casino), polis corruptos, vamps (por cierto además de la Russell hay que destacar a Gloria Grahame) y el típico inocente metido en líos (característico Mitchum). Vamos que la cosa va de buenos y malos, de cuchillos y pistolas, ¡ah! y todo bien acompañado de la típica historia de amor de los igualmente típicos chico y chica solitarios en busca de su destino, Eso si, se han sustituido las góndolas venecianas por los sampanes de Macao. Y las tarantelas han sido reemplazadas por el silbido de los cuchillos cortando la noche.
En cierto sentido, Macao recuerda bastante a Marocco, otra película de Von Sternberg, lo que sucede es que Marlene era mucha Marlene incluso para una Rusell avalada por uno de los hombres de cine por excelencia: Howard Hughes.
Vodevil y exotismo confieren rasgos comunes a estas dos películas que nos transportan como turistas de sillón ball por parajes de intriga y buen hacer. Y hablando de buen hacer sería injusto concluir esta crítica sin mencionar a William Bendix, actorazo donde los haya, así como a Nicholas Ray, director que, aunque no aparece en los créditos del film reconstruyó con maestría bastantes escenas.
Muchos motivos para no perdérsela.
En cierto sentido, Macao recuerda bastante a Marocco, otra película de Von Sternberg, lo que sucede es que Marlene era mucha Marlene incluso para una Rusell avalada por uno de los hombres de cine por excelencia: Howard Hughes.
Vodevil y exotismo confieren rasgos comunes a estas dos películas que nos transportan como turistas de sillón ball por parajes de intriga y buen hacer. Y hablando de buen hacer sería injusto concluir esta crítica sin mencionar a William Bendix, actorazo donde los haya, así como a Nicholas Ray, director que, aunque no aparece en los créditos del film reconstruyó con maestría bastantes escenas.
Muchos motivos para no perdérsela.
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