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Asesinato de Julio César

Drama Roma. Año 44 antes de Cristo. Entre los patricios romanos existe el sentimiento de que la dictadura de Cesar acabará en tiranía y por ello preparan una conjura para deshacerse de él. Un grupo de conspiradores encabezados por Casio y Casca consiguen que se les una Bruto y deciden acabar con la vida de Julio Cesar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
14 de enero de 2023
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si eres de la generación Z, no creo ni que llegues a leer esta crítica. Pero si es así, déjala para más adelante o para cuando tengas que estudiar un poquito de Historia de Roma o algo de William Sakespeare.

Pero para el resto del público...Por Dios es una muy buena película.
A pesar de que parece que todo va a girar entorno al asesinato de Julio Cesar, toda la película gira entorno a la figura de Bruto (Jason Robards) y el debate interno que tiene entre la amistad y el deber de servir lo mejor posible a su país. Se nos presenta a un Bruto taciturno, sombrío, reflexivo y atormentado por la carga de tener que cometer un hecho que va contra sus sentimientos. Los conspiradores parecen moverse más por la envidia, pero Bruto por el deber para con sus conciudadanos. Pero a pesar actuar por el bien de Roma, Roma le da la espalda.

Cuenta uno de los asesinatos más famosos de la historia, de una manera bastante próxima a cómo ocurrieron los hechos. Ya no solo en la conspiración contra Julio Cesar en sí, y su asesinato, sino que continúa, sin nombrarlo, en el Segundo Triunvirato, entre Marco Antonio, Octaviano (sobrino de Julio Cesar) y Lépido, debido al vacío de poder que dejó la muerte de Julio Cesar, y la huida de Bruto y Casio.

Y luego están los diálogos, la puesta en escena y los monólogos (de Bruto y Marco Antonio, principalmente) con el claro estilo de Sakesperare.
Jesús
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26 de noviembre de 2008
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una nueva adaptación del inmortal clásico de Shakespeare con un reparto realmente espectacular.
Bajo mi criterio Heston consigue dar al personaje de Antonio más intensidad dramática que Marlon Brando en la versión de 1953. Lo que es penoso es la composición de Jason Robards como Bruto ya que en ningún momento consigue darle profundidad al personaje. Excelentes composiciones de John Gielgud, Robert Vaughn, Richard Chamberlain, etc. En el aspecto visual el film es de una gran belleza, con unos decorados y vestuarios sencillamente fastuosos.
Este film merece una revisión.
GEORGE TAYLOR
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20 de octubre de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Respeto el título que le pusieron en español, pero lo cierto es que es una versión del Julio César de Shakespeare, no conozco el motivo por el que en esta ocasión decidieron añadirle lo del asesinato, será para darle más dramatismo, supongo.

En todo caso la película no se aleja del texto, ni de la más conocida versión de 1953, en la que el papel protagonista fue para Marlon Brando, como Antonio. Curiosamente el protagonista de César no es el propio César, sobre todo porque el momento de más lucimiento de la obra es el discurso en el mercado, que corresponde a Antonio, incluso el segundo papel más importante tampoco es para el Dictador, sino probablemente Bruto. En esta versión el papel de Antonio es interpretado por Charlton Heston, que lo hace muy bien, aunque le han saboteado un poco la actuación los encargados de peluquería y vestuario, porque unos le han puesto una media melena rubia que parece un peluquín, y los otros una cosa/toga que no se sabe lo que es, pero que queda muy poco natural. A favor de esta película creo que juega que Antonio está más metido entre la gente, mientras que Brando está subido a un púlpito que le deja sólo, es más espectacular, pero a la vez más teatral y más forzado (al contrario que su aspecto y toga, que resultan más naturales).

Desde hace décadas el papel de Julio César se pone en cuestión: es un genocida, nos dice Mary Beard, es un tonto caprichoso, nos dice Bertolt Brecht en su famosa novela "Los negocios del señor Julio César". Sin embargo para los antiguos, y hasta la baja Edad Media, era el héroe por excelencia, así, en el infierno de Dante, el peor círculo del infierno es para los traidores, y dentro de los traidores, dos de los peores son Bruto y Casio, los principales conspiradores (libertadores), castigados a ser masticados eternamente por Satanás en persona, junto a Judas.
En todo caso, en la época en la que vivimos, no está de más ver y leer un poco obras sobre el fin de la república: mucha gente ya pensaba que no tenía sentido y que para salir del caos tendría que sobrevenir el "poder de uno sólo", como finalmente sucedió. Distintos líderes se sucedieron, por parte de la plebe y de la aristocracia, a cada cual más poderoso, a cada cual menos respetuoso de las leyes y de los ciudadanos, hasta que el emperador se abrió paso, y no hubo república nunca más. Hay muchas lecciones en un siglo y medio, al alcance de cualquiera que quiera aprender como la revolución no lleva necesariamente a más libertad, no digamos a más democracia.

La película en general es recomendable, Julio César es una de las obras más entretenidas de Shakespeare, también para no aficionados, con magia, suspense, asesinato y guerra, no le falta de nada. En esta versión se han elegido actores de primera fila del momento. Sin duda es una buena opción para una tarde/noche de sofá, si te gusta el cine clásico.

https://todoescrisis.blogspot.com
José Bastida
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2 de mayo de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación del drama Shakesperiano basado en la muerte de Julio César.
Realización correcta, sin ambages pero efectiva y sencilla.
Interpretaciones ajustadas, a destacar Charlton Heston , siempre sobrio y efectivo.
Tal vez falte algo más de cuidado en el detalle y la ambientación.
De todas formas, aunque es mucho mejor la adaptación de Mankiewicz, este film merece ser revisitado. Es una buena manera de acercarse un poco a Shakespeare y a parte de la historia de los Romanos.
efelson
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19 de marzo de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julius Caesar (El Asesinato de Julio César, 1970), filme dirigido por Stuart Burge, se trata de una de las múltiples versiones que se han rodado a lo largo de la historia del cine, adaptando la célebre obra del dramaturgo inglés, William Shakespare. Sin embargo, como tantas otras adaptaciones, esta producción de origen británico (Patrocinada por la Commonwealth United Entertainment) resulta anodina y pasó por las carteleras sin pena ni gloria, a pesar de que, eso sí, contó con un brillante reparto (que sin embargo en el filme no acaba de formar un equipo cohesionado). Aparentemente la película tenía bastantes papeletas para convertirse en un antes y un después de las adaptaciones Shakesperianas, pero la recepción crítica fue igual de fría que la propia película[1]. Curiosamente, la película contaba en el reparto con Charlton Heston como Marco Antonio, que ya había realizado el mismo papel en la versión realizada veinte años antes, Julius Caesar (Julio César, 1950), dirigida por David Bradley.

Como director se contó con Stuart Burge, que seguramente fue seleccionado por su pasado como actor teatral, así como por la adaptación cinematográfica, también de la obra de Shakespare, de Othello (Otelo, 1965), mucho más exitosa. La dirección en la película está al nivel del reparto, insustancial, y no hay ninguna escena que llame la atención desde el punto de vista de la construcción escénica. De hecho, uno de los clímax teóricos de la película, el asesinato de Julio César, resulta anémico y ni el carisma de John Gielgud (que interpreta a César y que es uno de los actores que realiza una mejor interpretación el filme) es capaz de arreglar la secuencia.

El filme se atiene a los hechos de la obra de Shakespeare prácticamente de inicio a final. Después de la batalla de Farsalia (que la película resume con una Voz en off) la película se inicia con los últimos momentos del gobierno de Julio César, durante su última estancia en Roma, cuando una gran cantidad de senadores romanos, siendo liderados por Bruto y Casio, conspiran en su contra. Después del célebre magnicidio, la película seguirá los pasos de Antonio y Octavio hasta su venganza, en los campos de Filipos. Hay que decir antes de todo que la película no sigue la historia auténtica, sino que es fiel al texto de Shakespeare. Por tanto, la visión es presentar a Antonio y Octavio como amigos sin conflictos (a pesar de que hay un momento en el filme en el que pueden verse algunos roces entre ellos) y enalteciendo en parte la labor de los asesinos Bruto y Casio, que en parte son dignificados por el discurso de Shakespeare, al mostrarlos como unos defensores de las libertades republicanas. Además, el tono teatral se impone totalmente al histórico, y eso en parte estanca al filme. Sólo en algunos momentos la película vuela más libremente, como en las secuencias de la batalla, donde la cámara deja de auto restringirse para acercarse al lenguaje más cinematográfico.

Uno de los problemas principales es que a pesar de contar con un reparto excepcional, la película no consigue emocionar en casi ningún momento. Durante el asesinato de César el espectador permanece impasible, y quizá sólo en momentos puntuales, como los discursos delante de la plebe (a pesar de que no se pueden comparar con la película de Mankiewicz) o el suicidio final se consigue levantar algo de pasión, pero por lo demás el resultado final es demasiado simple. Si alguien ya ha visto alguna adaptación de la obra de Shakespeare se aburrirá tremendamente, porque el filme no tiene demasiadas novedades que aportar, y en su aspecto clave, al jugarse casi el completo en las actuaciones del reparto, tampoco funciona, así que en general la película transcurre sin demasiadas estridencias pero tampoco sin arriesgarse en exceso. De la Roma antigua apenas se puede reconocer demasiado, ya que el filme no se estira demasiado en recreaciones y prefiere optar por una vía más intelectual, alejándose de los estruendosos Péplums Romanos de Hollywood (que en los años setenta ya no tenían la importancia que habían tenido en la década pasada) y más allá de cuatro decorados, la película podría pasar por un pieza teatral filmada.

Los conspiradores Casio y Bruto, interpretados respectivamente por Jason Robards y Derek Godfrey llevan gran parte del papel y la realidad es que su interpretación no acaba de convencer. El Bruto de Robards resulta demasiado tibio, a pesar de que se entiende el carácter dubitativo que le quiere dar el actor, mientras que Godfrey no acaba de perfilar demasiado al personaje, más allá del cliché. Por su parte, Heston cumple aunque no sobradamente.

[1] ROTWELL, Kenneth. S, A History of Shakespeare on Screen: A century of film and television, Ed. Cambridge, Cambridge 1999, p.153

https://neokunst.wordpress.com/2016/03/19/el-asesinato-de-julio-cesar-1970/
Kyrios
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