Mr. Deeds

A mi gusto Adam Sandler es un gran actor de comedia, todas las películas que he visto de él me han gustado (Zohan, Niños grandes, Sígueme el rollo, Mas allá de los sueños, Click, ...).
Esta película la llevaba un tiempo deseando verla pero o se me olvidaba el título o no tenía tiempo hasta que un 12 de octubre de 2011 la transmiten por telemadrid, bendito sea ese canal con esos westerns antológicos, el megahit y los cines sin cortes. Me he partido de risa con esta película, no es que sea un peliculón pero me he reido bastante y tiene un buen reparto, además, hay cosas que no son predecibles como el gran final. Los cameos de Rob Schneider y Steve Buscemi son casi de lo mejor de la película y Wynona Ryder está estupenda como siempre al igual que el divertido John Turturro. En fin, una buena comedia tan divertida como otras cintas de Adam Sandler.

Tengo que admitir, antes que nada, que no soy fan de Adam Sandler.

Esta vez Sandler nos regala un "remake" de la cinta "Mr. Deeds Goes To Town", tomando el papel protagónico que alguna vez interpretara Gary Cooper. Si aquella versión original ya era empalagosa y previsible, esta lo es todavía más.

Sandler hace lo que hace siempre. Quien guste de su estilo de comedia tal vez guste de esta película. Quien quiera un mensaje moral edificante en esta época incierta, mejor lea una tarjeta de felicitación en alguna tienda. Ahorrará su dinero y, más importante, su tiempo.

Ojalá esta crítica no haga parecer que estoy en contra del humor estúpido; nada más lejos de la verdad.

No me molesta la simpleza del humor de Adam Sandler; lo que me exaspera es su limitadísimo y mediocre catálogo de rutinas y su empeño por repetirlas incansablemente, tratando de aparentar novedad.

De cualquier manera cada cual sabrá su tolerancia a las películas de Adam Sandler.

Sólo puedo decir que, independientemente de quién actúe, esta película es excesivamente simple e insoportablemente falsa en lo que respecta a su supuestamente moralizante mensaje.

Un gran magnate que es propietario de una inmensa corporación muere y lega toda su fortuna a un pariente lejano, que ni siquiera conoce. Este pariente es el propietario de una pizzería en un diminuto pueblo del interior de EE.UU. Es una persona sencilla, pero con grandes convicciones, que desconoce lo que es una gran ciudad y aun menos como se las gastan en los negocios. Aun así, Deeds sabrá salir adelante con una mezcla de candidez, gran corazón y buen ojo para los negocios.
Dentro del habitual surtido de películas que estando muy lejos de ser una maravilla, saben como colarse y encontrar su hueco, nunca pueden faltar las interpretadas por Adam Sandler. En general todas tienen la suficiente carga cómica para entretener sin llegar a ser una obra de arte. Esta vez a Adam Sandler le toca actualizar una película original de Frank Capra, El secreto de vivir. El resultado obtenido, al cual le falta la magia y encanto del original, se salva porque sabe no tomarse demasiado en serio lo que cuenta.
Adam Sandler permanece en su habitual registro. Volviendo a encarnar a su típico personaje algo ingenuo y violento, a la vez que con un gran corazón de oro. Personalmente me recuerda mucho a una de sus primeras películas, Billy Madison. Aunque esta vez cambiando su exacerbado comportamiento infantil, que rayaba el absurdo, por una sencilla candidez. El resto es casi innecesario, tanto en cuanto hayamos visto anteriores películas de Adam Sandler conoceremos casi al completo su repertorio de chistes y su humor un poco grotesco.
La cinta es completamente previsible, aun así tiene un cierto encanto, pues sabe cuidar todos los detalles de manera que la historia no se te atragante. Retorciendo los hechos un poco más de lo que esperas para que resulten entretenidos. Aunque donde realmente se apoya todo es en dos o tres escenas donde no podrás evitar el reírte. De su director, Steven Brill, solo podemos decir que no muestra personalidad propia. Anula su propia visión artística dejando fluir los hechos y que Adam Sandler y sus compañeros campen a sus anchas.
De Sandler espera lo mismo que en sus anteriores películas, una interpretación correcta, pero muy encasillada en un tipo de personaje. Winona Ryder trata de ser graciosa y creíble a la vez, pero no consigue ninguna de las dos cosas, para encajar en este tipo de películas necesitas una clase de humor del que ella carece. Los mejores son tanto Steve Buscemi, pero sobre todo el ligero de pies Emilio, interpretado por John Turtorro.
Si estás viendo una película de Sandler no va a ser porque buscas una que merezca un premio o para deleitarte con el mejor humor, sino probablemente para pasar un buen rato sin muchas pretensiones más. Si es así, has acertado con la película. Si buscas más, mejor hazlo en otra parte.

Está lo hilarante, lo cómico, lo divertido, lo gracioso, lo moderadamente simpático, lo aburrido, lo que no tiene ni puta gracia… y luego está esto.

No se trata de si te gusta Adam Sandler o no, simplemente “Mr. Deeds” tiene el humor más idiota, absurdo e incomprensible jamás creado.

Muchos “gags” te incitarán a tirarle el zapato al televisor (me cuesta imaginar que alguien pagara por verla en el cine).

Decididamente estúpida.

Confieso mi desconcierto ante los filmes de Adam Sandler. Su particular humor, por llamarlo de algún modo, no acierto a entenderlo. Su tendencia hacia la chabacanería, el trazo grueso, la zafiedad, el insulto, lo grotesco, la befa, la mofa, reírse de los extranjeros y de otras culturas, junto a la glorificación de una visión muy discutible de lo que se entiende por hombre ordinario me produce sarpullidos y unas irreprimibles ganas de destruir sus DVDs.

La aberración objeto de esta crítica, una presunta versión de un clásico de Capra, raya el insulto a su memoria y más que una involuntaria parodia, se puede pensar una clara y maléfica intencionalidad por su parte en ofrecernos un producto destestable, grosero y regurgitado, con la oculta intención de destruir los clásicos del cine estadounidense. Tiemblo al pensar en una versión de este, digamos cineasta, de ¡Que bello es vivir! del mismo Capra, o de otras joyas de la comedia de Hawks o McCarey.

¿No podrían emitir una ley en el Congreso estadounidense que evitase que "artistas" de este nivel pudiesen poner sus zarpas y mancillar los clásicos con los que hemos crecido? Asimismo, al igual que en las cajetillas de tabaco, sus filmes deberían llevar un aviso de "película altamente perjudicial para las funciones sinápticas de las neuronas. Puede ocasionar traumas tendentes a una progresiva transformación en tronista del espectador. No hay cura".

Si sufre de estreñimiento crónico o tiene dolores intestinales, no lo dude, esta es su película, un purgante de calidad. Pero no abuse. No vea más de cinco minutos seguidos. No diga que no le avisé.