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El otro

Terror. Intriga. Thriller A mediados de los años treinta, dos hermanos gemelos viven con su familia en el campo. Son muy diferentes entre sí, aunque pasan mucho tiempo juntos. De repente, empiezan a ocurrir extraños sucesos en la granja donde viven y sus alrededores. (FILMAFFINITY)
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
17 de agosto de 2008
76 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un extraordinario grabado de Doré que muestra un infierno pavoroso, poblado por figuras humanas contorsionadas por el dolor y en su centro exacto, la figurita risueña de un niño que sostiene un tridente: el Diablo. La intención del artista no parece ser la de asociar la figura del infante a nuestra concepción del Mal en un sentido ético, sino la de expresar este Mal como la ausencia de moral intrínseca con que nace y crece el cachorro humano hasta recibir sus primeras nociones de lo que es bueno y lo que es malo. Si bien parece que el ser humano, por instinto, tiende a proteger y preservar a la especie, tan razonable es suponer que si su persona se ve de algún modo amenazada por elementos de esta misma especie, el comportamiento natural de un ser que todavía carece de unos principios básicos será el de eliminar a los causantes del peligro que pone en entredicho su natural inclinación a la supervivencia.

Y bajo estos inquietantes supuestos, se desarrolla la inquietante "El otro", una adaptación de la obra más conocida del autor de terror Thomas Tryon. Aquí, las dos vertientes innatas del hombre -el instinto de bondad y el instinto de maldad- se encarnan en las figuras de dos hermanos gemelos, Holland y Niles. El primero de ellos "es malo, pero no se da cuenta de que lo es". El segundo, trata de contener al primero, pero es en todo momento un ente subordinado a los propósitos de su hermano. Para complicar aún más la historia, Niles tiene el extraño poder o la capacidad de meterse en las mentes ajenas y experimentar lo que éstas experimentan, gracias a los consejos de su mística abuela, con la que le une una especial complicidad.

Explicar más ya sería adentrarnos en el terreno spoiler y habida cuenta de las revelaciones que se van sucediendo durante la película (aunque hay cosas muy previsibles), es mejor dejar que cada espectador lo descubra por sí mismo. En cuanto a los detalles de otra índole, decir que lo mejor sin duda es la interpretación de los niños gemelos Chris y Martin Udvarnoky, cuyos primeros planos, cambios de expresión, miradas y diálogos sostienen la mayor parte de la película. No volvieron a hacer películas jamás: no me extraña. La intensidad volcada por ellos en sus personajes supera sin duda la labor de cualquiera de los adultos que, por otro lado, resultan personajes mucho más secundarios (excepto la abuela, algo sobreactuada).

Y bueno, está la pregunta clave ¿provoca miedo?. Sí y no. No hay grandes sustos, el ritmo es lento y cadencioso, la cámara perezosea y se difumina, la apuesta del director por evitar lo explícito en todo momento puede aburrir a alguien que busque emociones fuertes...Pero tiene esa clase de atmósfera que te atrapa en su pulsión angustiosa y consigue inquietarte desde que comienza hasta que termina. Y hay que decirlo: ¡qué final!.

No apta para ir con prisas, es una obra imprescindible para completar el imaginario sangriento de cualquiera que se precie de ser un gourmet del cine de terror.
Neathara
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27 de enero de 2009
45 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
La atávica rivalidad entre hermanos por la primogenitura puede enconarse especialmente entre gemelos, separados sólo por horas en vez de por años, y generar pasiones que duren, como suele decirse, “más allá de la muerte”.
La abuela que enseña al nieto un juego ancestral que en el fondo es una técnica de brujería, no cuenta con que esas inconcebibles pasiones lo potencien fuera de control, en complejo proceso psicológico que posibilita el impulso criminal.
El paroxismo alcanzado por el enconamiento, aun en niños de supuesta inocencia, la violenta lucha por la preferencia paterna y sus símbolos de autoridad (concretados en un anillo), es el esqueleto argumental, articulado en fuertes sucesos, de gran magnitud dramática. Y en grandes sorpresas, crear cuyas condiciones implica una tremenda dificultad, afrontada de lleno por Mulligan.

Para encandilar al espectador, escoge contar la historia a través de una apariencia de los hechos, la percepción infantil, que no se corresponde con la realidad en que, para mantener hasta el final la película como artefacto enigmático, se inserta y camufla.
El artificio narrativo requiere del director un continuo funambulismo. Da su fruto porque el efecto aterrador, logrado sin abandonar un paraje rural y luminoso, es sutil, ajeno a truculencias burdas.
La enrevesada tarea narradora acapara el esfuerzo, y queda por ello renqueante el acabado formal, a ratos desangelado. El rendimiento cinematográfico se resiente porque la sofisticación del relato en la novela original obliga al virtuosismo: puesta en escena de relojería, diseño de cada plano con lupa y compás.
La ingente labor técnica exige enorme empeño, digno de mejor cosecha. Mulligan lo acomete con impecable honradez artística, buscando siempre refinar el género, y es de reconocer.
Archilupo
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18 de agosto de 2008
33 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca se me habría ocurrido que la imaginación de un niño fuera utilizada tan idóneamente como un elemento morboso para generar terror, pero horror de verdad. Ese que es plausible, que nace de la mente humana por traumas vividos y por predisposición.

Las cintas donde se utilizan a niños para causar miedo, siempre impactan. Y ésta no es la excepción, pues “The other” posee mucho de perturbación psicológica, de misterio y de sorpresa que sobresalta, de impactante contraste entre la inocencia de un crío y la maldad que subyace detrás de una figura aparentemente angelical.

Película sumamente sugerente en su envolvente atmósfera tétrica, donde la ingenuidad se mezcla con lo patológico de tal manera que estamos en presencia de una obra maestra del terror y del suspense.

Obviamente que este filme sirvió de base para otras posteriores películas exitosas del género (“The others”, “The omen”, “The Sixth Sense”, “Quién puede matar a un niño”). La cinta pareciera verse influenciada por antecedentes tales como los desplegados en “Psycho” para desarrollar un relato shockeante que se disfruta por su insana atmósfera repleta de misterio, de retorcido y enfermizo aroma disfrazado de engañosa candidez.

No sólo la propuesta es válida porque hay ratos realmente perturbadores, sino que siempre el filme va proponiendo malsanas sorpresas que impactan.

Trabajo espléndido de los hermanos Chris y Martin Udvarnoky para dar vida a esos hermanos gemelos que encierran un oscuro secreto. Extrañamente fue su única incursión el mundo del cine, y no le hemos podido ver nunca más en otra película para seguir sus respectivas progresiones actorales.

Filme tenebroso en sus variantes, con mucho aroma a tragedia y a inestabilidad psicológica. Muchas situaciones macabras y truculentas pero sugeridas, sin mostrar nada de sangre. Ello demuestra a las claras que el terror inteligente y efectivo no necesita explicitar la violencia.

Película con bajo presupuesto pero desbordante imaginación en la confección de un guión repleto de sobresaltos y giros narrativos. A mi gusto fue un placer haber encontrado otra gema más dentro del terror clásico, género que engloba esas obras perennes que siempre deberían tratar de ser emuladas en algo al menos por los fallidos productos que salen hoy día.
Pasatiempos Digitales
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1 de febrero de 2010
33 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
La década de los 70, en consonancia con su predecesora, supone una etapa de profunda crisis económica, política y moral en Estados Unidos. El malestar social (heredado de los 60 y acrecentado en los 70), la dislocación de los valores tradicionales, la oscuridad que se vislumbra en el panorama económico y laboral usamericano… se reflejan, de una u otra manera, en gran parte del cine de terror que nos lega el país anglosajón. En dicho ambiente de decaimiento, de desesperanza y frustración, ¿qué mejor expresión para vehicular los temores, inquietudes y miedos de una sociedad en descomposición que el género cinematográfico del terror?

Así, desde los 60, se empieza a gestar el llamado gótico americano, una nueva concepción del fantástico-terrorífico donde las fobias y angustias del ciudadano medio norteamericano, urbanita-capitalista, se materializan en imágenes y nuevos planteamientos, tanto estético-formales como argumentales. Surge una novedosa tipología de cine que pone en tela de juicio instituciones (familia, estado, religión…), roles, y, en definitiva, el stablishment socio-político imperante. Firmemente anclado a la realidad, con un verismo descorazonador y apabullante, el gótico americano muestra un nuevo cine, aterrador, que supuso dos décadas doradas para este vilipendiado género.

El Otro es un excelente ejemplo. Mulligan borda una brillante obra repleta de profundidad psicológica, película de gran destreza argumental y una excelente técnica visual. Narrada desde el punto de vista de un niño, la trama nos arrastra a su mundo esquizoide en el que, desdoblado, el infante distorsiona la realidad con terribles consecuencias. La niñez, la familia, la tradición… se desectructuran en esta obra, descomponiendo los pilares de seguridad que dichos fenómenos representan y quebrando los cánones tradicionalmente aceptados.

El ambiente campestre, idílico paisaje, se torna amenaza hostil con sus casas de tejados puntiagudos, su fosilizado modo de vida y sus arcaicas convenciones sociales. Oprime y aísla a los personajes en un claustrofóbico hermetismo, los aleja del mundo y engendra el escenario propicio que Mulligan persigue: una sociedad cerrada en sí misma, ajena al discurrir del mundo moderno y contexto adecuado para el desarrollo de la acción y los personajes.

Lo mismo que con este transfondo rural que define el aislamiento y soledad en la película, ocurre con su principal protagonista, un hermoso niño de angelical rostro, que, tras dicho engañoso aspecto, oculta la maldad. Bajo la beldad y los adorables modales del infante, pulsa un oscuro hálito, una torcida psique que rompe con la imagen tradicional de los impúberes como iconos de inocencia y bondad natural.

En definitiva, una película que consigue inquietar y, aunque a día de hoy el final se huele a distancia, en su momento conmocionó por su original planteamiento y su pesimista conclusión, genial y oscuro desenlace que hoy Hollywood no permitiría.
Gótico Americano, sí señor.
Gunnar Hansen
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11 de agosto de 2008
34 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lastrada por alguno de los peores tics setenteros, con subrayados de énfasis discutible (sin renunciar por ello a la característica influencia clásica de R. Mulligan, más acusada en su caso que en otros directores de la época surgidos también de la tv), la película incide en un tono de suspense psicológico que, agradeciéndole las intenciones, resulta excesivamente obvio, mecánico e, incluso, didáctico.

La realización es útil a los fines de la ilustración, pero no siempre de la turbación (salvo algún plano de cierta fuerza expositiva). Entre otras cosas, creo yo, por el abuso de la metáfora y de determinados planos cargados de premonitorias intenciones, del afectado uso de la música y por la pretensión de cargar las tintas de un tono perturbado que acaba resultando exagerado y caricaturesco.

Mulligan desecha las opciones de drama de la peli y no apura las combinaciones que esta historia prometía (visión infantil de las cosas, drama familiar, suspense psicológico, etcétera). Uno de los motivos creo que es, además de la realización enfática mencionada, un trabajo discutible de guion. Y es que las referencias constantes al llamado “Gran Juego”, por ejemplo, solo aportan una forma de relleno al desarrollo de la trama.

Pese a todo, es una cinta que busca como principal objetivo un cierto clima. Eso, unido a la preocupación por el detalle en la puesta en escena, la colorida fotografía y las interpretaciones, configuran una película apreciable y recomendable.
Bloomsday
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