Catorce horas (14 horas)

El irregular Henry Hathaway nos regala una excelente película. Los movimientos de cámara, al igual que el posicionamiento de la misma, son los de un gran maestro de la dirección. La sensación de vértigo es más que notable, sobre todo, con la llegada de la noche, en la que Hathaway combina con insultante habilidad el juego de luces y sombras. Las interpretaciones son magníficas, siendo de justicia loar la interpretación de Richard Basehart como el joven e inseguro Robert, ya que se trata de uno de sus primeros papeles como protagonista casi absoluto. También sobresale Hathaway mostrándonos el amplio abanico de miserables que desde abajo (quizás ya no se puede caer más bajo) utilizan el intento de suicidio para ligar, apostar, reconciliarse o jalear cada movimiento del suicida o de la Policía.
Y... ¿saben lo más curioso del caso? El tipo subido a la cornisa es uno de los McGuffin (excusa argumental que carece de relevancia) más increíbles de la historia del cine. ¿Alguno de ustedes ha logrado descubrir la razón por la que el muchacho se sube allá arriba?

14 Horas es uno de los títulos menos conocidos de Henry Hathaway que ha permanecido inédito muchos años en España. Se trata de un melodrama de intriga con momentos de tensión y varios toques de humor.

Es una historia demasiado simple que se resiente de un guión esquemático y sensiblero con situaciones muy forzadas y algunos diálogos que rozan el ridículo. Es una lástima un guión tan plano que no va en consonancia con su aspecto técnico porque la película está muy bien planificada con un montaje ágil que alterna un estilo semidocumental al principio muy propio de Hathaway, con impresionante fotografía de exteriores, panorámicas, picados y contrapicados de edificios. Tal vez, su trama no da para más que un cortometraje y se percibe la dificultad de mantener el interés hasta el final durante 90'.

En esta década de los cincuenta era habitual el contenido psicoanalítico de unos personajes cargados de traumas infantiles o sentimentales. En este sentido, tiene puntos de contacto con The Sniper (tiene un comienzo impresionante y turbador) aunque es menos interesante. La galería de actores, sobre todo, secundarios es de gran calidad pero, en esta ocasión, tienen que interpretar roles estereotipados que no les permiten lucimiento. Además, sobran determinados personajes que desorientan la acción principal (papeles de Grace Kelly, Debra Paget o Jeffrey Hunter, entre otros).

A pesar de todo, un Hathaway menor siempre es superior a otros directores de esa época. Destaco la solvencia técnica y su montaje que, en varias ocasiones, estaba por encima de las propias historias que contaba.

Acertadísima labor de Henry Hathaway que de un modo sencillo y humano nos acerca a una terrible realidad, la del suicida. Para quien es sensible con estos temas, esta película guarda un realismo muy valedero porque no te agobia con sufridos dramas ni con una angustiosa intriga creada a base de engañosos giros. Henry Hathaway muestra una vez más el porqué de su estupenda carrera, te pone todos los elementos clásicos para que ahondes en la problemática de aquel que se siente excluido por todos y de todo, no un anti social diríamos, tampoco un introvertido, no sé, es aquel que se aparta del juego establecido porque por una obsesión, no quiere, no sabe o no puede entrar en estas reglas.

La demostración de tan estupenda dirección está en, sin darnos cuenta, el gran número de personajes que desfilan ante nosotros que cuentan historias de comportamientos que son ejemplos rotundos para el caso.
Sigo en el spoiler sin desvelar nada del final.

Un hombre alojado en un hotel, se desliza por la cornisa del piso catorce de un rascacielos de Nueva York. Se va a tirar. El primero en darse cuenta, es el camarero que lo atendía. Abajo, un guardia de tráfico lo avista a su vez y corre a intentar auxiliarle. Se da la alarma y, pronto, el hotel y todo el perímetro de la calle se verá inundado por todo un enjambre de personas de diversa condición: La policía que ha sido alertada, bomberos, periodistas, transeúntes, conductores paralizados en el atasco, médicos psiquiatras...
Catorce horas va a estar apostado el hombre en la cornisa antes de tomar su resolución y durante esas catorce horas, Hathaway nos va a mostrar no sólo el proceso por el que pasará el suicida, sino también la gestión y la reacción de la gente ante ese hecho, tanto de los profesionales como de los demás afectados.
El psicoanálisis estaba de moda en aquellos años y en esta cinta se reserva una parte para él, que ahora nos puede resultar bastante simple y tópico en sus precipitadas conclusiones que se sacan de la manga y lo resuelven porque sí. Quizá, es lo que más ha envejecido, al igual que en las pelis de Hitchcock, " Marnie, la ladrona" o " Recuerda", donde debemos hacer ciertas concesiones, pero obviando esto, esta película me parece un prodigio de saber hacer. Y, además, bastante bien documentada.
Teniendo en cuenta que gran parte del metraje transcurre en una cornisa, es increíble la pericia del director que, no sé cómo, consigue una cinta tan dinámica y viva. Pocas veces baja a la calle o nos muestra la fachada del hotel en diversos ángulos, así como el interior. Sin embargo, es increíble cómo nos tiene pendientes de un hilo, interesados por todo lo que ocurre en ese hervidero de minihistorias humanas.
Porque no sólo conoceremos al suicida. También a su familia, la novia, los policías, periodistas, las reacciones ciudadanas para bien y para mal...
Tensión, ritmo, suspense, drama, angustia...! Ay, este director no siempre tenía en sus manos la mejor de las historias pero no cabe duda que sabía contarlas!. Para mí, ha sido grande aunque no se le reconozca así. ! Qué buenos ratos me ha hecho pasar en sus, muchas veces, tópicas pero maravillosas películas. Echen un vistazo a su filmografía, por favor. Tiene un montón de buenos títulos.

Excelente film, admirablemente realizado por el gran Henry Hathaway, aquí en el mejor momento de su carrera, lleno de dramatismo y tensión, un drama cotidiano que está dedicado a la ingente labor de la Brigada de emergencias de la policía de Nueva York, narrado con gran realismo y sentido del ritmo.
Una película intensa, con gran dramatismo pero también con notables gotas de humor.
Tiene un plantel interpretativo insuperable (mucho/as en papeles de extra), con actuaciones memorables, como las del jefe de policía, Howard Da Silva, Richard Basehart como el hombre a punto de suicidarse y/o Martin Gabel, Agnes Moorehead... y un gran Paul Douglas, componiendo un personaje de gran humanidad. Todos los personajes tienen vital importancia en una trama bien orquestada, obra de los guionistas John Paxton y Joel Sayre.
No baja el interés desde el minuto uno hasta su finalización, dejando pegado a la butaca al espectador, tal es su fuerza.
Una cinta impecable, recomendable, que se disfruta sufriendo un poco al mismo tiempo, ejemplo del soberbio cine que se hacía en el Hollywood dorado.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/