Entre dos amores

Luis Lucia fue un cineasta que nunca pudo superar los defectos esenciales de su cine como el manejo desastroso de los elementos melodramáticos, los cambios de ánimo inverosímiles e inexplicables o el dirigir mal a los actores. Esos inconvenientes se manifiestan firmemente en "Entre dos amores" película en la que Manolo Escobar no consigue lucirse como actor pero si que lo hace como cantante. En las películas que hizo por ejemplo con Torrado está no obstante peor aún como actor que en esta que dirigió Luis Lucia cineasta del que se decía que tenía un carácter complicado para rodar. "Entre dos amores" cuenta para salvarse con alicientes como la agradable personalidad de Isabel Garcés que solía animar con gracia los empeños en los que intervenía y la elegancia deslumbrante de Irán Eory. Hay que recordar a Inma de Santis. La igualmente elegante María Elena Marqués tiene un papel relativamente corto aunque para la película se la retrató en un cuadro que posiblemente volviera al país azteca con ella porque podia servir como recuerdo de su paso por España para intervenir en la película. Con defectos considerables familiares a quienes conocen la filmografía de Lucia el film resulta pasable por algunos detalles y es un híbrido. La mejor película de Lucia sigue siendo "Crucero de verano".

Partiendo la imagen en cuadros y dándole al zoom tiene lugar la presentación y los créditos. Es la moda del momento.
Están rodando un western con una coreografía de señoritas esculturales que bailan solo regularmente. Llega la diligencia con el protagonista, Gabriel Rivera (Escobar), cantando en el pescante y tocado con el bigote de Arrocet.
Es el arranque, luego vienen los dolores.
Dolor 1: infame guion, inconsistente y lacrimógeno.
Dolor 2: pésima realización que va empalmando escenas sin mucha ligazón argumental y sin preocuparse lo más mínimo por dar coherencia a los personajes.
Las canciones de Manolo por lo menos sirven de discreto analgésico.
Huir.