Tierra sin ley

De primeras uno puede pensar que se viene una película de ésas en las que de un conflicto absurdo se lía la marimorena, pero no... sí, pero no.
En los escasos 100 minutos que dura tenemos varias conversaciones de relleno que no llevan a ningún lado y, lo peor de todo, que abren caminos (el ayudante del sheriff, el hermano "bueno", la joven ayudante de uno de los profesores, la elección del nuevo decano...) que luego no se cierran. ¿Por qué se abren? Porque el guionista los necesita para que la protagonista nos cuente su pasado, veamos su peculiar forma de ser y nos telegrafíe lo que ocurrirá en los últimos minutos. A esto añadid planos muy largos, silencios, escenas de relleno... para intentar dar algo de peso a un guión que se escribe en medio folio.
Le doy un 3 por la forma, se echan en falta películas fotografiadas y montadas con gusto y calma, y por la protagonista, fracasa en todo lo demás. A excepción de la protagonista, el resto de personajes están poco o nada definidos, son arquetipos (el único un poco mejor escrito es el del hermano "bueno"). El clímax es ridículo y la escena final, que se veía venir desde el minuto 1, también.
Como no podía ser de otra manera en el cine actual, el 90% de los personajes blancos que aparecen son psicópatas, garrulos, calzonazos, abusadores, sumisos y cerdos. En un momento de la película hablan de "cuotas", pues está claro que esta película cumple con los estándares de la Agenda 2030 y toda la mierda progresista con la que insisten en cargarse el cine.

Insípida película, no me ha gustado. Está bien realizada, con una muy buena fotografía y con actuaciones más que correctas, pero en general nos encontramos con una película un tanto aburrida, con un ritmo lento y con un metraje que aunque no es largo sí que hace que la película se te haga algo interminable. Es realista, pero no tiene carga dramática ni se palpa la tensión de lo que está por venir, que es muy predecible.
En resumen, regular tirando a floja, para mí, no recomendable.

Con una impecable actuación de Thandiwe Newton, el ignoto director intenta plasmar una supuesta foto de la realidad, pero termina por reducirla a la historia personal de una mujer sola y resentida. Las contrafiguras, que obviamente debían ser hombres, blancos y heterosexuales, se van haciendo malos no por propia iniciativa, sino por el deseo provocador de la "eterna victima". Un caso típico del por qué se creó la "ley del talión" y de cómo, a pesar de tanta modernidad y avances, esta arcaica ley debería aplicarse más seguido en una sociedad marcada por el individualismo y la ampliación de derechos sobre las aptitudes y los deberes.

Mujer empoderada, super valiente, decidida y, que sorpresa, de color, faltaría más.

En frente un conjunto de hombre blancos heterosexuales, que como como su propio nombre indica, al ser hombres blancos son de lo más estúpido, descerebrado y misógino.

Y del enfrentamiento entre la señorita empoderada de color de 50 kg y el grupo de hombretones fuertes, pero al ser blancos son tontos de remate, ya sabemos lo que va a suceder sin necesidad de hacer spoiler.

Predecible a cada paso, aburrida pese al metraje.

La película no llega a la hora y media porque no tiene nada que contar.

Los panfletos son cortos y de mensajes esquemáticos para que los pille hasta la mente mas simple.

Solo salvaría la fotografía de unos parajes impresionantes, pero para eso me veo un documental.

Bienintencionado film estadounidense, que narra una historia en principio atractiva pero que se malogra un tanto por varias razones.

La primera podría ser su romo ritmo. Esto no tiene porqué se negativo, pero en este caso se une a una irregularidad en la narración, con hechos llenos de intriga y suspense, que azoran tanto a la protagonista como al espectador, pero también con momentos "cotidianos" de la protagonista, que lastran el interés con situaciones que tocan temas interesantes de candente actualidad, pero que suponen una rémora en el sugestivo camino emprendido al comienzo de la película.

Respetable pero creo que finalmente no convincente pese a hechos parciales positivos como la interpretación de Thandiwe Newton y/o la bella fotografía de Andrés Wheeler.

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