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Mujer conejo

Thriller Aborda el drama de una joven argentina de ascendencia asiática que se siente como un pez fuera del agua y que se ve envuelta en un conflicto con la mafia china. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
12 de octubre de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dijo Francis Ford Coppola en una ocasión, que lo peor que le puede ocurrir a un director es que su película trate de ser valiente y arriesgada pero se quede solo en pretenciosa. Del mismo modo contraproducente, otra merma insalvable es que un filme presente un punto de partida tenso y estimulante pero el desarrollo de su abanico argumental se suceda deslizándose de puntillas, sobre la superficie, en lugar de hacer más ruido que un elefante en una cacharrería.

Mujer Conejo no abarca el desagradecido planteamiento de la primera propuesta pero sí, en buena medida, de la segunda. Una línea temática basada en la miserable radiografía urbana del control de las mafias chinas sobre la policía argentina es, a priori, un prometedor comienzo para presentar un relato áspero, sucio e incómodo de oscuras aristas que devengan en un estudio de la tortuosa naturaleza humana. Esta sería su teoría procedimental, ya que en su práctica, en el resultado narrativo de la propuesta, la mirada de Verónica Chen se queda muy lejos de conmocionar o perdurar en carne viva.

Ese sombrío paisaje de rutinas inhumanas y delictivas se nos presenta como un hábitat simplemente inhóspito y desdeñado, con desaprensivo amparo en la atención caritativa. Provoca rechazo pero no desesperanza. Provoca conflicto pero no indignación. Su contemplativa ejecución no alcanza el estadio de gravedad existencial o reivindicación denunciadora que un planteamiento con tanta sangre existencial podría haber aprovechado.

Chen no acaba de perpetrar en su puesta escena la calculada borrosidad con la que sus personajes necesariamente se muestran alterados, confusos y perdidos. Contrario a ello, la ausencia de una remarcada densidad descriptiva de los caracteres, encabezada por su personaje femenino protagonista, nos aleja persistentemente de un despliegue espacial que debería ser electrizante pero se queda en superfluo y neutral. Así mismo, se necesita en el espectador una amplia prueba de fe para justificar la verosimilitud de ciertos acontecimientos y la asunción de las decisiones y principios que definen, o que precisamente no acaban de definir, a nuestra errante heroína.

La absoluta falta de nobleza del elemento popular ajeno a los protagonistas y la hondura pavorosa de su mezquindad son absolutos que solo se confirman en la película como activo programático, no como tangibles o demostrables en la imagen.

Otro aspecto relevante, y a su vez contradictorio, es el uso de pequeños pasajes de animación insertados durante la trama en imagen de carne y hueso. Lejos de recordar al trabajo de Katsuhito Ishii para Quentin Tarantino en Kill Bill Vol. 1, donde complementaba y potenciaba la factura técnica de su habitual catálogo de violencia desenfrenada y satírica, en Mujer Conejo estas estancias parecen funcionar como coartadas, como parches de montaje para suplir un más que posible limitado diseño de producción. Aventurarse a esta conclusión es resultado de su utilización puntual y arbitraria en la trama, y su función artística, apelando a la plasticidad de las imágenes, es del todo opaca y estática.

Pese a no resultar irritante o irascible, y valorando su loable propuesta de denuncia y grito contra la podredumbre de la injusticia, resulta en último término desconcertante que la conjugación audiovisual de esas pretensiones narrativas se desaproveche de tal forma que el conjunto se acabe presentando como un batiburrillo un tanto deslavazado al no extraer de ese montaje alternado demasiada consecuencia dramática.

Una película que, en definitiva, no acaba de insuflar la fuerza visual y temática que sí presenta en bruto su línea eminentemente social. Su carácter es contemplativo y observacional cuando debería ser histérico y furioso, y ello dificulta el efecto de choque empático, algo que, en el último acto de la película, se antoja apresuradamente rematado y de imprevisible extrañeza.
Weis
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2 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una historia de marcado sesgo cosmopolita y una decidida marca personal en la factura, Veronica Chen ambienta el inicio de su relato en una zona del barrio chino porteño, aprovechando las infinitas posibilidades estéticas y laberínticas de un lugar tan exótico como cercano, enclavado en la gran urbe que se parece a todas las megalópolis del mundo.
A partir de allí, propone un explosivo cóctel de thriller, elementos fantásticos y algunas intromisiones morbosamente sangrientas propias del cine gore, con efectos visuales y secuencias de animé. En este marco, la película desliza una despiadada mirada política
sobre la alteración ambiental, la corrupción política y la discriminación, entre otras subtemáticas que surgen como cajas chinas.

La protagonista de "Mujer Conejo" es la joven, hermosa y desconocida actriz Haien Qiu, quien más allá de su herencia genética no habla chino. Este personaje trabaja en el área de habilitaciones del gobierno porteño y tiene un novio argentino (Luciano Cáceres), con quien al inicio de la historia acaban de separarse. En una de las inspecciones de rutina, descubre una construcción ilegal, que ya ha causado un accidente con una víctima herida de gravedad, a quien le cayó en la cabeza mamposteria de la obra no habilitada, pero la denuncia se ha frenado y el denunciante no aparece. Esta es la punta del ovillo por donde empieza a transitarse un tenebroso circuito instalado en un desalmado corazón urbano que se ramifica y proyecta hacia las afueras rurales del país.

Incluso con sus desniveles narrativos y actorales que le impiden ser un producto del todo convincente, este film original y desprejuiciado está siempre sostenido en un asombroso acabado visual y sonoro. La pregunta es por qué su arrasador despliegue de creatividad y delirio no le permite trascender sus irregularidades que lo llevan desde un punto de partida tenso y estimulante hacia un desarrollo argumental necesitado de mayor contundencia y no la sensacion de deslizarse apenas sobre la superficie.

La diversidad de temas dando vueltas obligan a que el argumento parezca algo forzado y de pronto la narración deje de ser fluida para volverse extraña, confusa y un tanto pretenciosa: la seriedad y la intención reflexiva del relato no se ponen de acuerdo con el tono de juego y permanente sátira. Aunque en parte se busca compensar cierta impasibilidad protagónica, introduciendo una humanísima escena de sexo que a diferencia de "Aguas" (largometraje anterior de Chen) es mucho más explícita y bien filmada pero que no alcanza a sustituir la falta de empatía y desnaturalización que acompañan como sombra a la película.
Tantas ideas originales y una trama sustanciosa no se corresponden con el resultado de una narrativa demasiado distante. Las presentaciones de los conflictos que incluyen rutinas inhumanas y delictivas se presentan desde una mirada contemplativa que si bien
inquieta, no alcanza para conmocionar con el peso específico de su gravedad, dando paso a una sensacion de liviandad. Y aunque "Mujer Conejo" se encarrila por registros fantásticos no es justificable el abandono de la verosimilitud para ciertos acontecimientos ni comportamientos que definen, o que precisamente no acaban de definir a la errante heroína.
Muchas veces pareciera que el juego formal y la ironía fuesen más importantes que que el tenor gravisimo de las denuncias y la profundidad de los caracteres. Así la violencia impiadosa convive con un tono satírico, incluyendo su desenlace apresuradamente rematado.
El film promete en su planteo, pero confunde y se pierde en los cambios de tono del relato. Una película extraña, irregular, inquietante y sugestiva que circula entre la genialidad y el desbarrancamiento.
rouse cairos
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13 de octubre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mujer conejo es una película sorprendente, dirigida por Verónica Chen. Lo que sorprende de esta película es la gran variedad de tonos, temas y estilos que la conforman, y lo mal combinados que están.
La primer mitad de la película se centra en el funcionamiento de la mafia china en Buenos Aires, narrado con un estilo realista que recuerda a las producciones de Pablo Trapero. A partir de la segunda mitad, la historia da un vuelco ridículo hacia el "realismo mágico". Todo lo introducido en la primera mitad se tira por la ventana y la trama se centra en una plaga de conejos genéticamente alterados para consumir carne, vagamente relacionados con la mafia china, que están destruyendo la economía de un pequeño pueblo de provincia de Buenos Aires.
Como si el desarrollo de la trama en la segunda mitad no fuese lo suficientemente ridículo, a partir de ese momento las escenas de actores en carne y hueso se intercalan frecuentemente con animaciones de paupérrima calidad. Algunas escenas retratadas de esta manera requerirían coordinación y coreografía, dificultando su grabación en carne y hueso, pero otras son completamente mundanas y parece que solo son incluidas para que las que son necesarias no desentonen demasiado.
Las actuaciones son todas bastante malas. Los actores de cierta trayectoria que trabajaron en esta película aparecen tan poco y tienen tan pocas lineas que pasan completamente desapercibidos, el resto de ellos son muy malos y sus diálogos son penosos. La protagonista es una cantante profesional con tan solo dos actuaciones en cine y su inexperiencia se nota.
En una entrevista la directora mencionó que esta película trata sobre el conflicto de identidad de los jóvenes hijos de inmigrantes que no se sienten identificados con la cultura de sus padre. Este tema solo se ve reflejado en una o dos escenas de la película. De la segunda mitad se podría extraer alguna interpretación a cerca del avance predatorio de la globalización que destruye a las pequeñas comunidades, pero nada que alcanzara para redimir a esta producción.
En conclusión, Mujer conejo es una película pretenciosa, mal escrita e irregular que apunta muy alto pero revienta a dos metros del suelo. No recomendada.
German
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26 de noviembre de 2021
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Comienza como un drama social tardío, de esos abundaron en el cine "independiente" argentino desde finales de los 90s hasta 2010 más o menos, y se transforma en híbrido totalmente falopa.
Lo peor: la segunda parte es cualquier cosa, mezcla thriller, ciencia ficción, hasta toques de western pero hecho a los tumbos, como salía.
Supongo que el único motivo por el cuál una parte se cuenta por medio de caricaturas es por la falta de presupuesto para escenas de acción y sobre todo CGI. Se notan arbitrarios y cagan la narración, porque no es algo que tenga un sentido especifico a nivel historia.
Lo mejor: Me gustó que se burlara de lo políticamente correcto y que parodiara los dramas sociales argentinos, acá los malos y buenos son los contrarios a los que suelen ser en el cine nacional.
Es una propuesta tan arriesgada como fallida, pero le reconozco el atrevimiento.
Manuel
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