Inhale

El film entretiene, tiene buen ritmo, pero el guion es malo.
Esta filmado correctamente, con buenas tomas y colores, pero el guion es malo.
Las actuaciones se salvan si no nos fijamos en el rostro de piedra perpetuo del protagonista, pero el guion es malo.
El mensaje que deja es muy lindo, pero el guion es malo.
En definitiva, ya que el conflicto de la película es la búsqueda de órganos, por que no sacrificar al guionista y todos felices.

Dios, ¡qué grandes eran Polanski y el Ardor!

No, Polanski no es un director gafapasta y no tiene nada que ver con esta película dirigida por un islandés con apellido de tienda de ultramarinos. Pero su pegadiza canción tiene más dilema moral que esta peliculilla que inhala sensacionalismo por todos los poros.

Oiga, que yo estoy contra X (siendo X cualquier tema que cada uno en su conciencia considere no étco: asesinar, robar, torturar, talar árboles, abortar, defraudar al fisco, la pena de muerte, descargar películas en internet, etcétera). Ya, ya, siempre suelta el listo de turno; ¿pero si pasa Y? (siendo Y una hipótesis extrema, en la que por ejemplo secuestran a toda tu familia y amenazan con matarlos si no haces no sé qué barbaridad) ¿qué harías eh? ¿eh? ¿ya no estás tan en contra de X verdad? ¿eh? ¿eh?

Y ya está montado el pollo de sensacionalismo moral intentando confundir el culo con las témporas. Pues de eso va el trhiller éste, pero con el tráfico de órganos. Tooooooooodo el metraje, personajes, situaciones, poses afligidas y demás tonterías están dirigidos a un chorradilema efectista al uso.

Yo por ejemplo estoy en contra de abofetear a la gente. Pero me topo a los que han perpetrado esto y les doy un par de yoyas que les volteo la cara. Oiga, ¿no dice usted que está en contra de abofetear? Sí, y lo sigo estando, pero ¿qué tiene que ver para que lo haga o no?

¿La nota? Bueno, es que estaba en contra de ponerle un 4.

Arranca mostrándonos las firmes convicciones morales de Paul Stanton (Dermot Mulroney), un fiscal dispuesto a poner en peligro su carrera, defendiendo la ilegalidad que supone que un tal Ruiz hayan disparado y confinado de por vida a una silla de ruedas a un pederasta que había abusado de su hijo, para a continuación conocer a su mujer Diane (Diane Kruger), y la larga suma de decepciones y tensiones maritales que les supone no hallar a tiempo unos pulmones que trasplantar a una hija que se está muriendo si no encuentra pronto un donante.

Una doctora (Rosanna Arquette) que simpatiza con su caso, saltándose las reglas les pone tras la pista de James Harrison (Sam Shepard), un político conocido de la familia que estando hace unos años en la misma situación que su hija (necesitaba un corazón) soluciono su problema al margen de los trámites legales.

Sigue en spoiler:

A pesar de su interesante ejecución y sus buenas interpretaciones, algo no termina de funcionar en este drama. Quizás Baltasar Kormakur, ese Michael Bay de Hacendado, un especialista en sacar el lado espectacular de las cosas no era la persona indicada para transmitir emociones dolorosas como la pérdida o sufrimiento. O quizás ese enfoque de mezclar una tragedia y una especie de aventura en la lucha por superarla, es una mezcla demasiado arriesgada. O quizás, simplemente, la trama, con cuya esencia es fácil de empatizar porque se basa en la peor de las situaciones que puede vivir una familia, es desarrollada de una manera demasiado rocambolesca como para dejar de ignorar que lo que estamos viendo una ficción

Pero también hay que reconocer que, para ser un drama con todas sus letras, “Inhale” se deja ver relativamente bien. La trama permite a sus protagonistas Diane Kruger y Dermot Mulroney exhibir todo su repertorio gestual e interpretativo de una manera desgarradoramente natural, con una intensidad reforzada por la habilidad de Kormakur para los encuadres y las atmósferas de videoclip. El resultado puede no ser apto para los puristas, pero es agradecido para el espectador medio. Lo mismo se puede decir de ese desarrollo tan aventurero que comentábamos antes: lo que comienza siendo una pareja tratando de sobrellevar una tragedia, evoluciona hacia peripecias que se mueven en una poco definida frontera de las cosas que, moral y legalmente, se pueden hacer para no dejarse llevar y luchar contra el destino. Se trata de situaciones que están fuera del alcance de lo que le podría pasar al público normal, situaciones un tanto forzadas y ‘de película’, que lastran la credibilidad de la película, su componente drama… pero más de uno y más de dos agradecerán.

No es mi caso. Aunque pueda reconocer que “Inhale” se deja ver mejor que otras películas similares, no termino de dejarme llevar ni dejo de ser consciente de que por mucha lágrima que vea, «sólo es una película». Y tampoco entro en el juego moral de si es lícito dejar atrás las convenciones sociales o la legalidad para salvar la vida de un ser querido: la propuesta concreta de “Inhale” me queda muy lejos como para ponerme en su lugar y emitir una valoración. Con la propuesta escénica de Kormakur, si la película plantease si salvar de un incendio en mi casa a mi gata o a un desconodido, incluso llevándolo al límite (¿Y si ese desconocido hubiese provocado el incendio? ¿Y si fuese un niño?), probablemente hubiese salido una película más sólida… pero seguramente menos entretenida. Puede que, en términos generales, “Inhale” no termine de funcionar, pero innegablemente tiene un equilibrio que la hace interesante.

Película interesante aunque le falta un poquito de chispa. Quizás se alargue en los entresijos de la parte central del guión y acaba rápidamente dando un vuelco y creando el conflicto moral que se intuye desde el comienzo de la película.
El papel del actor principal queda un pelín flojo, ya que Dermot Mulroney tiene entre sus manos un papel muy difícil y su interpretación está falta de sentimiento.
Da que pensar hasta qué punto la humanidad se corrompe por el dinero, y el conflicto moral que una situación así puede provocar en un padre cuyo hijo está en un estado crítico.