En la puta vida

No volvería a ver más esta película, una de las únicas cinco cintas hechas en Uruguay.

La cinta carece de sentido, querría decirle a la señorita Beatriz Flores Silva que tal vez debería ir a la calle y ver la verdadera vida de las personas. Como por ejemplo mi antigua compañera de colegio Cinthya. La diferencia es que eso fue real y la película carece de tensión, de realismo. Totalmente prescindible para la historia del cine en general y la de Uruguay en concreto.

Historia bastante conocida por estas latitudes, en la que una muchacha de clase social y cultural baja, cae en las redes de un fiolo simpaticón que le promete seguir haciendo lo mismo, pero en lugar de por míseros pesos uruguayos, por gordos euros españoles.
Lo lamentable es que la directora haya querido editorializar su película en el final, poniendo en boca de la protagonista, una serie de reivindicaciones absolutamente innecesarias. Tan innecesaria como la historia de amor que corola la película, menos creíble que un informe de guerra de la CNN.

Me ha parecido una película lamentable, en la que ninguno de los personajes tiene ninguna coherencia en sí mismo, la protagonista pasa por las situaciones más duras con una alegría que la convierten para el espectador en poco menos que una retrasada mental y, sin explicación alguna, al final de la película le nace una conciencia que nadie sabe de donde le viene, que le dura un par de minutos para nuevamente volver a ser la tonta de siempre y final. Lamentable que se presente como una denuncia de las penurias de la mujeres sudamericanas en Europa, la realidad es mucho más triste y puede presentarse con optimismo, pero no con la estupidez de esta cinta.

Interesante aunque irregular film uruguayo sobre el mundo de la prostitución. Se basa en un hecho real que sacudió a la prensa en 1992. La periodista uruguaya María Urruzola realizó una investigación sobre el tráfico de mujeres entre Uruguay e Italia (en la película el otro país es España), que más tarde convirtió en libro, titulado “El huevo y la serpiente”. El film es una libre adaptación de éste.

Lo más destacado es su importante labor de denuncia potenciada en el último tramo, y el trabajo de la actriz principal, la atractiva María Santángelo, en su debut como protagonista. Fotogénica, con cierto gancho para la cámara, aguanta muy bien todo el peso de la película, que recae principalmente sobre ella.

El argumento se centra en la vida de una chica joven con dos hijas pequeñas, con dificultades para mantenerlas y encontrar un techo estable. Sin recursos económicos, engañada por su jefe, y siempre con la ilusión de montar su propio negocio (una peluquería), decide probar suerte en un prostíbulo, a través de la intermediación de una amiga. Poco a poco, la directora Beatriz Pérez Silva, va relatando los pasos de Elisa, esta bella uruguaya de 27 años, que se va adentrando en los ambiente de clubs y prostíbulos. Siempre con tacto, ahorrando escenas desagradables.

La película recuerda un tanto a "Princesas" (2005), el fallido film de Fernando León de Aranoa. "En la puta vida" está bien rodada, no pierde el pulso y muestra con claridad expositiva cómo funciona una red internacional de prostitución desde la misma base. Lo malo es que es un poco previsible (cualquier espectador puede anticiparse a los hechos), una historia que, por desgracia, se repite, no dejando de ser grave por ello. Además, en su tramo final se pierde un poco en batallas diplomáticas.

Así pues, a pesar de los avatares de su protagonista (su viaje a Barcelona, la separación de sus hijos, sus problemas diplomáticos, etc.), a veces peca de ser demasiado ingenua, y a la película parece faltarle consistencia y ,sobre todo, intensidad en su narración.
Con todo, es un film de denuncia digno, bien filmado y que se deja ver bastante bien.

La película es una denuncia sobre la "trata de blanca" que se da desde países de América Latina hacia Europa con el consentimiento de muchas autoridades públicas y sectores de la policía de esos países, debido a las grandes ganancias que obtienen al colaborar con las redes de chulos, proxenetas y extorsionadores.

En concreto aquí, se centra en el caso de una mujer uruguaya, madre soltera con dos hijos, que en un momento dado se empieza a prostituir con objeto de obtener dinero para abrir un negocio de peluquería, estando en tal prostitución le tira los tejos a un "chulo de putas" quien al decirle que se va a Barcelona donde se dedica al mismo negocio de venta de carne humana como hace ella pero a lo grande y ganando mucho dinero fácil, la protagonista le ruega que se la lleve con él. Es decir, ella no es ninguna ingenua, sabe a dónde va y a lo que va (otra cosa será luego cuando experimente por sí misma lo que se les dice cientos de veces a través de los medios de comunicación, los libros y el boca a boca general, que tales viajes al extranjeros suelen ser la introducción en una vida muy dura de esclavización y deshumanización). Cuando ella empiece a vivirlo y sufra las terribles consecuencias de sus actos, no querrá reconocerlo porque siempre queda mejor hacerse la víctima y contestar cuando un periodista le pregunta si sabía a qué iba a Barcelona, que se meta "el micrófono por el culo". En definitiva, que salvo excepciones muchas, como la protagonista de este filme, saben perfectamente a dónde van y a qué van cuando viajan al países extranjeros a prostituirse, entre otras cosas porque ya lo hacían antes en sus lugares de origen o porque la ambición las pierde al creerse los cuentos maravillosos con los que las captan como trabajadoras del sexo sobre que van a ganar mucho dinero por abrirse de piernas sin mayor problemas y a su aire o cosas por el estilo. ¿Acaso no lo dice la sabiduría popular de muy distintas maneras?, por ejemplo: "Bucar mendrugo en perrera, vaya quimera".

En fin, es una película regular, pero el mensaje y la moraleja son válidad y dignas de verse.