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Fourteen

Drama En el transcurso de una década, la joven Jo se vuelve cada vez más disfuncional. Su amiga Mara, de carácter más estable, desarrolla su vida mientras contempla el inexorable proceso. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
24 de diciembre de 2019
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es tan extenso y creciente el número de distribuidoras en el panorama audiovisual español que, por pequeño que sea, la mayoría de películas relevantes del año reciben algún tipo de estreno en España. Allí donde muchas películas de autor de directores poco conocidos pero con un nicho asentado iban directamente al mercado de DVD, ahora dan una oportunidad a la cinefilia de ser vistas en las mejores condiciones. Ha sido posible informaros del filme que nos ocupa gracias a la excelente labor de Paco Poch Cinema, a la que le deseamos el mejor de los porvenires. Su ahijada es la nueva película de un creador venerado en los circuitos independientes. Una película que se presentó en la última Berlinale y que, aunque hizo poco ruido, recopiló pocas críticas pero excelentes, con apoyos fervorosos. La prueba perfecta de que los medios más pequeños pueden ser el germen de grandes películas. Se estrena este viernes Fourteen, quinta película de Dan Sallitt. Una película acompañada de pocos materiales gráficas pero de una atractiva premisa y de una acogida entusiasta por parte de voces críticas cercanas que tengo en alta estima. Una película que aparece silenciosa y por sorpresa, y en la que se antoja más necesario que nunca utilizar el altavoz del periodismo cultural para darlas a conocer. Iba a ciegas a la proyección, y así tendrá la suerte de encararla la ciudadanía. Una ocasión perfecta para zambullirme en un universo de audiovisual americano autodidacta que hasta ahora me había sido ajeno. Y tras unos primeros compases dubitativos, abandoné la sala fascinado. Una película de reducidas dimensiones físicas y vastísimas dimensiones emocionales. Un relato microscópico que te atrapa paulatinamente por su estructura narrativa, su sentimiento y su manera de representar el tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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5 de febrero de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dan Sallitt podría (y debería) dar seminarios sobre cómo sacar adelante películas con presupuestos minúsculos y que no se resienten estéticamente. De filmografía dispersa en el tiempo (Fourteen es su cuarto largometraje a sus 65 años), Dan Sallitt es una rara Avis dentro del panorama alternativo americano. En el film que nos ocupa, una Fourteen cuyo planeado estreno coincidió de lleno con la irrupción en nuestras vidas del Covid-19, Sallitt sigue la relación de dos amigas neoyorquinas a lo largo de una década. Ellas son Mara y Jo. La primera, apocada y tranquila, presencia a lo largo de los años como su inestable amiga Jo desciende en una espira de consumo de drogas, depresión y enfermedad mental. Ambas están secundadas a lo largo de los años por diferentes personajes masculinos que nos indican el paso del tiempo con mayor claridad.

Hay una elección particularmente interesante en el planteamiento de Fourteen: vemos prácticamente toda la historia desde el punto de vista de Mara. Pasados los primeros minutos del metraje, solo veremos a Jo en situaciones en las que esté Mara presente. Esta aproximación al proceso degenerativo de un amigo ofrece una impresión altamente realista: es exactamente cómo lo viviríamos nosotros mismos si algo así le pasase a un amigo. Un tema tan sensible como la enfermedad mental y la adicción podrían haber dado lugar a excesos narrativos y visuales (no hay más que pensar en ese hito del kitsch involuntario que es Hillbilly Elegy). Nada más lejos de la realidad, la cámara de Sallitt reposa inmóvil en casi todas las escenas y deja que los personajes entren y salgan de plano. Sin subrayados, sin planos muy cortos, la confianza de Sallitt en la solidez y credibilidad de sus personajes es tan absoluta que, incluso en algunas situaciones realmente espinosas, no se deja arrastrar hacia las formas del melodrama. El pudor es una rara avis en el cine moderno y Dan Sallitt, tengo la impresión que de manera muy consciente, es uno de sus grandes representantes.

Para algunos, esta aproximación antisentimental y rigurosa resultará árida y lenta. Para otros, entre los que me encuentro, es de agradecer que una película que dispone de tan pocos elementos a su disposición consiga levantar el vuelo e involucrar al espectador sin artificios de ningún tipo. Y cuando digo de ningún tipo es de ningún tipo: donde otros directores habrían apostado por elementos técnicos asociados al realismo (cámara en mano, texturas granuladas, sonido sucio), Sallitt apunta en otra dirección. Algunos de los planos de Fourteen tienen la calidad pictórica de los cuadros Edward Hopper (el gran artista de la soledad urbana), la mayoría de las escenas son domésticas, la iluminación y el sonido son pristinos. Fourteen no tiene la intención de camuflarse de realidad y, sin embargo, lo consigue. Y así transcurre su hora y media de metraje, con la estásis de la vida cotidiana y dirigiéndose sin remedio hacia la tragedia.
loquearde
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2 de mayo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta llegar a Fourteen (su única obra en estrenarse en el Estado Español), el crítico neoyorquino Dan Sallitt ha ido creando con la meticulosa calma de quien realiza cinco largometrajes en treinta y tres años, un conjunto fílmico que observa con suma atención las relaciones humanas y sus mecanismos de funcionamiento.

En Fourteen, cuyo título alude a la edad en la que se conocieron sus protagonistas, Sallit construye el crecimiento personal y vital de Mara y Jo, dos amigas que parten de la misma sintonía sentimental para verse arrolladas por la vida. Superada la etapa universitaria, Mara comienza a entenderse y a asentarse dentro de un mundo subyugado por la inestabilidad sentimental y la precariedad laboral. Jo, sin embargo, se atasca en perpetuos cambios de trabajo y entra en el círculo vicioso de las crisis emocionales. Lo que parece una enfermedad mental abstrae a Jo de la realidad compartida por todos los que la rodean y pronto comienzan los juegos de poder entre ambas mujeres, donde una extraña fuerza parece hacerles incapaces de destruir el muro de la dependencia que las une.

Las obras de Sallit, enraizadas en la tradición del mumblecore, están atravesadas por resquicios que buscan el encanto de lo no explícito, donde, aparentemente, no se le muestra ni dice nada al espectador. Estas narrativas parten de una forma de entender el realismo que rechaza las explicaciones literales y encerradas en sí mismas y que se materializan a través de la mimosa atención del trabajo actoral y con un guión muy medido que apenas deja espacio a la improvisación pero que, a su vez, parece emular. Fourteen, que podría habitar en la teoría de Ozu sobre la poética de lo cotidiano, se mueve entre esos parámetros pausados de observación.

Para Mara y Jo los años pasan, cambian los pisos y las parejas y los barrios y asfaltos nuevos conocen los diferentes ritmos de las pisadas de ambas mujeres. La historia no lineal entre ellas, que se bifurca, se retuerce y que salta en el tiempo, tiene reflejo directo en el propio lenguaje que emplea Sallit para poner en escena sus turbulencias. La película, al igual que la relación personal de Mara y Jo, salta a través del uso de unas elegantes y sutiles elipsis que consiguen, con una organicidad sorprendente, brincos temporales enormes apenas de un plano a otro. Poco a poco, interviniendo de forma gradual, cada vez más frecuentes y más dilatadas en el tiempo, las elipsis inciden en el devenir temporal, pero el arco dramático de las protagonistas preserva toda su consistencia. Quizá sea donde muchas teen movies exacerban sus puntos dramáticos donde Fourteen halla su sutilidad, tocando en lo más hondo gracias a todo aquello que elude, que silencia, que deja fuera de campo, pero que mantiene encendido.

El recurso de la elipsis incide en el tiempo desde el que se cuenta la historia y que no puede ser otro que el “futuro”: como si de un ejercicio de memoria humana se tratase, los hechos se suceden a saltos, los pasajes de la narración se tornan aleatorios y ciertos episodios se omiten selectivamente. O bien las escenas ejemplifican los recuerdos afectivos de la Mara del futuro o son un intento de concatenación y reconstrucción que le ayuden a identificar en qué momento se torcieron las cosas. De cualquier manera, ambas acciones solo pueden realizarse desde el futuro de la narración.

La película nace y muere desnuda, despojada de ostentaciones visuales y colocando a sus personajes estratégicamente en un puñado de localizaciones. Los planos, medios en su mayoría, son estáticos e impera la regla del “menos es más”, resolviendo las escenas con la menor intervención de montaje posible. Hay un plano estático concreto a mitad del metraje, de entre tres y cuatro minutos de duración, que encuadra en contrapicado una estación ferroviaria, donde los trenes llegan y marchan y las personas se mezclan en la puerta de salida. Es el plano sintomático de la relación que mantienen Mara y Jo y que ejemplifica de manera punzante las idas y venidas en las vidas de ambas. Si la elipsis nos hacía imaginar de manera subjetiva lo ocurrido en esas omisiones, el plano estático nos anima a la lectura metafórica concreta de su composición.

La naturalidad se convierte en la piedra angular de un mosaico de huecos narrativos tan bien materializado, que resulta casi imposible de desentrañar en un primer visionado. Fourteen, a la que hay que agradecer su ternura y humildad, se convierte así en un ejercicio lúdico de criptología que encandilaría al mismísimo Paulino Viota.
Irati
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14 de noviembre de 2019
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bello tratamiento del crecimiento personal y vital de dos personajes femeninos que parten de la misma sintonía sentimental para verse arrolladas por la vida en general. No deja de agradar el limpio y pulcro tratamiento de todo tipo de evolución mental de las protagonistas, que sin dejar de crecer se diluyen en su partición vital. Cuando pensamos que la vitalista visión de la juventud se apaga por el paso del tiempo, asistimos a pequeñas joyas como esta que nos aclara que la evolución no es retroceso, que el cambio no es retorno. La directora se empeña en visualizar las causas y efectos de las piedras de dos caminos paralelos y cómo puede afectarnos sin que por ello dejemos de avanzar. La toxicidad de muchas relaciones no siempre está representada con la delicadeza necesaria para hacerlas entendibles. Aquí vemos como podemos asistir a un rechazo directo a los prejuicios de actitudes diferentes, de inexplicables giros de carácter y de comprensibles necesidades sentimentales y mentales que no siempre son la tónica imperante pero que nos engullen sin percatarnos de sus consecuencias casi destructivas. Intentando ayudar y resolver, las protagonistas se pierden sin necesidad de abruptos giros y sinsentidos. La naturalidad es la pieza fundamental de este mosaico de elipsis y huecos narrativos sin complejos, tan bien materializado que no somos conscientes de su trabajo.
Bolseiro
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4 de junio de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fourteen es un interesante filme independiente en toda la extensión de la palabra, se nota el escaso presupuesto y actuaciones amateurs de los extras, eso no quita que sus dos protagonistas que si son actrices profesionales lo hacen muy bien.

Porque a pesar de ser cine de escaso presupuesto, dirección no muy gustosa y actores improvisados le doy un 7, todo es por su innovador y muy buen guión, con diálogos muy entretenidos y muy ligados a lo que piensas que vas a ver, dando mucha naturalidad al filme, eso es lo que hace el cine independiente, humaniza al máximo sus personajes y eso es muy agradable para quien gusta del cine, además que la película deja un buen mensaje, de como es concebida la amistad, lo que hacemos por dar importancia y apoyo a esa persona que ha estado siempre contigo, eso nos da Fourteen, como se da una amistad entre una persona estable y otra que no lo es, dejando todo en un desenlace final muy y bien trabajado.
Javiji86
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