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Waste Land

Waste Land
2010 Reino Unido
Documental, Intervenciones de: Vik Muniz
7,3
438
Documental Documental sobre el trabajo del artista brasileño Vik Muniz, centrado en una instalación en el Jardim Gramacho, uno de los mayores vertederos de basura del mundo, en la ciudad de Río de Janeiro. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
9 de marzo de 2011
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que he sido jurado internacional en festivales de cine y en el área del documental, pues siempre me inclino por el compromiso social de las películas en este formato. Con base en lo anterior, empecemos por escribir que el documental que hoy traigo a colación, “Waste land”, si bien “habla” sobre el trabajo del artista brasileño Vik Muniz, focalizado en el Jardim Gramacho, en uno de los mayores vertederos de basura del mundo, en la ciudad de Río de Janeiro; bien pronto nos sorprende su capacidad para hacer con la basura obras estimables.

Pero también nos atrapa cómo el ser humano, allí, inmerso en su hediondez y ausencia de un estado para ayudarlos (aunque esto no se plantea en el film), el cineasta y artista, nos deja una lección de felicidad y superación por parte de aquellos a quienes en situaciones límites y de extrema pobreza, sólo con una mirada de amor y comprensión pueden sacar sus más bellas expresiones de amistad.

Y es que remitiéndome al profesor Álvaro Vieira Pinto, respecto a situaciones límite, sentencia que no son “el contorno infranqueable, donde terminan las posibilidades, sino el margen real donde empiezan todas las posibilidades”. Y esto fue lo que se propuso demostrar al mundo, el cineasta brasilero. Por eso es uno de los documentales más importantes del año pasado. De pronto una obra maestra.

En este contexto, bien vale la pena traer a colación la obra del brasilero Pablo Freire, “Pedagogía del oprimido”. Allí sentencia que lo propio del hombre es estar “como conciencia de sí y de mundo en relación de enfrentamiento con su realidad”.
gonzalo restrepo sanchez
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25 de abril de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quienes solo se limitan a observar la naturaleza a la que fuimos arrojados y otros que se involucran para destruirla o reconstruirla para transformarse así mismo con la fuerza de este cambio, como lo hizo este exitoso artista brasileño.

Dentro de su estudio en New York conocemos algunos de sus trabajos plásticos, siempre compuestos por basura o materiales reciclables, donde sutilmente empezamos a sospechar que la obsesión de Vik Muniz con estos matices delatan sus orígenes en Brasil, a los que busca volver, por medio de su obra más ambiciosa hasta el momento.

Al fin conocemos el hostil paisaje donde este hombre intentara levantar su obra plástica, donde lo único que existen son montañas de basura y más basura, ah y bueno, los recolectores que luchan como feroces maquinas. Sin lugar a dudas, nada bello puede salir de acá pienso.

Una vez dentro de este horrible lugar, nos damos cuenta que es habitado por personas que trabajan con mucho esfuerzo, pena, alegría, odio, amor, esfuerzo, miedo, compañerismo, dolor, sacrificio, orgullo, esperanza y vergüenza. Empezamos a descubrir de a poco los colores invisibles a nuestros ojos que se agitan en el entorno, por medio de sensibles personajes que recolectan material reciclable y que emergen como fuertes flores de loto entre el pantano de la basura que les da vida.

Sin lugar a dudas, un documental inspirador que traspasa la delgada línea que nos separa de los otros, los olvidados y que nos recuerda que transformando nuestro medio, nos transformamos nosotros también.
Elias Gutierrez M
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18 de noviembre de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un rico muy rico que se autodenomina artista. Un día el rico muy rico se da cuenta que su acomodada vida en Nueva York ya no es suficiente, pues ya dispone de todos los bienes de consumo posibles, y que necesita, entonces, subir un escalón más en la Pirámide de Maslow.

Dándole muchas vueltas a la cabeza, al final llega a la conclusión de que podrá salvar el mundo a través del arte contemporáneo (AKA "mierda pinchada en un palo"). Empieza así la ego-aventura de nuestro protagonista: Vik Muniz.

El siguiente paso es escoger a las víctimas. Aprovechando sus raíces brasileñas, Vik decide ir a salvar a los recolectores de material reciclado del mayor vertedero de Rio de Janeiro. ¡Y no faltarán incentivos! En ese vertedero de vez en cuando se encuentran cadáveres, está rodeado de peligrosas favelas y las enfermedades contagiosas están a la orden del día. Así, el rico muy rico, ha encontrado el sitio perfecto: Jardim Gramacho, muy guay por la peligrosidad (de la que él nunca estará mínimamente cerca) y emotivo por la mezcla de sus raíces brasileñas y origen humilde.

Vik está decidido a ser el mesías, así que se dispone a fotografiar toda esa gente para posteriormente recrearla a una escala mayor gracias a la propia basura del vertedero. Como que el factor humano es importante, Vik necesita caras visibles y cercanas para que el espectador empatice con ellos y sobretodo, con él. Porque no olvidemos, aquí lo importante es que Vik reciba reconocimiento por parte de el resto de la humanidad.

Como era de esperar, las vidas de los y las recolectoras son extremadamente duras: madres adolescentes, lesionados graves, enfermos crónicos, mujeres víctimas de violencia machista, robos.. es decir.. perfecto para la historieta que Vik necesitaba.

Como que estar rodeado de seres inferiores no es suficiente para nuestro amigo ególatra, decide jugar a ser dios. Así que se dispone a hacer creer a toda esa gente que su vida va a dar un giro de 360º. Como es lógico, ellos se agarran a lo que creen que es una oportunidad que les permita salir de ese vertedero, donde su existencia es absolutamente miserable. Y le creen. Sin quererlo ni deseralo ya se encuentran dentro de su juego.

Como que es probable que alguna persona no totalmente alienada pueda empezar a pensar que lo que está haciendo Vik no es ético, necesita remediarlo justificando lo injustificable. Lo consigue charlando con su mujer, donde Vik expone básicamente, que es lícito manipular a la gente haciéndole creer que su vida es la ostia durante un par de semanas y luego desentenderse cuando vuelvan a darse el golpe con la dura realidad.

Así que después de unos cuantos viajecitos al estudio artístico, a Londres y al museo, Vik consigue tener al rebaño a sus pies. Hemos llegado por fin al momento que esperaba. Todos y cada uno de los recolectores le agradecen a su nuevo dios todo lo que ha hecho por ellos y aceptan emocionados las miguitas monetarias que les ofrece.

¡Objetivo conseguido! Vic está ya arriba del todo de la pirámide, y encima unos cuantos desgraciados vivirán felices durante unos días......

Pues no, a mi ni Vik ni el director del documental me engañan, tengo bien claro quienes son los culpables de estas enormes desigualdades sociales, y ni un documental moralista ni una sociedad cuyos fundamentos se basan en el odio, el ego, la envidia, el individualismo, la competitividad, el dinero, el consumo y el racismo entre otros, podrán mínimamente cambiar mi forma de pensar. I espero que tampoco la vuestra.
armillas7
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