Promesas incumplidas

¿Por qué la manía de cambiar los títulos originales de la película? ¿A quien le parece más idóneo "Promesas incumplidas" que "La proposición" o "Proposición" a secas? Imagino que al que lo puso y a sus familiares, como mucho.

Esta película tiene severos tintes folletinescos, aunque no se queda en sólo un melodrama más. Es una producción cara, cuidada, con un gran reparto y una buena historia de intereses y pasiones. Incluso tiene ciertos toques de comedia y hasta de suspense. Surgen interesantes temas acerca de la hipocresía en las altas esferas de la sociedad y también los derechos de la mujer como telón de fondo. El todo vale o el fin justifica los medios adquieren aquí todo su esplendor.

En general me parece recomendable... incluso para quienes piensen que estamos ante otro "pájaro espino"...

Ningún pecado queda sin ser perdonado en esta cinta que gira en torno a la compresión hacia las debilidades humanas, que parece diseñada para envolver el mensaje cristiano del no juzgarás y no serás juzgado.

De hecho, tanta bondad, añadida a una estética un tanto folletinesca, puede llevar al espectador a quedarse en la superficie. Pero hará bien en prestar atención a la trama, en la que caben la ira, la ambición, la lujuria, la soberbia... y la redención de todo ello.

Los tres personajes principales están magníficos, aunque es a Kenneth Branagh a quien beneficia el 'aire' de la obra, pues recuerda a algunas de las películas dirigidas por él.

Singular película de Kenneth Branagh que se une en el reparto con Madeleine Stowe. Ante todo es una película que trata del amor, de la pérdida, del valor para conseguir un deseo que debe de cumplirse para que el alma sea plena y no esté sentenciada marcando una vida dictada por el dolor. La película que narra la vida de una pareja incapaz de concebir, es una película transparente, que es capaz de producir en el espectador una catarsis tal, que emociona sobremanera. Esta pareja decide contratar un padre de alquiler y con ello está transgrediendo todas las normas políticas, sociales y religiosas de su época. Esta característica muestra uno de los puntos esenciales del drama, la incapacidad de procrear. La doble moralidad se abre aquí un camino, con unos personajes convincentemente interpretados que luchan por conseguir sus objetivos. Branagh como el sacerdote atormentado por el amor, transmite la pena y el remordimiento mientras Stowe parece combatir con él en un duelo interpretativo por transmitir mayor dolor. Igualmente la cinta narra cuán grande puede llegar a ser el deseo, que mueve a todos los personajes del drama llevándoles a consecuencias inesperadas, pero ante el cual sucumben de una manera sublime, dolorosa e irreal. Buena película que invita a la reflexión. La ambientación de la época está muy correcta, nada se sale del marco. Gracias y saludos.

Imponente película con vocación de clásico que se nutre de un talentoso reparto y una elegante atmósfera que envuelve un melodrama que tiene de todo: pasión, romance, intriga, tragedia, altas dosis de emotividad y unas cuantas sorpresas. Es una historia de pasiones ambientada en la alta sociedad del Boston de los años 30, cuando los Barret son admirados y respetados porque parecen poseerlo todo. Pero Arthur Barret es estéril y no puede darle un hijo a su esposa Eleanor. Para solucionar el problema, contratarán a un padre de alquiler para que pase una noche con Eleanor y ambos engendren un heredero Barret. Todo se complica cuando el muchacho elegido para la tarea se dice enamorado de Eleanor y amenaza al mismo Arthur con desvelarlo todo.

Madeleine Stowe es en realidad la clara protagonista de esta formidable producción. Su interpretación es un perfecto equilibrio de la pasión y el sosiego, fundiéndose con la actuación de Kenneth Branagh, que sigue en la línea de sus papeles poéticos y casi shakesperianos, aunque en esta ocasión se veía venir. Para trabajo perfecto, el de William Hurt que, interpretando al aparentemente insulso señor Barret, lo cierto es que estamos ante el personaje más complejo y atormentado de toda la obra. En efecto, William Hurt –inmenso una vez más- combina con maestría un Arthur Barret despiadadamente codicioso (hasta el punto de permitir que su esposa se acueste con otro hombre con tal de tener un heredero), con un Arthur Barret cuya abnegación refleja la condescendiente ternura de un hombre de su tiempo. ‘Promesas incumplidas’ no es más que la historia del sacrificio de este millonario desolado.

Por una vez se transgreden normas morales tradicionales sin aspavientos, sin rasgarse las vestiduras, entre un hombre rico, su esposa escritora, ambos católicos practicantes y benefactores, y un cura que detesta su origen de alta burguesía: pues en sinfónica sucesión de situaciones moderadamente eróticas el amor con sus peculiares consecuencias da vueltas y vueltas como en un tiovivo de singular coreografía.
Hay emoción, suspense y sensualidad... mientras sacrosantos tabúes como el del adulterio y la traición al dogma que se juró cumplir se trastocan sin juicios vanos, sin condena, como vidas que se viven intensamente con la única misión de hallar... "una felicidad con menos pena".
El reparto no puede ser más idóneo: la energía de Branagh, la belleza encantadora de Stowe, el talento impresionante de William Hurt para representar todos los matices posibles e imposibles de los hombres tristes... y una encomiable secundaria, Blythe Danner en el papel de una ama de llaves que actúa como una madre que hubiera querido ser amante.