La tienda roja (Miniserie de TV)

Sabía a lo que me enfrentaba cuando comencé a verla, por lo tanto no puedo quejarme al confirmar mis sospechas tras su largo visionado.

LA TIENDA ROJA, es un producto de consumo de estética de metacrilato, donde las distintas escenas y los diálogos provocan la historia, en vez de al revés.

Para verla tranquilamente debes dejar de lado tu sentido crítico y anularte para que las obviedades y la ausencia de coherencia de la historia, pueda hacerte resolver sus casi dos horas y media de metraje.

La vieja tienda roja parece salida de la pluma de CORIN TELLADO, por eso hará disfrutar de una romántica historia a las chicas más sencillas y por supuesto a las cajeras de supermercado, si, esas gorditas sin novio que pasan su tiempo libre con este tipo de productos, comiendo patatillas, bollitos de chocolate y bebiendo zumo de piña.

Producida por Sony Pictures Television y la cadena Lifetime, ha llegado a España de la mano de Antena3 esta adaptación de la exitosa (en EEUU) novela homónima de la judeoamericana Anita Diamant y el resultado ha sido un dramón televisivo tan empalagoso, pedante y cursi como el nombre y la prosa de dicha autora. El que esto escribe no pudo pasar de la primera hora de emisión.

Que nadie se engañe: bajo una pretendida defensa del papel de la mujer como transmisora de elevados valores culturales y éticos en una sociedad nómada-pastoril que transita desde el politeísmo matriarcal al monoteísmo patriarcal en la Palestina del primer milenio antes de Cristo (que los personajes estén tomados de la historia bíblica de Jacob es lo de menos, también podrían haberla ambientado en el Egipto pre-dinástico o en Mesopotamia de los zigurats y no se habría notado la diferencia), Anita y Roger Young nos cuelan un lacrimógeno melodrama destinado a un joven público femenino especialmente sensible y romántico, un relato lleno de anacronismos ante los que uno no sabe si reír o llorar que más que por una productora norteamericana de cierta solvencia parece perpetrado por Bambú Producciones, la habitual "hacedora" de series de Antena3. Vamos, si la hubiesen hecho aquí a estas horas la estarían poniendo a parir en todos los medios.

¿Qué decir de ese vestuario impoluto que lucen sobre sus cuidadas anatomías unas actrices que parecen recién salidas de la clínica de belleza? Ni una mota de polvo, ni una mancha de leche, ni un pringue de boñiga de cabra, ni un grano en la cara, ni una miserable cicatriz, ni una sola mácula en rostros de cutis pluscuamperfectos.

¿Y ese príncipe que deleita a la protagonista -una tal Dina- en la cama con una sabiduría erótica que para sí quisieran Casanova y Nacho Vidal?

De verdad, ¿alguien puede creerse que la guapísima y elegante Morena Baccarin (que se diese a conocer al gran público encarnando papeles como la "Anna" del reciente remake de "V" o la seductora y peligrosa Erica Flynn en "El Mentalista") puede pasar por la mujer de un mugriento pastor de cabras con pretensiones en las tierras bíblicas del siglo X a.C.? ¡¡Por favor!! es tan guapa y luce tan bien que es simplemente increíble.

¿Alguien puede creerse ese rico y anacrónico lenguaje del que hacen gala unas féminas que en realidad eran analfabetas y supersticiosas?

¿Y esos soldados de caballería cabalgando sujetos a briosos corceles con estupendos estribos que en realidad no se inventaron hasta MIL QUINIENTOS años después?

Y por cierto, ¿de qué viven los rebaños? Porque todos los escenarios naturales del rodaje son auténticos pedregales...

En fin, muy mala.

No he leído la novela de Anita Diamant sobre la que se basa esta miniserie de TV. Por lo cual desconozco si se mantiene fiel a su argumento y a sus personajes. Pero lo que sí está claro es que tanto la novelista como la serie narran un melodrama de ficción tomando prestados algunos fragmentos de relatos bíblicos. Sin embargo todo el culebrón en conjunto podría haberse situado igualmente en Asiria, Sumeria, Egipto, o en cualquier otra civilización de la antigüedad.

Dicho esto, y centrándome ya en los aspectos fílmicos de la miniserie, está rodada con cierta solvencia. La ambientación, vestuario, fotografía, paisajes, maquillaje, etcétera se corresponden con lo que se puede esperar de cualquier producción de este tipo. La actuación y la trayectoria de los personajes es adecuada, aunque quizás en algunos casos un tanto simple. Lo único que desmerece un poco es la anacronía psicológica de una protagonista con unas reivindicaciones feministas más propias de la actualidad que de los siglos en que se desarrolla la acción de la novela.

Sí. Laica. Que esté situada en el contexto de José y Jacob, un relato bíblico, no quiere decir que no se aleje totalmente del pensamiento y la estética conservadora judeocristiana y androcéntrica; bien al contrario, nos habla de las creencias ancestrales universales, de la hermandad de mujeres, del amor a la Tierra, de la sabiduría milenaria, femenina y respetuosa.
Esta miniserie me ha gustado y, al final, me ha emocionado. He podido conmoverme con la vida de Dinah, de Lía, de Rebeca, de José y Jacob. Y no soy una cajera de supermercado gordita que come patatas fritas mientras su marido hace bricolaje en el garaje de la casa, comentario machista donde los haya.
Comete errores? Sí. Sacrifica verosimilitud en pos de la belleza? También. Pero este cuento es un bonito homenaje a todas las mujeres que hemos sido, a las mujeres que llevamos dentro, que nos han enseñado a vivir. A esas mujeres a las que la Historia se ha olvidado de darles el reconocimiento que se merecían. A nuestras abuelas y bisabuelas; madres, amantes y amadas, curanderas, cuidadoras de la memoria y el hogar, garantes de la paz familiar y la convivencia armoniosa.

Basada en la novela del mismo título de Anita Diamant (1997), narra las peripecias de la hija de Jacob (personaje bíblico). En esencia, la película describe el papel de la mujer en los primeros años de la historia y como a pesar de las enormes dificultades, su capacidad de sacrificio, superación y apoyo mutuo le permitieron sobrevivir en un mundo dominado por hombres.

Con muchos matices de la Biblia, los escenarios (grabada íntegramente en el Desierto del Sahara, Marruecos), vestuario, personajes, decorados.... nos transportan a los primeros siglos de nuestra era en la civilización Egipcia.

Cargada de simbolismo y magia es una película que deberían ver todas las mujeres