Historias de San Francisco (Miniserie de TV)

Si tu intención es encontrar y ver la serie del año, no es esta. Dicho esto, como persona que forma parte del colectivo LGTB+, esta serie supone una especie de pequeño tesoro. Y más aún para los fans de las temporadas y libros originales, puesto que hacen un más que correcto trabajo con pequeños guiños y "easter eggs" a modo reminiscencia.

Para empezar, la representación –y elenco– en esta serie es maravillosa, contando con personajes LGTB+ –hay al menos uno por cada sigla, algo que puede parecer inane pero realmente es muy poderoso–, racializados e incluso con diversidad funcional. Y, lo que es más, están interpretados por actores de las mismas características. Esto no significa que se deba aplaudir porque sí, simplemente se trata de un reequilibrio de las oportunidades que han perdido muchos actores y actrices sencillamente por ser LGTB+. Y esto aquí no se rechaza, se celebra. Es una pequeña victoria íntima entre nosotros que no perjudica a nadie, sólo beneficia.

El diálogo resulta bastante astuto y refrescante, pues es claramente fruto de personas del mismo colectivo. Las narrativas que se proponen profundizan en aspectos que ni se tienen en cuenta en otros productos audiovisuales. En esta serie ya se da por hecho que estás entrando a un mundo LGTB+, nadie debe explicarte o recordarte en qué consiste identificarse como trans* o desafiar un sistema entero simplemente por besar a alguien de tu mismo género. Ya se ha superado el proceso de salida del armario, se va directamente al grano e inmediatamente te hace sentir como en casa.

Esto no significa que sea únicamente para espectadores LGTB+, pero es cierto que tampoco espero un gran recibimiento por gran parte del colectivo heterosexual. Y es que tampoco está dirigida para ellos, aunque eso no significa nada, puesto que todos los LGTB+ hemos disfrutado y amado más de una serie o película enteramente heterosexual. Por lo que animo a todas las personas que quieran –indistintamente de su identidad de género u orientación sexual– a adentrarse a un mundo de diez capítulos que te propone personajes frescos y nuevos que te pueden acercar a una realidad no tan lejana.

Aunque algunos no lo puedan entender, el mero hecho de revivir unas historias tan rompedoras que datan del 1993 supone un logro muy bonito que se convierte en una apuesta por representarnos sin pretensiones a nada. Pues Historias de San Francisco no patologiza ni oprime cuerpos alternos, los celebra y los une en un sitio común tan emblemático como es Barbary Lane 28.

"Historias de San Francisco" no es ambiciosa, pero si es cálida y sus personajes están bien definidos, alejados de las frecuentes caricaturas que inundan el panorama serial televisivo.

Viéndola me hizo reflexionar sobre cuestiones que se desataron al margen de todos los márgenes... Y tuve ganas de volver a ser un niño para llegar a casa y cenar con mi madre. De decirle "te quiero" de volver a disfrutar de los gemelos a los que tal vez no vea más. De poder decirles de nuevo cuanto los echo de menos...
Hoy permanecí frente a la puerta de su alcoba y contemplé sus dibujos... y... lo sentí por primera vez, y ya no dejaré de sentirlo...

NOTA: 5
No merece más.
PROS: La ambientación y los actores están bien (Ellen Page ya cansa haciendo siempre de Ellen Page sin importar qué esté rodando).
CONTRAS: Todo lo demás. ¿Qué fracasa al intentar actualizar un tema ya muy manido? Sí ¿Qué consiguen emocionarnos las historias de los protagonistas? No. Repito, Ellen Page haciendo de ella misma y llevándose un gran protagonismo ha sido un gran error.
RESUMEN: Una decepción. Es una serie repleta de clichés ya vistos mil veces, aburrida y pretenciosa (y se queda desinflada en el primer episodio), que no consigue hacer que conectemos con las historias de los protagonistas y donde parece que lo de menos sea el tema LGTBI. Sugiero la divertida Queer As Folk (ya puestos a hacer ficción que al menos la superficialidad sea amena) y Looking.

Historias de San Francisco está bien. Sin más.
No es maravillosa, no es una obra maestra, podría haber estado mejor, pero cumple con su propósito, que es entretener y, sobre todo, contar una bonita historia de redención y de vuelta a los orígenes, con reconciliación con diversa y queer familia postiza incluida. Mezcla de comedia, drama y amor para pasar el rato y disfrutar con varias historias basadas en los sentimientos.
Entre los actores, resulta emotiva la presencia de la mítica Olympia Dukakis en el personaje clava de la serie, Anna Madrigal, y su reunión con Laura Linney seguro sacará una sonrisa a quienes recuerden la serie original. Garcia y May Hong están brillantes en dos personajes con mucho encanto, y la gran Ellen cumple siempre con nota, aunque es verdad que ya ha interpretado personajes parecidos a este, y además va vestida por su peor enemigo (no se quita la gorra ni para dormir y... sé que lo que voy a escribir ahora es políticamente incorrecto, pero me pregunto si el estilismo de su personaje es el que es para que a ningún espectador le pase por alto que se trata de un personaje LGTB... sorprendente que la propia Page, que es lesbiana, se preste a semejantes roles estereotipados de género y orientación sexual).
En definitiva, una serie agradable, entretenida y "bonita", pero nada más.

Lo primero que choca es la tranquilidad, el diálogo, los tiempos, en esta serie se habla de verdad. Se tiene la sensación de que los personajes interpretan a personas, y no a máquinas de ser guay. Parece una tontería pero se siente el tiempo, el pensamiento, el sentimiento. Es un universo muy especial al que no estamos acostumbrados e estos tiempos de superhéroes, gente estereotipada, sexo enlatado, y aquí todo es fresco, real. Un placer verla!