El fabuloso mundo del circo
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Aventuras
Matt Masters, un excepcional jinete, muy certero en el tiro con rifle, es el propietario de un circo que lleva su nombre. Desde hace años es el padre adoptivo de Toni, la hija de un trapecista que murió mientras actuaba. Aunque Toni trabaja en un número del Oeste, su verdadera vocación es el trapecio. Durante una gira por Europa, el circo está a punto de quebrar, y Matt debe buscar una solución para evitarlo. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2007
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien reza el título del film este es el fabuloso mundo del circo; un mundo de magia e ilusión, que sin embargo, como bien muestra la película, no está carente de su parte dramática en donde el esfuerzo, la fortaleza y el constante trabajo forman parte de la cotidianidad de estas particular y mágico universo.
Hathaway introduce a parte una trama dramática con un trio de lujo. Los ya consagrados John Wayne y Rita Hayworth actuan como compañeros de una bella y joven Claudia Cardinale en este film de exaltación al compañerismo y la solidaridad.
Hathaway introduce a parte una trama dramática con un trio de lujo. Los ya consagrados John Wayne y Rita Hayworth actuan como compañeros de una bella y joven Claudia Cardinale en este film de exaltación al compañerismo y la solidaridad.
2 de noviembre de 2005
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las superproducciones que hiciese Samuel Bronston en España, aquí dirigida por Hathaway y con un reparto estelar, a pesar de la decadencia de Rita Hayworth.
Centrada en el mundo del circo y aún poseyendo un barniz de absoluto topicismo y clichés, la película es más que digna, un melodrama muy entretenido y bien desarrollado para preparar al público del drama y la tristeza inicial al inevitable final feliz del desenlace.
Centrada en el mundo del circo y aún poseyendo un barniz de absoluto topicismo y clichés, la película es más que digna, un melodrama muy entretenido y bien desarrollado para preparar al público del drama y la tristeza inicial al inevitable final feliz del desenlace.
29 de noviembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prestigioso director Henry Hathaway deja un poco de lado su querido género western para adentrarse en el mundo del circo, y todos sus entresijos.
En esta película se puede ver la gran familia que forman todas las personas que trabajan debajo de esa enorme carpa. Un espacio en el que en cada función crean sueños y cumplen con las ilusiones de todos los que asisten a cada representación.
La película resulta entretenida y distrae, y aunque cuente con momentos que no convencen mucho debido a que las escenas parecen no estar muy bien cerradas; sí que cumple con el objetivo de hacer pasar el rato y sentir que se ha visto algo que convence.
Como curiosidad decir que la mayoría de la película está rodada en España. Así que cuando uno la vea podrá reconocer ciudades como Madrid, Barcelona, Toledo, Chinchón o Aranjuez. Ciudades elegidas para llevar las representaciones del circo y así hacer disfrutar a todos los que asisten a la función.
Un impresionante reparto encabezado por John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale nos llevan de la mano a la parte de atrás del circo. Uno podrá descubrir que hay más allá de las funciones.
Los trabajos resultan interesantes y no decepcionan. Todos ellos cumplen bien con los roles establecidos, aunque debo quedarme en esta ocasión con la fantástica Rita Hayworth. Su personaje tierno y frágil se aleja mucho de esa mítica "Gilda" que enamoró a una generación. Su trabajo le valió una nominación a los Oscar, y no es de extrañar.
Estéticamente la película está muy bien. Además de contar con unos buenos efectos especiales y una gran dirección de Henry Hathaway. Hay escenas que están rodadas con una gran precisión, lo que hace que uno disfrute de ese momento.
En fin, "El fabuloso mundo del circo" es una de esas películas que están destinadas a entretener. Es una pena que su guión se pierda en ciertos momentos haciendo que uno encuentra algunas escenas que no llegan a cuajar del todo. Esos momentos son los que hacen que esta película no sea tan redonda como se espera. No obstante, interesante para ver y con algunos aspectos a destacar.
En esta película se puede ver la gran familia que forman todas las personas que trabajan debajo de esa enorme carpa. Un espacio en el que en cada función crean sueños y cumplen con las ilusiones de todos los que asisten a cada representación.
La película resulta entretenida y distrae, y aunque cuente con momentos que no convencen mucho debido a que las escenas parecen no estar muy bien cerradas; sí que cumple con el objetivo de hacer pasar el rato y sentir que se ha visto algo que convence.
Como curiosidad decir que la mayoría de la película está rodada en España. Así que cuando uno la vea podrá reconocer ciudades como Madrid, Barcelona, Toledo, Chinchón o Aranjuez. Ciudades elegidas para llevar las representaciones del circo y así hacer disfrutar a todos los que asisten a la función.
Un impresionante reparto encabezado por John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale nos llevan de la mano a la parte de atrás del circo. Uno podrá descubrir que hay más allá de las funciones.
Los trabajos resultan interesantes y no decepcionan. Todos ellos cumplen bien con los roles establecidos, aunque debo quedarme en esta ocasión con la fantástica Rita Hayworth. Su personaje tierno y frágil se aleja mucho de esa mítica "Gilda" que enamoró a una generación. Su trabajo le valió una nominación a los Oscar, y no es de extrañar.
Estéticamente la película está muy bien. Además de contar con unos buenos efectos especiales y una gran dirección de Henry Hathaway. Hay escenas que están rodadas con una gran precisión, lo que hace que uno disfrute de ese momento.
En fin, "El fabuloso mundo del circo" es una de esas películas que están destinadas a entretener. Es una pena que su guión se pierda en ciertos momentos haciendo que uno encuentra algunas escenas que no llegan a cuajar del todo. Esos momentos son los que hacen que esta película no sea tan redonda como se espera. No obstante, interesante para ver y con algunos aspectos a destacar.
12 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la línea de la increíble “El Mayor Espectáculo del Mundo” (The Greatest Show on Earth, 1952) de Cecil B. De Mille, el productor Samuel Bronston y el realizador Henry Hathaway (Niagara) ambientó en el mundo del Circo, la gira de una compañía norteamericana a su paso por Europa. El director Matt Masters (John Wayne) no solo debe hacer frente a los obstáculos que supone llevar todo el material sino que tiene que borrar el recuerdo de su trapecista y amante, Lilith (Rita Hayworth) cuya hija Toni (Claudia Cardinale), a su cuidado, sigue los pasos de ella.
Mezcla de melodrama y espectáculo con un reparto de estrellas que no pasó inadvertida por la ciudad de Madrid (las borracheras de la Hayworth y las escapadas de rodaje Wayne darían para extender un anecdotario) aunque su éxito de taquilla no llegó a la altura de otras superproducciones bronstonianas tales como la magnífica “55 días en Pekín” (55 days at Peking, 1963) de Nicholas Ray o “La Caída del Imperio Romano” (The Fall of the Roman Empire, 1964) de Anthony Mann. Todo bajo la sombra de Samuel Bronston, un productor que no reparó en gastos en poder desplegar sus películas en exteriores fuera de Hollywood y que le permitían, amén ede contar con miles de extras locales... Una carrera que se fue menguando por fracasos, deudas y un relevo al olvido que, no obstante, dejaría huella imborrable en la historia del cine-espectáculo.
Mezcla de melodrama y espectáculo con un reparto de estrellas que no pasó inadvertida por la ciudad de Madrid (las borracheras de la Hayworth y las escapadas de rodaje Wayne darían para extender un anecdotario) aunque su éxito de taquilla no llegó a la altura de otras superproducciones bronstonianas tales como la magnífica “55 días en Pekín” (55 days at Peking, 1963) de Nicholas Ray o “La Caída del Imperio Romano” (The Fall of the Roman Empire, 1964) de Anthony Mann. Todo bajo la sombra de Samuel Bronston, un productor que no reparó en gastos en poder desplegar sus películas en exteriores fuera de Hollywood y que le permitían, amén ede contar con miles de extras locales... Una carrera que se fue menguando por fracasos, deudas y un relevo al olvido que, no obstante, dejaría huella imborrable en la historia del cine-espectáculo.
20 de noviembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El productor Samuel Bronston no reparaba en gastos si tenía ilusión por algo. Si se embarcaba en una de romanos te construía entero el Foro de Roma con siete templos. Ya estaba arruinado tras “La caída del imperio romano”, pero como todos los apasionados insensatos, siguió huyendo hacia delante, con un drama ambientado en el mundo del circo.
Viendo “El fabuloso mundo del circo” uno se puede deleitar con la asombrosa ambientación de toda la parafernalia circense. Realmente lo bonito de esta película es el cariño con que se trata a este gran espectáculo en vivo que por aquel entonces seducía al público como ninguno. Si se tiene un poco de nostalgia se puede disfrutar con cada uno de los números que se representan a lo largo de la película. Hay un estupendo número de payasos con unos platos y una silla, trapecistas volando bajo la carpa, un domador jugándose la vida entre tigres y leones, un bonito número de una niña bailarina y su padre payaso en la cuerda floja, y un espectáculo del Oeste vibrante, con caravanas en peligro, indios en pie de guerra y el séptimo de caballería.
Los indios perseguían a las caravanas en Chinchón, porque Bronston apostó fuerte por los rodajes en España. Se ahorraba bastante dinero y además disponía de buenos técnicos para contratar. A veces resultaba la cosa y otras veces se hacía el ridículo. Porque hacer pasar por los Campos Elíseos de París el Paseo de Coches del Retiro madrileño no cuela. En ese lugar del parque me falta un letrero que diga: “Por aquí cabalgó John Wayne”.
El productor quería espectáculo a toda costa y se lanzaba al exceso, aunque no viniera a cuento. Es el caso de la secuencia del naufragio en el puerto de Barcelona que hoy se ve con cierto sonrojo.
Luego descuidaba cosas más importantes, como el guion. El drama sobre el reencuentro de una madre y su hija era de lo más previsible, al igual que sus diálogos. Claudia Cardinale, entretanto, se esforzaba por parecer una adolescente revoltosa, cuando a sus 25 años era ya una mujerona. A veces está un poco cargante, pero a mí me resultaba simpática, en especial cuando hacía de payasita, víctima de una gamberrada.
En definitiva, una película que mostraba todo el carácter de su creador, fallida y tontorrona, pero entrañable.
Viendo “El fabuloso mundo del circo” uno se puede deleitar con la asombrosa ambientación de toda la parafernalia circense. Realmente lo bonito de esta película es el cariño con que se trata a este gran espectáculo en vivo que por aquel entonces seducía al público como ninguno. Si se tiene un poco de nostalgia se puede disfrutar con cada uno de los números que se representan a lo largo de la película. Hay un estupendo número de payasos con unos platos y una silla, trapecistas volando bajo la carpa, un domador jugándose la vida entre tigres y leones, un bonito número de una niña bailarina y su padre payaso en la cuerda floja, y un espectáculo del Oeste vibrante, con caravanas en peligro, indios en pie de guerra y el séptimo de caballería.
Los indios perseguían a las caravanas en Chinchón, porque Bronston apostó fuerte por los rodajes en España. Se ahorraba bastante dinero y además disponía de buenos técnicos para contratar. A veces resultaba la cosa y otras veces se hacía el ridículo. Porque hacer pasar por los Campos Elíseos de París el Paseo de Coches del Retiro madrileño no cuela. En ese lugar del parque me falta un letrero que diga: “Por aquí cabalgó John Wayne”.
El productor quería espectáculo a toda costa y se lanzaba al exceso, aunque no viniera a cuento. Es el caso de la secuencia del naufragio en el puerto de Barcelona que hoy se ve con cierto sonrojo.
Luego descuidaba cosas más importantes, como el guion. El drama sobre el reencuentro de una madre y su hija era de lo más previsible, al igual que sus diálogos. Claudia Cardinale, entretanto, se esforzaba por parecer una adolescente revoltosa, cuando a sus 25 años era ya una mujerona. A veces está un poco cargante, pero a mí me resultaba simpática, en especial cuando hacía de payasita, víctima de una gamberrada.
En definitiva, una película que mostraba todo el carácter de su creador, fallida y tontorrona, pero entrañable.
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