La venganza de Tartu

Una cinta de terror de serie B sin demasiadas pretensiones y que, pese a sus limitaciones y defectos, tiene cierta efectividad en los minutos finales, logrando transmitir cierto horror y sensación de pesadilla.

Rodada en los pantanos de Florida casi al mismo tiempo que la divertida "Sting od Death" (con la que formó pareja en los cines de programa doble) por William Grefe, forma parte del esfuerzo que una serie de gente llevó a cabo en los años 60 por crear en aquel estado tan peculiar de la federación americana una pequeña industria de serie B al margen de Hollywood.

Y era natural que Mayra Gómez Kemp, hija de actores cubanos de renombre y residente por aquel entonces en Miami, como tantos otros de la diáspora que siguió a la entronización de Fidel, participase en alguno de aquellos inventos. Y no desentona en absoluto dentro de esta película en la que hay también algún otro actor latino y cuyas interpretaciones tienen un nivel bastante aceptable.

El gran problema del filme, a mi juicio, no es tanto la ausencia de presupuesto, sino su morosidad inicial, que hace que haya momentos bastante aburridos hasta que se entra en acción, Y no ayuda mucho a paliarlo el sonido machacón de los tambores de la anciana tribu seminola que, se supone que procedentes del más allá, escuchan los presentes.

Pero no obstante (sigo en Zona Spoiler)

Salvo por la curiosidad de ver a Mayra Gómez Kemp, de pelirroja y en bikini (para los que tenemos una edad y la recordamos del “Un, dos, tres...”), la película tiene el aliciente de... ¡Bueno, no, no tiene alicientes!
La dirección es pésima, la fotografía cutre, el guión no es de género “B”. Simplemente, tiene más enjundia las instrucciones de un yó-yó.
La música es, aún siendo escasa, lo más efectivo de la película. Lástima que las secuencias no alcancen su ritmo.
Por último, los actores y actrices... Debieron contratar a alguno.