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Gloria Mundi

Drama Una familia se reúne en Marsella para celebrar el nacimiento de la pequeña Gloria. A pesar de que todos se alegran, la vida es dura y viven tiempos difíciles. Pero al ambicioso tío de Gloria se le ocurre una idea para un negocio que podría sacarles del mal momento.
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
1 de enero de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guédiguian, nos muestra la historia de una familia, en sentido tradicional, abuelos, hijos, nietos, y de forma natural nos explica que la vida está trufada, nunca mejor dicho, de acontecimientos que la van haciendo cada vez más complicada, incluso entre unos personajes, casi todos buena gente. Este director que plantea su cine desde un punto de vista social, en está ocasión, a pesar de las críticas que le han hecho los defensores de películas de super-heroes e infra-womens que la tildan de maniquea, olvidan que sus fake news son las que propician los acontecimientos que cuenta Guédiguian en su película. Vayan a verla y déjense llevar, al final se darán cuenta que casi todo lo que ven es la p... verdad, en está extraña vida que estamos sobreviviendo.
MARDOMINGO
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22 de marzo de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, este es el glorioso mundo que entre todos estamos construyendo; algunos ciertamente se esfuerzan más que otros en la obra. Son adalides "neocón" algunos de los intelectuales, políticos, economistas o militares con menos escrúpulos y sensibilidad del planeta. Para ellos un ser humano es un ente aislado que para nada debe estropear una cuenta de resultados; y, por supuesto, si de un obrero se trata, debe tener claro que vale menos que la cadena que le ata.

Las desventuras de esta prole marsellesa, en esta ocasión, no se ciñen en exclusividad a la falta de oportunidades para los más desfavorecidos ni siquiera a la evidente explotación laboral; los triunfadores del clan son también víctimas de este diseño mefistofélico de sociedad, porque su desmedida adicción al éxito sin ambages, les conduce a tal desorden moral, que su única meta es el frontispicio de una pared bien hormigonada.

El clan de Guédiguian se pone el buzo de trabajo y hace lo que mejor saben: interpretar a limpiadoras, autobuseros, tímidos autónomos, granujas de medio pelo, fracasadas y desadactados... con quienes es muy fácil sentirse identificados.

Cada día tengo más claro que no pertenezco a la misma tribu que muchos críticos de cine, al menos no a la que están subscritos los acusicas de la mayoría de directores comprometidos: falta de verosimilitud, exageración, maniqueismo.... Tal vez no están tan a pie de calle como creen. Conozco decenas de grupos familiares afectados por desempleo, hipotecas asfixiantes, pensiones de mierda, imposibilidad de conciliar, falsos autónomos, contratos basura, miedo a ser despedidos...; muchos de ellos coleccionan estas lacras de la nueva economía y están próximos a rellenar el álbum. Invitadles a matizar o debatir, mostradles las bondades ignotas del sistema que les esconden algunos pérfidos realizadores de cine.
Y claro que hay villanos que señalar: algunos compran los medios de comunicación donde se secuestra la verdad y se venden los nuevos "hallazgos productivos" como una oportunidad maravillosa, utilizando la misma objetividad científica del que te presenta el último detergente al que no hay mancha que se le resista.

Y el bueno de Robert diciendo: "Perdón, yo no quiero premios ni portada en Cahiers du Cinéma, solo denunciar que aquello de Liberté, Égalité y Fraternité no va bien, 230 años después. ¿Puedo?"
Sinhué
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3 de diciembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si decimos que Robert Guédiguian es junto a Ken Loach y Costa-Gavras, uno de los defensores del cine social europeo no estamos diciendo ninguna barbaridad. Es el pan de cada día en casi toda su filmografía. Tiene ya nada más y nada menos que 21 películas a sus espaldas. Ahora nos presenta su último trabajo “Gloria Mundi” un drama intergeneracional protagonizado por una familia que lucha por la subsistencia y la dignidad. La película fue presentada en el Festival de Cine de Venecia, donde obtuvo el premio a la mejor interpretación femenina. Aquí en nuestro país se ha podido ver antes de su estreno en el Festival de Cine de Sevilla dentro de la Sección Oficial.

La película arranca con el nacimiento de una hermosa niña. Todo parece felicidad entre la familia, por un día se sienten radiantes y dejan a un lado todos sus problemas, pero una vez que transcurre esa escena inicial, el director nos lleva a la cruda realidad y nos hace una radiografía de los tiempo que corren. Muestra a los jóvenes sin ningún tipo de esperanza y nos lanza un claro mensaje, van a vivir mucho peor que sus padres.

Guédiguian muestra de una forma muy realista un núcleo familiar donde el sacrificio de unos padres, ( la madre trabajando como limpiadora y el padre como conductor de un autobús), se ve acuciado por la situación de precariedad que vive una de sus hijas. La película toca muchos temas, todos ellos ligados a la situación económica actual. Nos muestra temas muy actuales y que ha utilizado en muchas de sus películas como las huelgas de los trabajadores, los campos de refugiados y las reacciones racistas de una parte de la población generadas por el uso del velo musulmán.

El director vuelve a contar con un elenco de actores muy conocidos para él. No podía faltar su musa, Ariane Ascaride, la cual nos regala un papel muy duro de madre coraje. Luego ha vuelto a contar con dos actores que siempre los lleva en la cabeza cuando escribe sus guiones, Jean-Pierre Darroussin y Gérard Meylan le dan a la cinta el equilibrio que necesita. Los tres están acompaños por un grupo de actores más jóvenes pero con unas interpretaciones muy bien llevadas.

La película funciona bastante bien en algunos tramos, pero en otros le falta algo de mala leche, el director mantiene las virtudes y la esencia que le ha dado tantas alegrías. Eso si no se le puede recriminar en ningún momento que no defienda a la clase trabajadora. Si algo tiene este director es que nadie le va a cambiar su forma de pensar. Y esos ideales hacen que algunas de sus películas no tengan la suficiente fuerza ni el rigor de consagrarse como un gran éxito. La forma de dirigir y como retrata la sociedad actual me parecen muy buenas. Para mí sin ser una obra maestra, es una película que me ha gustado y que se puede recomendar.

Lo mejor: Ariane Ascaride y como retrata la sociedad actual
Lo peor: Le falta fuerza en muchos tramos

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
LASO83
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27 de julio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo y sigo con interés esta última entrega de un Guédiguian que permanece tan fiel a sus principios sociales como a su Marsella natal. Me reencuentro una vez más con gozo con su troupe habitual de actores y me sigue invadiendo la misma nostalgia y el mismo desencanto de un tiempo pasado donde los ideales sociales se han diluido entre decepciones, fracasos, egoísmos y una vuelta perenne a la casilla de salida en un juego en el que los dados siguen trucados y siempre acaban por comerse tu ficha. No queda otra que refugiarse en el más bello de los haikus que uno pueda ser capaz de sentir.

Otra cosa es que le haya salido un melodrama social con tintes folletinescos y algún que otro subrayado innecesario. Se lo perdonamos.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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29 de noviembre de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Guédiguian vuelve a reunir a su elenco de siempre en su predilecta Marsella para recuperar su implicación con la clase obrera y presentar una nueva película social. Esta vez, a pocos días del estreno de Sorry we missed you, el director se convierte en el “Ken Loach del cine francés” y denuncia también la precariedad laboral; solo que con una visión muy oscura.

El film arranca con un grandioso prólogo en el que se combinan bellísimas imágenes del nacimiento de la pequeña Gloria con el título Sic transit gloria mundi, todo acompañado por ópera. Sin embargo, el tono decae a los pocos minutos y la audiencia se ve envuelta en una agobiante serie de calamidades que no dejan casi ni un respiro. Aunque logran transmitir el mensaje de manera contundente, resultan un tanto forzadas e impiden que la cinta llegue a ser un drama interesante.

Todos los personajes evidencian la injusticia laboral de una manera u otra: desempleo, precariedad, competencia desleal, sindicatos en huelgas radicales… Y debido a los problemas que van castigándolos, no pueden evolucionar, convirtiéndose en caricaturas que solo giran alrededor del dinero. Además, varios diálogos que mantienen entre ellos están cargados de sentimentalismo y simpleza, lo que redondea la inverosimilitud en la que cae el film.

El reparto, no obstante, eleva la categoría del largometraje con sus interpretaciones. Especialmente la generación de los abuelos, que son quienes encarnan todos los valores, como el perdón, el esfuerzo o la nobleza; en contraposición a los vicios y defectos de sus hijos. Entre ellos, cabe mencionar un erotismo que no halla explicación ni en la trama ni en la construcción de los personajes.

En definitiva, Gloria mundi resulta en una propuesta grotesca y amarga que angustia al espectador con la constante mala suerte que va asolando a los protagonistas, impidiendo cualquier reflexión. A pesar de su inicio prometedor, el guion se va ensombreciendo y alargando hasta transferir la denuncia al público de manera tajante y sin posibilidad de réplica.

www.contraste.info
Revista Contraste
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