Noche de violencia

Interesante Western dirigido por el poco concido Bernard McEveety, ya que se dedicó principalmente a la televisión. Tal vez por esto la mayor parte del film está rodado en estudio, lo cual no perjudica mucho a la película, ya que la historia que se nos narra se ajusta bastante a su desarrollo en interiores.
El reparto es bastante conocido, pero si el principal protagonista Chuck Connors, que fué jugador de baloncesto, sobre el que recae la historia que se nos narra, hubiese sido un actor de más renombre, posiblemente hubiera tenido mayor impacto el film, pero cumple su cometido. Es la historia de una venganza muchas veces vista, pero tiene su atractivo. En esta ocasión no aparece ni el ejército ni los indios. La secuencia de violencia final es lo mejor de esta producción.
La fotografía es excelente, y la versión española (doblaje) realizada en Barcelona es de gran calidad y en algunas ocasiones mejora la interpretación de algunos actores de esta película.

José Antonio ZG

He visto esta película ya dos veces, y me reafirmo en mi primera impresión: es un film curioso, situado en una década, los años 60, en la que el western estadounidense, en su conjunto, decae en calidad con respecto al de la década anterior, pero en el que hay obras muy, pero muy interesantes, que tratan de modernizar el género, usarlo para hablar de una época de grandes cambios, o simplemente dar visiones muy personales, afines al cine de autor afianzado en el cine europeo en esos mismos años. "Noche de violencia" es una película tan curiosa como por ejemplo "La ciudad sin ley" (Death of a Gunfighter, 1969), de Robert Totten y Don Siegel. Y es curiosa por su reparto, que cumple muy bien con su cometido, y en el que destacan algunos actores y actrices por estar infrautilizados: Michael Rennie, Gloria Grahame, Bill Bixby...La pareja que forman estos dos últimos es una de las parejas más estimulantes jamás propuestas por el cine estadounidense.

Por otro lado, el personaje de Bixby es también muy curioso, y este gran actor, que trabajó sobre todo en series de televisión, demostró aquí que podía encarnar muy bien a un malo en un western. La música que abre y cierra la película es muy bonita, sin duda.

O la noche de la venganza, porque de esto va este curioso western.
Buen comienzo con música pegadiza en los créditos estimulando la curiosidad del espectador con lo que ocurrió en Coldiran (Texas) la noche del 16 de agosto de 1864. Un siglo después un cartel recuerda todavía la efeméride.
La historia está bien contada en la sinopsis. Cuando Jonas Trapp (Connors), un vaquero con el aspecto de Cocodrilo Dundee y olor a búfalo, vuelve al pueblo para reunirse con su esposa a todos estorba. Nadie lo espera, ninguna falta hace allí.
Pero vuelve en busca de venganza. Y la encuentra.
Buen ritmo, emoción, suspense por el desenlace, violencia. Pero también un excelente plantel de personalidades. Jhonsy Boy (Bixby) es el mequetrefe mujeriego y aprovechado, el atildado Brooks Durham (Rennie) el banquero enamorado y ladrón, completando el trío de sinvergüenzas Elwood (Akins) el cuatrero borracho. Sinvergüenzas, sí, pero con sus matices, sus remordimientos, sus claroscuros.
Buenos personajes que culminan con la voluble Jessie (Hays), la esposa de Jonas ahora enamorada del banquero. También con su ambición y también con sus dudas.
Brillantes escenas con el desenlace de los malvados, especialmente la confesión pública de Brooks.
Un buen western, poco conocido pero original. Recomendable.