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Brujas mágicas

Comedia En el año 1595, la Inquisición ejerce una gran influencia sobre la España de ese siglo. En un pueblo español vive el molinero Diego, irresistible para las jóvenes del lugar, que le asedian constantemente. Mientras, al pueblo llega un fraile que se dirige de perenigración a Santiago, y que es confundido con un hombre enviado por la Inquisición. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
24 de julio de 2011
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siglo XVI. En un pueblo cualquiera tenemos un simpático molinero (Pajares) que se lleva a todas las chavalas al catre. La mujer del alcalde (Paloma Hurtado) es una calentorra que intenta por todos los medios, sin conseguirlo, cepillarse al joven molinero. Y es que a su marido el alcalde no se le levanta, y acude a una curandera para que le solucione el problema (no había Viagra en esa época, por desgracia para él).

En medio de estos y otros problemas conyugales, la despechada mujer del señor impotente, como venganza, pone una denuncia a la Inquisición acusando al pobre molinero de brujería. No tardará en llegar al pueblo un tipo al que todos confunden con el temido inquisidor: Antonio Ozores, haciendo de simpático caradura, en el papel más agradecido de la peli.

Lo bueno de estas películas es que ya sabes de antemano lo que te vas a encontrar, y si no te va este rollo ni desperdicias el tiempo en ellas. Pero si quieres echarte unas risas con chistes y personajes delirantes pues no te la pierdas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cirilo
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19 de septiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Irregular film de Mariano Ozores en aquellos años donde las películas se producían cómo rosquillas, las actrices se veían forzadas a ir muy ligeritas de ropa y, las cosas como son, este tipo de cine del destape alcanzaba grandes números en taquilla. El cineasta recurre aquí a uno de sus actores fetiche, Andrés Pajares, quien caracteriza a un molinero con un extraño don para atraer al sexo opuesto.

El guión tiene algún hallazgo y verdadero potencial en algunas cuestiones, especialmente en materia relativa a esa confusión de una persona con un temible inquisidor. Realmente, se podría hacer algo realmente transgresor y de potente ironía con algunos de los ingredientes que baraja este guión.

Como fuere, finalmente queda en agua de borrajas, sin que se llegué a hacer un producto más digno que otros de este tiempo. La vis cómica de Pajares brinda algún buen gag, estando bien acompañado por un casting donde debería estacarse a un joven Ángel de Andrés o el siempre inspirado en improvisaciones Antonio Ozores.

En un papel pequeño debe destacarse a una joven Adriana Ozores, quien luego desarrollaría tan notable carrera como intérprete.

Apta para curiosos de la época.
El Libanés
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15 de junio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brujas divertidas, aquelarres malditos, impostores eclesiásticos, mágicos poderes, patéticos donjuanes, inquisidores con muy mala uva y otros líos y amoríos de padre y muy señor mío.
¿Quién se pensaba que la España del XVI pudiera ser tan divertida?

Ahí estaba el incombustible Mariano Ozores, al pie del cañón, terminando un 1.980 glorioso donde llegó a firmar la friolera de siete películas (a ver quién es capaz de igualar eso hoy día), algunas de las mejores de la lucrativa etapa que comenzó junto a sus nuevos ahijados, Andrés Pajares y Fernando Esteso, pareja culpable de las buenas cifras logradas en taquilla con títulos como "Los Energéticos", "Yo Hice a Roque III" (la mejor, sin duda alguna) y "Queremos un Hijo Tuyo", esta última sólo en colaboración del sr. Esteso.
Y es que, tras probar suerte con la otra mitad del dúo (es decir, Pajares) en "El Liguero Mágico" y ver la buena respuesta que recibió por parte del público, el director se juntaría de nuevo con él y repetiría la misma fórmula para el productor José Frade: rodar una película de época con sus clásicos y disparatados elementos; fórmula que poco después le daría un exitoso resultado con "Cristobal Colón, de oficio Descubridor" (aunque yo todavía me pregunto cómo y por qué). Ahora, de finales del XIX donde se situaba la anterior peripecia Pajares/Ozores, pasamos a un siglo XVI presto a concluir, un siglo de pobreza, Inquisición, nuevos impuestos implantados por las Cortes y una guerra con Francia que terminará mal para nosotros (y para Enrique IV).

Pero estos conflictos y problemas de tan alta índole poco importan al cineasta y a los habitantes del pequeño pueblo de La Rioja donde nos lleva directamente para contarnos la vida tan ajetreada que tiene que soportar Diego, un joven bonachón que trabaja tanto de pregonero como de molinero e irresistible para todas las mozas que se cruzan en su camino; de hecho, "Brujas Mágicas" se ahorra cualquier preámbulo para meternos en harina (de manera literal) con esa orgía que se quieren montar tres chavalas del lugar con el susodicho Diego.
Orgía de desnudo general presenciada por el ama del molino y esposa del noble Don Lope, quien además, y como no podía ser de otro modo, también desea al chico porque las relaciones sexuales con su marido están algo más que en un punto muerto. En este imaginario de Valle-Inclán sucio y terroso pasado por el filtro del "destape" y un humor de trazos "pythonianos" desata Ozores el clásico enredo entre chicas de buen ver y el joven de turno experto en amoríos añadiendo de por medio elementos de fantasía (poderes mágicos, brujas, hechizos, ya se sabe), todo ello despidiendo un plomizo aroma de cutrez que la verdad hace caer de espaldas (sin comentarios sobre la escena del jarrón moviéndose de acá para allá...).

Alusiones a sucesos de la época en que se ubica la historia también se cruzarán con burlas sobre temas y personajes sociales y políticos de la España de los '80, recurso utilizado hasta el tedio (son muchas y muy cansinas las intervenciones del tonto del pueblo para meter con calzador una de esas alusiones). Con la llegada al lugar de un peregrino al que todos consideran un miembro de la Santa Inquisición, ridiculizada hasta el paroxismo por Ozores, la confusión será aun mayor entre Diego, Julisa, la hija de Lope que está enamorado del anterior y otros rocambolescos individuos, visión disparatada de los clásicos personajes de la fábulas pastoriles y picarescas de la época.
Pero lo cierto es que cualquier excusa le sirve al director para introducir desnudos entre secuencias que se estiran y estiran y nunca ven el momento de acabar (la "reconstrucción" de los hechos en el molino frente a Lope y el peregrino impostor es tan extensa que hasta resulta tediosa), además presentando un nivel de erotismo más acentuado que en "El Liguero Mágico"; es un hecho, los títulos protagonizados por Pajares solían ser más picantes que los de Esteso (como el carisma y la gracia del segundo no la tenía el primero algo había que hacer para que el hombre se luciera).

También recurso habitual de Ozores, sus alocadas historias habían de concluir en un clímax todavía más alocado, como ese desenlace con todos los personajes reunidos frente al auténtico inquisidor donde además se dan algunas sorpresas increíbles (por absurdas) que ponen el argumento patas arriba. Pajares vuelve a sentirse de lo más cómodo haciendo el tonto entre guapas y desnudas mozas, pero no queda ni rastro del carisma que derrochaba en "El Liguero Mágico" (él siempre necesitó a Esteso a su lado); mientras tanto Antonio Ozores de charlatán caradura, de nuevo con su clásica verborrea ininteligible.
Al lado de éstos (cuyas intervenciones del segundo siempre roban el protagonismo al primero) secundarios como el gran Ángel de Andrés, Paloma Hurtado, Adrián Ortega y Paco Camoiras, la presencia de las guapas Adriana Ozores, María Casal, Alexia Loreto y Pilar Alcón, y una de las chicas habituales del director, la tremenda Azucena Hernández. Alegre, zafia y coronada con un final mordaz y de claras intenciones (ese icónico "vota a UCD") "Brujas Mágicas" no posee el ingenio de "El Liguero Mágico", éxito que el bueno de Ozores intentó repetir pero no consiguió.

Una de los mejores momentos, quizás el más simpático: Pajares imitando a Jesús Hermida en una escena que parece enteramente un "sketch" sacado de "Monty Pyhton's Flying Circus".
Chris Jiménez
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