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Noche de verano

Drama Crónica de la relación de varias parejas durante el tiempo que transcurre entre dos verbenas de San Juan, en Barcelona. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
17 de mayo de 2017
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Radiografías matrimoniales en la sociedad industrial barcelonesa, la clase burguesa con sus problemas de comunicación, frustraciones personales y extra matrimoniales en busca del amor, el ambiente festivo y hedonista entre verbenas con su baile de farolillos en el que debería sonar el vals de las velas y suena una cosa parecida al jazz. Una interesante película demasiado atrevida para la época dentro del nuevo cine español. Un paseo por la Barcelona nocturna de petardos y hogueras en las noches del solsticio de verano. Film de grandes influencias del cine italiano acerca de la pareja, el aburrimiento y la vacuidad de las relaciones sociales de finales de los cincuenta.

Ópera prima de Jorge Grau, un inquieto cineasta catalán que había estudiado cine en la Italia de aquel periodo influenciado por cineastas como Antonioni y Fellini, o sea nada que ver con el drama del neorrealismo de Rossellini o Visconti. Film financiado en parte por el Opus que no gustó a la parroquia y que la censura la masacró sin piedad, hoy día felizmente restaurada por la Filmoteca Nacional. Buenos actores donde destaca el apuesto Paco Rabal y el famoso Gian María Volonté, entre las tres parejas de jóvenes, y donde su trama no termina de cuajar, seguramente por la falta de experiencia de su director. La marcha nupcial de Mendelshon sirve de elipsis para hacer transcurrir ese año entre verbenas de San Juan. Una forma atractiva de disfrutar de la Barcelona urbana de los sesenta con sus ramblas y su fuente de canaletas. Interesante como documento histórico.

En la hora del adiós como escribidor en esta web sobre cine, me despido de los que me leyeron y animaron, también de los que me ignoraron, de mis amigos y conocidos, con agradecimiento y sin acritud. Invadido por el hastío que me produce la intolerancia, el sectarismo ideológico, el postureo hipócrita, el cinismo y la mezquindad. La vida está llena de etapas y experiencias, así es como lo entiendo yo, para mí acabó este periodo de reflexionar sobre el cine como enriquecimiento cultural en este foro de ideas y de forma altruista, siempre con la mejor predisposición. Al no sentirme motivado prefiero dedicar mi tiempo a otros menesteres más provechosos y gratificantes. En la actualidad, el discurso sobre el cine y su consideración artística ha cambiado considerablemente, se ha banalizado derivando hacia el infantilismo y la pirotecnia que ha calado en esta web, convirtiéndose en un mantra excluyente que sólo soportan los cinéfilos pusilánimes y llorones. Fue bonito mientras duró, ahora lo mejor es dejar paso a otros que aporten nuevas reflexiones e ideas acerca de este maravilloso arte. Gracias a todos y hasta siempre.
Antonio Morales
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17 de abril de 2012
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
1962, Barcelona: un joven e inquieto director novel, Jorge Grau, más tarde Jordi Grau, rueda su primera película con un reparto de lujo para la época, sobre todo por la parte italiana: Volonté, Orsini, Neri, Allasio, Lopert... Noche de San Juan, erotismo a flor de piel (pero atención, estamos en el franquismo y sólo vale insinuar, y siempre dentro de unos límites), calor, hogueras, el baile del farolito en La Paloma, varias parejas con sus más y sus menos... Pero no hay nada que hacer. Antonioni queda muy lejos, y a pesar de la palpable admiración de director y guionistas por el mítico autor italiano (con referencia en los diálogos incluida), las relaciones son ridículas, los diálogos impostados, las situaciones de sainete, y el problema de la incomunicación parece remitirse a la falta de sexo entre dichas parejas (que también). Queda como un documento irrepetible de una Barcelona que ya no existe, enterrada bajo millones de turistas y el provincianismo de un ayuntamiento y un gobierno a los que sólo les falta la barretina y el trabuco para dejar bien a las claras lo que son: una pandilla de paletos.
Imprescindible para aquellos que, como yo, crecimos en aquellos años y en esta ciudad. Cinematográficamente, poca chicha.
Eduardo
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5 de septiembre de 2013
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace pocos días he podido ver por fin el primer largometraje dirigido por Jorge Grau, "Noche de verano", en una versión restaurada e íntegra, promovida por la Filmoteca Española, y emitida luego en una cadena de televisión. Me ha gustado mucho. La película trata las vivencias de varios hombres y mujeres en dos noches de verano de dos años consecutivos, dos noches protagonizadas por las fiestas de San Juan, y sus verbenas, en Barcelona y alrededores. Grau demuestra que unos años atrás había estudiado cine en Italia; no sólo por las citas, muy directas, de algunos films italianos -"Te querré siempre", de Roberto Rossellini, y "La aventura", de Michelangelo Antonioni- sino también por mostrarnos, a través de la burguesía catalana, un mundo muy similar al del cine de Antonioni: la incomunicación, las difíciles relaciones entre hombres y mujeres, la falta de valores en un contexto urbano, moderno y confortable, la objetividad, todo eso parece trasplantado de Antonioni a Grau. Claro que Antonioni hacía su cine en una democracia, y Grau, en una dictadura, lo que da mucho mérito a esta película, situada en el momento de despegue del "Nuevo Cine Español".

Este largometraje, espléndido de principio a fin, bascula entre lo individual y lo colectivo, y entre el retrato de hombres débiles y mujeres indecisas, mediante un cine directo, testimonial, que capta el ambiente de toda una época, y de toda una gran ciudad.

Francisco Rabal -que por esos años también sería actor de Antonioni- hace ya aquí una de las varias colaboraciones con directores debutantes en el cine español de los años 60.Luego les tocaría el turno a Carlos Saura, a Miguel Picazo... Por desgracia, Rabal está doblado. El reparto es muy competente, y hay actores, como Volonté, desaprovechados.
Pedro Triguero_Lizana
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26 de mayo de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El conjunto de la película no queda perjudicado por el peculiar estilo narrativo que revela ya que el planteamiento del que parte no necesitaba una continuidad fílmica mucho mejor trazada y aunque la película se nutre de anécdotas que no están bien ordenadas dando como resultado una especie de rompecabezas que no acaba de formarse la obra resulta verdaderamente interesante y Jorge Grau revela una gran personalidad ya en su primera película y la verdad es que se reveló como un cineasta brillante capaz de hacer una pequeña joya del cine experimental español como fue "Acteón" o de hacer una obra tan sugestiva a partir de sencillos detalles como "Una historia de amor". En "Noche de verano" demuestra poseer un estilo propio que se refleja en algunos detalles de ambientación y el film consigue mantener la atención a partir de un planteamiento complicado que mezcla lo mundano con lo intimista. Francisco Rabal, María Cuadra, Umberto Orsini, Rosalba Neri y Gian Maria Volonté en los principales papeles están dirigidos con brillantez y demuestran una elogiable dignidad artística. Es "Noche de verano" un curioso ejemplo de como el cine español se renovó estéticamente en los años 60 con una mezcla de elegancia y creatividad y el hecho de ser una coproducción con Italia la hace aún más atractiva. Agrada el fondo musical que hay en la primera escena en la que Rabal va conduciendo y es una obra que posee un atractivo extraño y un sabor agridulce que puede sorprender.
Cromatico
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18 de mayo de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ahondar en el aspecto técnico y directivo ya que no tengo la ficha a mano, pasaremos directamente a comentar lo que es un cuadro social burgués, adulto, en la España de las vías y en época estival.

Se centra el argumento en un grupo difuso de ... podríamos decir ¿amigos? No lo sé. Yo no lo diría, es un grupo de gente situada económicamente en el que la ocasión los reúne en escenarios comunes y es allí donde se desarrollarán los deseos humanos, concisos, obvios, deseos sexuales como los de todos, aumentados virtualmente por esas noches de verano de calor tropical que invitan al desenfreno.

Son deseos no satisfechos en los que por encima de todo campea a sus anchas las formas de una sociedad policial, estricta, aunque en este caso muestran unas conductas que quieren escapar de formalidades, que quieren alcanzar libertad de movimientos y de madurez (Francisco Rabal entra en la habitación de una amiga que está casada pero que en ese momento duerme sola). Aún así, el ambiente de la película es triste, define, eso sí, muy bien la angustia y el deseo carnal y a quien le interese más o menos conocerlo se podrá hacer una idea bastante clara y el que no quiera o le dé igual cómo se manifestaban los amores secretos, los prohibidos, y los legalmente establecidos por ley y etc, pues no encontrará otra cosa porque no hay crímenes ni paraísos ni camas redondas ni lances amorosos ni ná de ná que traspase la gruesa línea Maginot de la moral pública latente.

Así pues una frustración del amor que lleva a una melancolía malsana, continua en la película, no logra desembarazarse de ella ni un minuto, y es triste pues esos deseos reprimidos nos llevan a unos personajes angustiosos, deprimidos e infelices que hacen a la película igual. En fin, muy triste y basándose en matrimonios en los que el hombre se frustra y se muere por otra mujer, pero claro la otra mujer no está para aventuras y simplezas, lógicamente. A veces uno llega tarde a la estación, a veces uno se equivoca de tren, a veces se tropieza en el andén, se caen las maletas y se hace el ridículo y en aquellos tiempos rectificar y reconducir la vida suponía tal lucha contra los estamentos civiles-religiosos que al término seguro que ya andaría por la segunda vida.

Bueno, en fin… la vida… En otro orden de cosas …
Desde mi ventana el mar no se ve, pero tranquilo, todo no puede ser.
floïd blue
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