Viernes 13

Una tienda de discos de mi ciudad no resiste la crisis que sufre el colectivo del pequeño comercio y anuncia con grandes carteles precios increíbles en todo y cada uno de sus productos. Liquidación por cierre, que le llaman. Me decido y entro para ver si hay algo interesante que rescatar en la sección DVD, y efectivamente lo hay; muy buenas películas a precios ridículos. Tenía pinta aquello de durar poco menos que un suspiro.

Con la pasta que llevaba en esos momentos encima, me daba para hacerme con media docena de películas. Había un problema. Encontré más de seis candidatas para meterlas en la buchaca. ¿Cuál me llevo?, ¿Cuál abandono en suerte?. ¿De cuales de las no elegidas me tendré que arrepentir mañana?.
Lo curioso de todo es que sabía demasiado bien que "Viernes 13" no era precisamente de las mejores opciones, pero aun así se convirtió instantáneamente en la primera elección pese a esos dos o tres puntos de calidad de más que contenían las que finalmente quedaran descartadas.

¿Que por qué entonces dejar escapar conscientemente mejores cintas a costa de la irregular "Viernes 13"?. Por su solera. Por lo que representa. Porque alguien que apila películas en un disco duro sólo busca filmes de ocho, nueve y dieces. Pero el auténtico coleccionista, el que disfruta montando en casa con mimo un pequeño imperio cinematográfico a golpe de talón persigue además contar con títulos simbólicos de la historia del cine. "Supermán", "El exorcista", "Rocky", "Tiburón", "Carrie", "Alien", "El resplandor" o la misma "Viernes 13" pondrán gustar más o menos. Pero tienen que estar ahí. Forman parte de la historia. Sin ellas en una colección no hay glamour. Títulos legendarios y representativos que nunca dejarán de estar en la memoria del séptimo arte. Y eso como poco merece un respeto.

"Viernes 13" a día de hoy es insustancial. Un muchacho dice en su crítica que se llevó un chasco, que está mitificada. Lleva razón. Es por ello que no se la recomiendo a nadie que tenga menos de unos 26 años. Al resto, los que sí vivimos en primera persona la evolución del cine desde los ochenta, valoramos la idiosincrasia de esos otros productos de aquellos años locos. Y lo que es más importante, sabemos disfrutarlo a sabiendas de su bajísima calidad. ¿Por qué? No se lo sabría explicar a un joven cinéfilo. Él mismo lo descubrirá cuando dentro de 20 años le diga un futuro adolescente lo cutre y lo mal hecha que está la vieja "Avatar".

Ni sus propios creadores eran conscientes de lo que estaban haciendo y creando, toda una saga de películas con un guión tan clónico que hoy en día resulta un tanto risible. Esto es una lástima, pero es rigurosamente cierto (bajo mi punto de vista) que “Viernes 13” es un film que ha envejecido bastante mal. Un vistazo hoy en día nos deja una pobre impresión de uno de los títulos más emblemáticos del slasher de los 80, posiblemente el más importante después del “Halloween” de Carpenter. Quizás una remasterización sobre el sonido nos hubiera dado una expectativa un poco más alta de que realmente ofrece, pues resulta previsible y simple hasta más no poder, sólo recomendada para los nostálgicos que con ella crecimos y que somos capaces de sacar lecturas algo positivas y seguramente exageradas al respecto. Pero, al fin y al cabo el cine tiene mucho de eso, de la nostalgia y el recuerdo que su recuerdo nos deja en el tiempo. Lo más curioso de esta película no es sólo su sorprendente éxito, sino el cúmulo inacabable de secuelas que fue capaz de generar, incluso las impresentables “Jason X” y “Freddy vs Jason” una especie de secuelas mutantes que trataron de explotar un personaje ya acabado de por sí. Sería un buen momento (ahora que está tan de moda) un buen remake que limpiara ese regusto desgastado que nos deja el film de Sean S. Cunningham.

Primera de una inacabable saga de productos machacados hasta la saciedad, “Viernes 13” forma parte ya de la memoria colectiva de una generación que degustó con avidez el aluvión de films de terror que la industria yankee procreó durante la transición de los 70 a los 80.

Objetivamente hablando, la peli de Cunningham es malilla. No mala del todo, pero sí bastante... flojilla, vamos. Mis siete estrellitas sólo son congruentes y sostenibles vistas desde la perspectiva de un adolescente que flipaba con todo lo que tuviera que ver con el género en cuestión y que adolecía de un bagaje cinéfilo en condiciones. Me dispongo, pues, a defender “Viernes 13” desde la nostalgia y desde la convicción de que, pese a sus incuestionables despropósitos, la célula madre de Jason cuenta con una serie de ases bajo la manga que propiciaron un éxito sin precedentes en la historia del género.

Estamos ante una peli de bajo presupuesto, rodada en tan sólo seis semanas y dirigida, básicamente, al público adolescente. No creo, por lo tanto, que Mr. Cunningham persiguiera rivalizar con Hitchcock o Corman ni ambicionara alcanzar, bajo su humilde condición, quiméricos retos artísticos. Sin embargo, “Viernes 13”, colocándose a rebufo de “La noche de Halloween”, se convirtió -casi sin pretenderlo- en uno de los monumentos más aclamados de la caspa terrorífica. Y es que para triunfar en cualquier cosa la clave consiste en llegar antes que los demás. Cierto es que la mayoría de los recursos que emplea Cunningham resultan hoy en día tópicos, trillados y malolientes a todas luces, pero os aseguro que en 1980 todo ello pasaba bastante desapercibido. “Viernes 13”, además, posee el encanto de pertenecer a la facción más ‘freaky’ del género, virtud que le confiere un halo candoroso absolutamente entrañable. Tal vez no alcance el anhelado calificativo de ‘film de culto’ que farolean títulos como “La noche de Halloween”, “Posesión infernal” o “La cosa”, pero estoy seguro que “Viernes 13”, desde su ingenuidad y modestia, (como “Aullidos”, “Muertos y enterrados” o “Bendición mortal”) pasará con el tiempo a ser objeto de estudio de futuras generaciones cinéfilas con menos ínfulas y prejuicios.

P.d.: Por cierto, la mayoría de actores están calamitosos (Betsy Palmer a la cabeza) pero, curiosamente, uno de ellos alcanzó la fama...

Irónicamente esta película es la que catapultó a la fama a un psychokiller que no sale en toda la película. ¿Spoiler? No, en absoluto. Simplemente no sale Jason Voorhees por ninguna parte. La historia se resume en un grupo de personas que van a un campamento para trabajar como monitores, para adecentarlo de cara a que los jóvenes puedan ir ahí a posteriori a tener unas buenas vacaciones. Pero claro, eso nunca llega. Alguien empieza a cargárselos a todos, una se hace la heroína, bla, bla bla, hasta llegar a un giro de guión tan absurdo que hace que me entren ganas de ver alguna película de Uwe Boll.

Justamente considero Viernes 13 la peor película del género de aquella época contando únicamente las películas originales de estas sagas infinitas, no secuelas ni nada de eso, sólo Pesadilla en Elm Street, Halloween, etcétera. Carece de ritmo, no es demasiado aterradora, no hay un villano carismático, las muertes son rutinarias y aburridillas, el guión es un cliché tras cliché sin arriesgar lo más mínimo... es prescindible, pero aún así tiene bastante orgullo y es mucho mejor que la mayoría de las cintas actuales, que sólo se empeñan en asustar son sonidos estridentes y con toneladas de gore.

Aunque le de un rotundo diez, no pretendo comparar "Viernes 13" con películas de la talla de "El Padrino" o "Tiburón" porque no procede... sencillamente le doy un diez porque, dentro de su categoría, se lo merece sin lugar a dudas. Hay que juzgarla como lo que es: una excelente película de terror y un clásico en su género.

"Viernes 13" surge a raíz del exitazo del "Halloween" de Carpenter, y supone el inicio de una de las sagas más rentables, exitosas y apreciadas dentro del género de terror, así como una de las más altas cotas dentro de ese sub-género que se ha dado en llamar "slasher movies", género consistente básicamente en "matar truculenta e indiscriminadamente a un montón de adolescentes estúpidos".

Siempre habrá un lugar en mi corazón para "Viernes 13", es de esos clásicos ochenteros que nunca mueren. Como el buen vino, "Viernes 13" mejora con los años. Es una película de una sencillez extrema, pero potente como ella sola. Sencillamente sigue poniendo los nervios de punta: esa atmósfera rural, Ralph el loco con su bicicleta, la excelente banda sonora de Harry Manfredini, los puntos de vista subjetivos del asesino, el "mátala mamá" o esas secuencias que tienen lugar en los baños del campamento... ufff... todos los elementos del clásico imperecedero están ahí...

Creo que las cuatro primeras entregas de "Viernes 13" (esta primera de Sean S. Cunningham, la 2 y la 3 de Steve Miner y el llamado "Capítulo Final", de Joseph Zito) mantienen el suficiente nivel de calidad y coherencia en todos los aspectos como para ser consideradas una más que notable saga de cuatro capítulos (en mi opinión, es evidente que el "Capítulo Final" debió haber sido realmente el último) porque a partir de la quinta entrega en adelante esta saga no ha hecho más que empeorar hasta límites rocambolescos.

"Viernes 13" de Sean S. Cunningham, imprescindible para fans del género.