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Vénus noire (Venus negra)

Drama Basada en la vida real de Saartjie Baartman, una mujer sudafricana que fue exhibida como un animal a principios del siglo XIX en la Academia Real de Medicina de París (1817). "No he visto nunca una cabeza humana tan parecida a la de un simio", dice el anatomista Georges Cuvier frente al cuerpo sin vida de Saartjie Baartman. Un grupo de colegas aplaude su ocurrencia. Siete años antes, Saartjie había llegado de Sudáfrica con su padrino ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
11 de octubre de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión de “La Venus negra”, está basado en una historia real y cuenta los últimos años de la vida de Saartije Baartman, mas conocida como “la Venus hotentote”, una mujer negra sudafricana, nacida en 1789, que padecía de esteatopigia, lo que en griego significa “grasa en los glúteos” un síntoma que se desarrolla sobretodo en las mujeres de ciertas tribus africanas después de dar a luz, así como de una hipertrofia de sus órganos sexuales.
Esa mujer que trabajaba como criada para un colono holandés en África del Sur, aceptó la propuesta de su amo de exhibirse en Europa como artista, a cambio de una compensación financiera. Era el año de 1800. Pero la realidad es que ese colono sin escrúpulos la explotó como si fuera un monstruo de feria, transformándola en una especie de “mujer elefante”, primero en Londres y luego en París.
La curiosidad malsana de las ferias no impidió que el mundo de la ciencia se interesara también por ese “fenómeno”. Sin embargo al negarse a cooperar con los científicos, su amo la vendió a un domador de animales que la llevó de Londres a los burdeles más sórdidos de París, siendo sometida a la prostitución contra su voluntad.
Saartjie murió de una neumonía, enferma de sífilis, abandonada en un burdel a los 25 años de edad. Su cuerpo sin vida fue vendido a Georges Cuvier, uno de los fundadores de la anatomía moderna. Su esqueleto, sus nalgas y sus órganos genitales fueron conservados en el Museo del Hombre en París, hasta fines de los años setenta. Respondiendo a una reclamación del gobierno sudafricano, los restos de la Venus hotentote fueron restituidos a su país de origen e inhumados en Capou, su provincia natal en 2002, en donde su pueblo le rindió homenaje.

La película de Kechiche traza con emoción ese atentado contra la dignidad humana que representa la historia de la Venus hotentote. La joven cubana Yahima Torres, logra un papel de composición a la altura de los excelentes intérpretes masculinos: el sudafricano André Jacobs y el belga Olivier Gourmet .

Lo mejor: Cuando en Francia el tema de la inmigración, y de la integración del extranjero en la sociedad francesa es de total actualidad, una película como “La Venus negra” que tiene una evidente lectura contemporánea, viene a recordarnos el triste legado del colonialismo

Lo peor: la extensión de su metraje, dos horas y cuarenta minutos, que hubiera merecido algunas elipsis. El tono triste y sombrio de toda la película.
flashion
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1 de mayo de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Venus Negra” (Venus noire) es una obra que se ha exhibido en muestras de cine, porque no es una película comercial, ni apta para todo público, sino para personas con criterio maduro, porque es sumamente cruel, pero a la vez valiosa por ser una denuncia contra el racismo y la misoginia. Es una producción francesa que fue rodada en 2010 por el director tunecino-francés Abdellatif Kechiche e interpretada magistralmente por la actriz cubana Yahima Torres.

«Jamás he visto cabeza humana más parecida a la de un mono». Con estas palabras, expresadas por el científico francés Georges Cuvier, comienza la historia, la cual se basa en un caso real del siglo XIX. Nos presenta la tragedia de una mujer africana llamada Saartjie, cuyo nombre cristiano fue Sarah Baartman; ésta fue llevada a Europa por su amo en 1810, cuando ella tenía veinte años de edad; fue llamada la “Venus Hotentote” y se le exhibió como un fenómeno de la naturaleza, debido a que tenía un cuerpo muy voluptuoso y rasgos faciales grotescos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Angel Sanabria
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1 de marzo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El valor de esta película radica en la tremenda historia que relata y los muchos temas y aspectos que se se tocan como el racismo científico, la supremacía racial, los zoológicos humanos, las miserias humanos de las altas esferas sociales durante el siglo XIX, por no mencionar el conocimiento sobre ciertas etnias africanas sobre lo cual tampoco se profundiza.

Desgraciadamente la película tiene muchísimos aspectos negativos. El guión es totalmente plano, aunque hay momentos fuertes y muy intensos, estos no se explotan dramáticamente en lo más mínimo y así se procede a lo largo de las 2 horas y media de duración, con escenas innecesariamente alargadas; muchas situaciones reiterativas en ciertos aspectos; momentos de llanto, tristeza o violencia totalmente desaprovechados, mal dirigidos; escenas de diálogo monótonas con un manejo de cámaras que no aprovecha la escenografía ni el vestuario para dar interés visual; una estética en general muy poco interesante; no hay musicalización y casi ninguna escena en exteriores dando la impresión de que es una película de poco presupuesto con una ambientación que se siente fingida y actuaciones un poco deficientes y muy mal dirigidas. Y ni hablar de la falta de profundidad en los temas tocados. No hay ni siquiera momentos de sentimentalismo que provoquen tristeza o conmuevan mucho, y eso podría considerarse incluso un logro pues los eventos contados son desgarradores.

Muy a pesar de todo esto la película no aburre, una vez más, sostenida solo gracias al increíble relato.

Es una lástima pues con esa historia, podrían haberse logrado grandes cosas al nivel de películas como El Hombre Elefante; sin embargo no deja de ser una película recomendable.
mikealeks
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29 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siglo XIX, en pleno furor de teorías raciales. En Europa, se exhiben rarezas de la naturaleza encontradas en los continentes que los europeos conquistan; a la vez, los científicos quieren analizar los fenómenos para concluir (cómo no) en la superioridad de la raza blanca y, por ende, en la necesidad de llevar las luces de la razón a los continentes salvajes. Esto es lo que retrata esta película.

Imposible no pensar en Elephant man (David Lynch, 1980), en la La donna scimmia (Marco Ferreri, con Ugo Tognazzi y Annie Girardot, 1964) una historia espeluznante en la que Annie Girardot representa a una mujer hirsuta, basada en un hecho real.

Las contradicciones: el mismo país que impulsó gran parte del colonialismo (Reino Unido) es el mismo que luchó por los derechos humanos. Abogó por la abolición de la esclavitud, destapó el escándalo de los trabajadores del caucho en Brasil a principios del siglo XX. Aquí, se muestra cómo una comisión del continente africano quiere interrogar a la Venus para demostrar que la están denigrando.

Pero centrándonos en la película, que se desarrolla hacia 1810, está clara desde el principio la intención del autor: mostrar estos excesos y, de ahí, denunciarlos. Resultan repetitivas las escenas del show con la Venus y los espectadores desatados que pueden tocarla y jalearla, así como las escenas con el amo, que la anima a seguir y le lanza reprimendas a partes iguales para que no falle.

En cuanto a los asistentes al espectáculo de las tabernas de Londres, son seres más salvajes que los que supuestamente vienen de África.

Llega un momento en que nos surge como espectores una inquietante sensación: mirando del mismo modo que lo hacen esas gentes, nos parece estar contribuyendo a ese voyeurismo malsano, a esa degradación. Y esa sensación perdura cuando en otra fase de la película se centra en la observación científica. Aquí, contrariamente a la horda de salvajes, los científicos tienen un semblante serio y sobrio, pero la observan, la miden y le hablan sin perder el más mínimo detalle, considerándola como un objeto de estudio, nunca como una persona. Solo uno de los dibujantes que forma parte de este comité la trata como un ser humano (¡sí!).

Pero igual este es el propósito: poner a prueba nuestra resistencia. ¿Somos tan inhumanos como la gente que vemos en la pantalla? Y surge otra pregunta: ¿sería posible un espectáculo por el estilo actualmente? ¿Iríamos a verlo si tal fuera el caso?

Yahmina Torres, que hace de Venus, impresionante, con su rostro impasible y atento a todo lo que ocurre a su alrededor, registrando y padeciendo. Hay algo fácil en la película (quién no se va a compadecer hoy en día), pero también algo científico: la cámara se limita a grabar, a registrar las reacciones para que cada uno saque su conclusión. Música ambiental de ferias, buena ambientación de la época napoleónica.

Según reza una cartela al final, el cuerpo de Saartijie fue exhibido en el Museo del Hombre en París hasta 1974. Veinte años después fue reclamado por Sudáfrica. Desde 2002 descansa en su tierra natal.

Escenas:
- En el juicio, cuando ella niega todo maltrato.
- La inspección por parte de los científicos.
- Al final, dos acciones en paralelo: la inspección del cuerpo y la elaboración de su molde.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francesca
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21 de julio de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la primera media hora de proyección, la película adopta el aspecto de un desafío muy serio, suena como un grito entre penumbras y cada fotograma exige al espectador la adopción de una postura personal.
Luego vienen las matizaciones y se hace luz sobre los puntos oscuros, la trama se desarrolla con fluidez y la sorpresa inicial tiende hacia el sobrecogimiento.
El trabajo cinematográfico resulta muy eficaz y coherente, la narrativa es vigorosa, la intención de su mensaje encuentra siempre el camino idóneo y la cámara filma las escenas de manera que el dramatismo cobre vida propia en un ambiente fielmente recreado.
Siempre en un contexto de alta carga psicológica.
Y cuando el metraje empieza a juzgarse excesivo, la circunferencia se cierra sobre sí misma para que ningún detalle permanezca oculto y ningún misterio sin desvelar.
La interpretación es extraordinaria y la dirección muy acertada.
ABSENTA
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