Chestnut: El héroe de Central Park

Muchas veces en este mundo miro una cantidad de perros callejeros que buscan pacientemente o impacientemente comida, y más si es basura que es lo que se almacena; y lo más deprimente es no encontrar un lugar para dormir y muchas personas sobre todos las niñas y las damas sienten lástima y/o consideración de adoptarlos para reintegrarlos a la familia. Peor aún, es que algunos dueños que dicen y aseguran tenerlo prefieren mantenerlos encerrados con comidas racionadas soportando las inclemencias climáticas y tienen que aullar y ladrar desesperadamente perturbando la tranquilidad de los vecinos llamando a las autoridades pseudocompetentes para que ayuden a resolver el problema del abandono animal, ni hablar del maltrato a golpes, psicológico o moral.
Una película medianamente buena y que levanta moral es con Chesnut en la que en un orfanato dos niñas encuentran afuera un perro de raza y lo tienen que esconder con astucia antes de que la monja encargada anuncia que tienen que ir a vivir con una pareja que las adoptara y por ningún motivo pueden dejar abandonado a Chesnut en la que las niñas deben tener cuidado con que el perro no paraba de crecer y tener mucho cuidado de que sus padres adoptivos no se dieran cuenta.
Los libretos y la trama pueriles y medianamente predecibles, no obstante, da un toque sobre tener mascotas en la cual se debe tratar como un hijo con mucho esmero sin descuidar de los demás haciendo pedagogía de como darle un mejor trato a los animales y que no son un juguete desechable sino que tienen su forma de sentir, el cariño que le tienen a sus dueños de modo recíproco, en especial, su modo de educación; y que hay que ayudar a los animales para puedan ser libres con responsabilidad sin mantenerlos encadenados y bajo un cuidado que deben tener. Un gran ejemplo es con Chesnut.