El internado

He leído muchas críticas que ponen a parir un montón del films por el simple y mero hecho de ser slashers sin pararse a mirar si sus cualidades técnicas y métodos de realización son buenos o como mínimo aceptables. El slasher siempre ha sido un género denostado en demasía, algo injusto porque existen clásicos slashers sobresalientes (véase "Halloween" o "Viernes 13"), con méritos suficientes como para no merecer ese desprestigio al que siempre son sometidas por parte de la crítica. Ahora bien, hay bodrios infames como éste que se han encargado de hundir más en la mierda dicho género tan popular, incluso hasta a día de hoy. Los ochenta fue su década dorada, aunque desgraciadamente también durante esta década surgieron productos lamentables que querían chupar del éxito de la fórmula aportada por ejemplo por los dos clásicos que he mencionado antes y que la verdad son engendros abominables. Películas como ésta, o "Splatter University" o mierdas del estilo, son el ejemplo de cómo dentro del mismo género se puede separar la mierda dentro del mismo, de la calidad a pesar de tener unos esquemas similares. "Halloween", "Viernes 13", "La quema", "El asesino de Rosemary", "Cumpleaños mortal", "Noche de graduación", "Un San Valentín sangriento", etc, son films slashers de primera categoria, el argumento es similar, pero muy pocos críticos querrán reconocer que están muy bien hechas, muy bien planteadas, muy bien logradas visualmente y sobre todo perfectamente realizadas en temas de maquillaje y efectos que en resumidas cuentas es lo fundamental en films slashers. En cambio nos topamos con una película como ésta, una película para nada profesional, mal hecha, peor interpretada, cutre a más no poder, con fallos en todas partes, cero terror, menos suspense, aburridísima (a pesar de durar poco más de una hora); vamos, en definitiva un puñetero truño, un mojón y un insulto al género. Yo plantearía a los criticuchos que van de listos que ponen a parir cualquier slasher por ser un slasher, que se viesen los que he mencionado que son de la primera categoría y que luego se viesen esto y se planteasen sus argumentos a la hora de criticar una película basándose en todo tipo de aspecto, no solo argumental, no solo técnico y creo que si son mínimamente listos (que en muchos casos, lo dudo) sabrán ver las diferencias. Pues bueno esta mierda yo no se la recomiendo a nadie, es de esas porquerías que mejor nunca se hubiesen rodado, es mala hasta la saciedad.

Slasher ochentero pero ya algo tardío, bastante soso y falto de ideas, es increíble que después de tantísimas películas de asesinos que salieron en esta época, se les ocurriera sacar este producto barato, con una historia ya más que vista, con asesinatos tan simples (cuando lo que prima en el subgénero slasher es la originalidad de las muertes), y sin nada que destaque.

Actuaciones bastante normalitas, una idea (el que el asesino y su hermana estén conectados psíquicamente) a la que no supieron sacarle partido, poca sangre, nada de gore... la verdad es que es una película de ver por ver, demasiado plana.

¿Quién dice que la sororidad sólo se aplique para combatir a la discriminación y la violencia después de que se haya producido? En la propia denominación de toda fraternidad de universidad va implícito, ¡juntas hasta el final! Y con final me refiero a hacer piña hasta que sólo quede en pie una final girl bregándose con el monstruo de marras al que le unen lazos sanguíneos. Eso sí, no falta los zanguangos que reciben el mismo jarabe de palo: por ahí anda el actor de doblaje -y futuro Lord Zedd ('Power Rangers')- Robert Axelrod haciendo de celador de manicomio o la tropa de sementales que visitan a las heroínas de noche en su residencia.
La sombra de Debra Hill y John Carpenter, mas que alargada, cubre toda la premisa de la película, no tanto por el cuidado en imitar planos, atmósfera onírica en ciertos momentos y perfiles del reparto (ahí la inspiración corre por cuenta de Wes Craven) como por la relación de amor odio y los traumitas reprimidos de su principal protagonista con el obligatorio síndrome de siesa atormentada de reina del grito abordada por la mengana de tal Angela O'Neill, a la gresca con un hermano biológico que dejó la faena inacabada en la residencia familiar, ahora reconvertida en cuartel de las hermanas de farra en una residencia estudiantil.
Puertas rotas, brazos que salen de la cama, fotos a las que les da por sangrar (es una fraternidad de chicas, hasta las paredes menstrúan), efectos vaporosos y cristales rotos precediendo persecuciones a machete a través de las escaleras a jamelgas en camisón...
Lo que viene siendo un slasher del 86, vamos, con un plus de niñas creepy via flashɓack, visiones y todos esos recursos oníricos que siempre quedan pintones para adornar escabechinas rojas o eroticofestivas únicamente aplicables a las frescales compañeras de residencia, aunque en lo tocante a desfasarse... bueno, no parece ser el fuerte escribiendo de su guionista y directora:
"¡Fantástico, tenemos toda la casa para nosotras! ¡Comamos melón y helado!"
Una alegre fiesta de pijamas ochentera para calmar la sed de ropa hortera, bufillas al aire y violencia porque sí.
¡Yo os creo, hermanas!

Es de agradecer su corto metraje, porque en gran parte su historia y sobre todo los personajes son bastante aburridos. Las muertes y escenas de acción tampoco están muy bien elaboradas, y se hacen repetitivas.

Pero si que puedo atestiguar que me gustaron ciertos aspectos de la historia, en especial como estaban contados en forma de sueños. No es que sea la narrativa más innovadora, pero al menos parecía que se le puso un esfuerzo y mimo tanto desde el punto de vista del guión como de la realización.

En general, muy olvidable.