Antwone Fisher

Alguna ventaja debe de tener el hecho de haber sido dirigido por nombres tan importantes como Spike Lee, Norman Jewison, Edward Zwick, Kenneth Branagh, Sidney Lumet o Richard Attenborough.
Denzel Washington elige para su debut en la dirección una historia de tremenda injusticia social, de maltrato, y prácticamente de supervivencia en condiciones extraordinariamente adversas.

Un tema principal, el de la injusticia social, que ha sido una constante en la carrera de Denzel Washington, especialmente en la primera parte de su carrera (“Grita libertad”, “Tiempos de gloria”, “Malcom X”, o “Philadelphia”, entre otras).

El argumento escogido no es demasiado original, aunque sí muy emotivo. Se basa en la vida de Antwone Fisher, una de esas tantas personas anónimas que arrastran problemas a raíz de una durísima infancia, pero que tiene tesón y constancia, imprescindibles para levantarse después de cada caída.

El guión, del propio Fisher, va desmenuzando esa terrible infancia a través de unos conseguidísimos flash-backs que sumergen por completo al espectador, un episodio tras otro, logrando un interesantísimo recorrido por la vida de Antwone, magníficamente interpretado por Derek Luke. El mismo Washington se reserva un papel, el de psiquiatra, más que un médico, un amigo y un guía para su pupilo. Su labor como actor, a estas alturas, parece más que contrastada.

Se le nota a Denzel Washington cierta pericia, como queriendo dejar constancia en cada encuadre que domina la técnica y que sabe muy bien de qué va esto. Maneja bien la cámara, sabe imprimirle ritmo al film, siempre de menos a más, con un montaje bien ajustado. Da la sensación de ser una película muy meditada: cada plano parece estudiado. Pero lo más importante es que sabe contar una historia, y lo hace muy bien.

Cinta eficaz que emite sentimiento desde un principio con un trabajo sobrio pero bueno de Washington y Luke. La historia y la cámara son buenas y en conjunto constituye un drama muy sencillo pero interesante. Buen principio para Washington.

Incursión en la dirección de Denzel Washington eligiendo una historia real sobre un marinero que fue abandonado con tan sólo dos meses de edad, mostrando sin tapujos la profunda insolidaridad de la sociedad americana, el sistema de acogida a los menores a cambio de un dinero que le entregan a los padres de acogida la asistencia social, que se limpia las manos tras entregar el dinero despreocupándose de los malos tratos, de las violaciones, de la incultura, de la inmundicia, de la hez y de las cloacas de esa sociedad que se llama a sí misma la mejor del mundo. Cuantas carencias y cuanta injusticia radica en el mal llamado país de la libertad.

Estimable película fiel reflejo de esa sociedad, y también del cariño con que la familia acoge a uno de los suyos por la simple llamada de la sangre. Película para reflexionar.

La historia de un muchacho alistado en la marina, con problemas en la misma y con una infancia traumática hace hincapié en su relación entre él y el psiquiatra al que es obligado a visitar debido a sus continuas disputas con compañeros y demás. Y ahí termina la cosa, dejando por el camino el típico mensaje de superación personal, etc, etc, etc...

Tener a un Derek Luke al frente que cumple sin demasiados atavíos, pero no logra raspar en ningún momento la fibra emocional de su personaje no ayuda, ni tampoco olvidar los demás conflictos que pudieran tener otros personajes (como la más que evidente aflicción del personaje de Washington respecto a su mujer). Pero claro, la historia es de Antwone Fisher, así que para qué darle más importancia a quien no lo merece.

El problema no surge porque sea tópica, ni porque la hayamos visto mil veces, sino porque parece que el mismo Fisher (firmante del guión), no tenía demasiado que contar, y aunque la ayuda de un debutante en dirección que realiza un trabajo meritorio es digna, todo queda en un intento de primeras, flojo, y más adelante, fallido, por contar un relato que finalmente queda desgranado por boca de los protagonistas, cosa que no debería ser así, pues bien sabido es que resulta preferible que el espectador interprete lo que hay, que dárselo mascado, aunque cuando hay tan poco... ni mascado da mucho de sí.

La película está bien hecha, es sobria, cuidada, bien interpretada y todas esas cosas que tienen las películas que se precien, pero lo malo es el contenido. Una historia con un drama personal que no acaba de enganchar en casi ningún momento, salvando si acaso los últimos 20 minutos que es cuando se torna algo más interesante y sobre todo emotiva.
En resumen, bien hecha pero para mí gusto se hace demasiado aburrida, aunque pienso que tendrá un público a favor, que valorará este tipo de dramas reales (los que les guste la prensa rosa sobre todo).
Yo al menos no la volvería a ver.
Saludoss