Un cruce en el destino

Es curioso como la que prometía ser una de las grandes películas de final de año en Estados Unidos ha acabado resultando un fracaso absoluto de crítica y público. Aquí, por ejemplo, ha llegado casi sin avisar, y sin ninguna repercusión en la taquilla (solo 8 votos en esta pagina en el momento de escribir esto).
Reservation Road (paso del ridículo título español), tiene todos los ingredientes para ser una gran película. Un director sólido y potente, que venía de hacer la magnífica Hotel Rwanda. Cuatro interpretes principales de talento más que sobrado. Y una dramática historia que profundizaba en el sentimiento de culpa, la venganza, el perdón y el sentimiento ante la pérdida de un hijo. Temas todos ellos muy profundos. Esta película estaba destinada a ser carne de Oscar.
Desgraciadamente la mezcla de todos estos ingredientes, a priori extraordinarios, ha dado un resultado que no pasa de correcto. La potencia narrativa del director aquí no se ve por ningún lado. Su puesta en escena esta al correcto nivel de un telefilm de lujo. La historia no profundiza en todos los temas que he dicho, sino que pasa de puntillas por todos ellos. Si es verdad que consigue varios momentos francamente emotivos, pero con la historia que nos cuentan no es difícil.
Seguramente sea el reparto el que mejor parado salga de todo esto. Joaquin Phoenix se mantiene en su línea de personajes atormentados, aunque quizás aquí se eche de menos algo de la intensidad de otras interpretaciones suyas. Junto a él el siempre efectivo Mark Ruffalo. Pero en este caso son las chicas de la película, en papeles más secundarios, las que más me gustan, especialmente Jennifer Connelly, que tiene algunos de los mejores momentos de la historia.
Reservation Road debería provocar un gran nudo en la garganta, debería sacudir la conciencia del espectador. Desgraciadamente se queda en un tono intermedio, tan correcto como anodino.

Películas de crímen y venganza hay muchas, igual que de crimen y remordimientos, de crimen y tragedia, de tragedia y superación... Así que, consciente de sus limitaciones, Terry George, director, de "Un cruce en el destino", debió pensar que su única opción de hacer algo interesante y (relativamente) novedoso pasaba por introducir y mezclar todos los ingredientes en su película y saturar al espectador de emociones y sentimientos.

Lo de saturar, lo consigue (como para no hacerlo con tanto drama y tanta lágrima). Lo de emocionar lo consigue menos y no tanto por la habilidad de los guionistas o del director como por las interpretaciones. En general, la película es anodina salvo momentos en los que se deja que Jennifer Connelly, Joaquin Phoenix, Mira Sorvino y Mark Ruffalo saquen lo que llevan dentro, y da la sensación de que esos momentos son fruto de la casualidad y la improvisación más que de que la película haya sido planificada así.

Profesional y correcta. Se puede ver y pasar un buen rato con los protagonistas (con la historia no, porque las tramas son para dejar mal cuerpo), pero no pasará a los anales de la historia del cine.

La película es interesante, y en principio es muy creíble, pues la historia bien pudo ser basada en hechos reales. Lo que sí resulta forzado es la forma de enlazar a los personajes, tantas coincidencias podrían haberse evitado para que resultara más real. Entonces, una vez que te crees la historia, se hace más fácil aceptar que la película es buena. El problema pasa por las expectativas que uno tiene. Queríamos más del director para armar una buena historia, y los personajes no es que estén mal, es que no tienen donde lucirse, excepto por un puñado de buenas escenas.
Una película para ver sin demasiadas pretensiones, que seguramente volverá por instantes a nuestra memoria cada vez que veamos un caso como éste en las noticias de la tarde...

Lo único rescatable es la secuencia inicial donde está el mayor esmero a nivel de ritmo, con una medida de planos precisas que estimulan en buena dosis la tensión hasta ese momento cumbre que, de verdad, lastima las emociones. Pero todo sucede en los primeros 5 minutos? De ahí en adelante no pasa absolutamente nada. La investigación es inexistente, los conflictos internos en la familia se tornan anecdóticos y repetitivos, la culpa es tratada con mano suave. Toda la película se va en tratar de revelar las "pajas" mentales del padre, recreadas aburridamente a través del chateo constante con no se sabe nunca quién, en que lo veamos que siempre está preocupado y no piensa en nada más. Hay tantas escenas repitiéndolo: conduciendo, viendo a otras personas, frente al computador, en pocas palabras haciendo nada, no hay acciones. Es un triste dejar pasar el rato cinematográfico. Nada que recriminar a los actores, sencillamente se dejaron llevar por la única faceta de sus personajes, siempre están a un mismo ritmo, sin posibilidad de un quiebre emocional, todos están jodidos y terminan jodidos. No sé, creo hay historia como para un corto de unos 12 minutos y ya, no más de ahí.

Es una película que te mantiene atrapado durante todo su desarrollo. Se destacan los sentimientos de ira, pero sobretodo venganza y anhelo de justicia que llevan a un hombre a tener pensamientos, incluso adoptar acciones, que poco tienen que ver con su verdadera existencia, la que se ve perturbada fuertemente a partir de una desgracia familiar.
Si bien el guión es bastante trillado, se puede ver una buena interpretación por parte de los actores y una gran adaptación de la historia que intenta mostrar. Una actuación soberbia de Joaquín Phoenix.